Revista de España: Boletín 14

Revista de España
Tomo IV, Número 14: Boletín bibliográfico
Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

BOLETIN BIBLIOGRÁFICO.

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LIBROS ESPAÑOLES.

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Crónica del rey don Enrique III deste nombre en la casa de Castilla Y de León, copilada por Pedro Barrantes Maldonado. — Madrid 1868, imprenta de M. Galiano, Plaza de los Ministerios, núm. 2. Tirada de 300 ejemplares.

Varios aficionados á las curiosidades bibliográficas han publicado muy bien impreso este libro, que ya conocian algunos manuscrito, y del que tenian noticia todos los amantes á la Historia patria, por haber hablado del Llaguno y Amirola en el prólogo del segundo tomo de las Crónicas de Pedro Lopez de Ayala, estando además descrito en las columnas 39 y 40 del tomo II del Ensayo de una Biblioteca española de libros raros y curiosos el códice de esta Crónica, que perteneció á la librería de Salazar. Aunque no conocemos este manuscrito, parece evidente que no ha servido para la edición que nos ocupa, pues resultan algunas variantes sólo en los breves renglones que de aquel se copian en el Ensayo, donde faltan después de las palabras en los reinos de Castilla y de Leon las que dicen y en todos los sus Reinos é Señoríos, que trae la edición del Sr. Galiano. Por el contrario, en la nota referida se dice en el final que el autor acabó la recopilación en el aposento alto del Sr. Conde de Niebla, y en el impreso se calla si el tal aposento era alto ó bajo. Además, en lo que Gallardo copió se usa constantemente de la conjunción y, mientras que en la impresa se emplea con mayor frecuencia de la copulativa é; por estas y otras cosas, es de sentir que los editores no hayan puesto á esta obra un prólogo, aunque hubiese sido breve, en el que dieran noticia del origen é historia del códice ó de los códices que les hayan servido para su publicación, pues nunca es excusada esta diligencia, que sin duda hubieran agradecido los aficionados á la historia y á la bibliografía.

Con la imparcialidad que debe usarse en estas materias, diremos que esta Crónica es de escasísimo valor histórico, por que, como dice en el lugar antes citado el Sr. Llaguno, "Lo que escribió Barrantes Maldonado es un compendio de Ayala, como notó Ferreras". Además, el copilador, poeta y soldado, como otros de su tiempo, vivió más de un siglo después de ocurridos los sucesos que narra, y del contexto de lo que escribió se infiere que no tuvo á la vista más datos que los contenidos en la Crónica de Pedro Lopez de Ayala, el cual, como se sabe, sólo escribió lo relativo á los seis primeros años de este reinado, sin que hasta ahora se tenga noticia de ninguna Crónica que los abarque todos, como sucede con D. Pedro, D. Enrique II, D. Juan I, Don Juan II y D. Enrique IV, antecesores y sucesores de D. Enrique el Doliente digno sin duda de mejor fortuna en esta parte, pues en los pocos años que reinó, después de sus tutorías, demostró grandes virtudes y grandes dotes de gobierno, por lo cual vive más en la tradición que en la Historia, no habiendo quizá en España quien ignore la leyenda del gabán dado en peño para comprar la cena del Rey y el castigo que con esta ocasión impuso á los soberbios y ambiciosos magnates de su corte. Aunque todo esto ha movido á varios escritores en distintas épocas á ocuparse de tan notable Monarca, puede decirse que su historia está por escribir, pues no es completa la que publicó Gil González Dávila en 1638, ni son suficientes las noticias que da el Doctor Lozano en sus Reyes nuevos de Toledo. No hay para qué decir que el Sr. Lafuente no añade nada á lo que dicen estos escritores, que ya tuvieron en cuenta lo que Ferreras, Garibay y Mariana hablan escrito sobre el asunto.

De todas maneras, y á pesar de lo dicho, es digno de aplauso quien en las circunstancias presentes se arriesga á hacer los gastos de una edición como la que anunciamos para que sea conocido un libro que ofrece sin duda algún interés para los curiosos y eruditos.

Elementos de Literatura por José Coll y Vehí, Doctor en Filosofía y Letras, Licenciado en Jurisprudencia, Director y Catedrático del Instituto provincial de segunda enseñanza, Académico correspondiente de la Real Academia Español, y Numerario de la de Buenas Letras y de las Bellas Artes de Barcelona. - Cuarta edición, Barcelona, 1868. - Un tomo en 8º de 444 páginas.


De los pocos buenos libros que para servir de texto en nuestros establecimientos de enseñanza, se han escrito modernamente, es uno este que tenemos delante. El por sí solo bastaría para formar la envidiable reputación literaria de que goza el Sr. Coll y Vehí. Bien puede asegurarse que hace época en la historia de la ciencia sobre que versa. Compárese con los tratados de Luzan, Mayans, Sánchez Barbero, Gomez Hermosilla, y aun con él Manual de literatura del Sr. Gil y Zárate, y se verá cuán superior es á todos ellos por el plan, por la doctrina, por la erudicion; en una palabra, por todas sus condiciones tanto internas como externas. En aquellos humanistas, aún cuando brillen aciertos notables, apénas descubrimos otra cosa que el arte de la literatura, las reglas y preceptos de composicion empíricamente formulados: en Coll y Vehí encontramos la ciencia, tal como los progresos de la estética y de la lingüística y las investigaciones histórico-literarias de nuestro siglo la demandan, pero sin la aridez y exagerado didacticismo con qué otros la presentan, antes bien, combinando discretamente el elemento histórico y práctico con el filosófico, y la amenidad de las formas con el rigor de las deducciones; por donde la lectura de su obra, que ahora sale considerablemente aumentada, no es útil sólo á los estudiantes, sino igualmente á los que ya han dejado de serlo, y aun á toda clase de personas medianamente cultas qué quieran adquirir algunas nociones sólidas y bien concertadas acerca de la Literatura. El estilo y lenguaje son de lo más perfecto que se usa en nuestra época. No vacilamos en afirmar que el Sr. Coll y Vehí es uno de los escritores catalanes que con más facilidad, elegancia y pureza han manejado el habla castellana.

Manuale Isagogicum in Sacra Biblia, ex recentioribus ac proestantissimis operibus collegit, hodierno scientice statui accommadare tentavit, et sacrarum literarum studioso juventutis offert Franc. X. Caminero Muñoz; proesbit: palentinus ac doctor theologus. — Luci Augusti, 1868. — Sumptibus et typís Emm. Soto Freire. — Un tomo de VIII. — 766 páginas en 4.º

Como de esta obra, por más de un concepto notable, habrá de darse detallada noticia en uno de los artículos que pensamos publicar en nuestra Revista, nos limitaremos aquí á ligeras indicaciones acerca de su mérito é importancia. Su aparición es lo que suele llamarse un acontecimiento, ya se atienda al largo espacio de tiempo (más de un siglo) trascurrido sin que saliera á luz en España ningún otro libro del mismo género, ya á la vastísima instrucción que revela en el autor y le coloca en el número de los hombres más eminentes de nuestra patria. Lenguas vivas y muertas, clásicas y orientales, geología, arqueología histórica y prehistórica, etnografía, estética; en una palabra, cuantos conocimientos son precisos para cultivar dignamente los estudios bíblicos y ponerlos á la altura en que los tienen Francia y Alemania; todo eso demuestra poseer el Sr. Caminero, y poseerlo profundamente, según la soltura, aplomo y seguridad con que camina por el inmenso campo que en su magnífica obra recorre. Increíble parece que con la mezquina enseñanza teológica de nuestras Universidades y Seminarios, haya podido formarse un escriturario tan consumado, á quien por sólo esta su primera producción deberá de hoy más la patria de Arias Montano, y de tantos otros insignes bíblicos, verse redimida de la vergonzosa nota que le acarreaba hasta aquí el hecho de que en sus escuelas se estudiara la Sagrada Escritura por autores extranjeros ya olvidados en sus respectivas naciones. El Sr. Caminero hace adelantar un siglo á los estudios bíblicos españoles. ¡Lástima que haya escrito en una lengua, viva tan sólo para el clero, y no muy estudiada hoy, cuando las cuestiones que ventila son de interés general, pues se relacionan con las más trascendentales teorías históricas, geológicas, filológicas y fisiológicas de la ciencia contemporánea, y de su solución pende el porvenir del mundo! ¡Lástima que no ponga su obra en castellano, á fin de que puedan disfrutarla tantas, y tantas personas ilustradas como conocemos, poco afectas á leer libros escritos en el idioma del Lacio, y que sin embargo, gustan de las especulaciones bíblicas, que tan fecundo impulso han recibido en nuestro siglo, de la crítica y exegesis alemanas!

Justo creemos hacer mérito de la parte tipográfica. Decir que la impresión es limpia y elegante no tendría nada de nuevo para los que conocen la Historia de Galicia, de Murguia, El Caballero de las botas azules, de Rosalía Castro, y otras muchas publicaciones del Sr. Soto Freire, el editor más hábil, arrojado y laborioso que hoy existe en España, fuera de Madrid y Barcelona. Lo que no puede menos de llamar la atención, por la novedad del intento y la felicidad del desempeño, es el hallar impreso en Lugo, capital de ínfima clase, un libro que, como el Manuale Isagogicum, lleva numerosos pasajes griegos y hebreos intercalados en el texto y en las notas; cosa inaudita en Galicia y muy poco frecuente aun en poblaciones de primer órden. ¡Cuan grandes progresos tipográficos no supone este hecho, respecto de la época, todavía no remota, en que el Sr. Bardon tenia que montar una imprenta especial y convertirse en cajista para dar á la estampa en Madrid sus Lectiones groecoe!


Director y Editor, José L. Albareda.