Respuesta de Carranza al Memorandum de Obregón y Villa (1914-09-13)

Contestación de Carranza al memorándum de Álvaro Obregón y Francisco Villa.


Con la atención y escrupulosidad que la trascendencia de la materia lo exige, me he impuesto del contenido de las proposiciones presentadas en nombre del Cuerpo de Ejército del Noroeste y de la División del Norte, ya que se me hizo el honor como Jefe Supremo de la Revolución, de someterlas a mi criterio.

En general, cuestiones de tan profunda importancia no pueden ser discutidas ni aprobadas por un reducido número de personas, ya que ellas deben trascender a la Nación entera y siendo, por lo mismo, de su soberana competencia.

De ingente necesidad es el establecimiento de un gobierno verdaderamente nacional, que sea la representación genuina del pueblo, y, por ende, la segura garantía de sus libertades y derechos; es decir, que ese Gobierno sea una resultante natural y legítima de una voluntad popular. Si la Revolución ha creado con el pueblo compromisos que debe cumplir, justo y necesario es que esa Revolución se inspire en los intereses de ese pueblo, investigando y extrayendo las raíces de sus males, aplicando los remedios consiguientes y orientándola, de una manera definitiva, hacia una finalidad progresista y firme. Esta finalidad, en mi concepto, solamente puede alcanzarse con las reformas propias y adecuadas a la transformación de nuestro actual medio politico-económico y con las leyes que deben garantizarlas.

En las expresadas ideas se fundamenta mi criterio -seguro estoy que el de ustedes también-, para proceder a la reconstrucción del país; siendo ésta una consecuencia forzosa de los ideales revolucionarios. Claro que el Plan de Guadalupe, inspirado en las anormales y urgentísimas circunstancias del momento, no pudo diseñar siquiera, todos y cada uno de los problemas que deberían y deben resolverse; pero tras el movimiento inicial, esos problemas han surgido de una manera espontánea y urge su resolución más o menos inmediata, ya que podemos decir que la insurrección llega a su fin, destruyendo -tal es su objeto-, los obstáculos para el proceso regenerador e innovador.

De las nueve proposiciones contenidas en el estudio a que me refiero, la primera debe considerarse como definitivamente aprobada; en la cuarta es necesaria la modificación, en el sentido de que se convoque a elecciones de ayuntamientos y jueces municipales en aquellos lugares en que está establecida la elección popular para el caso y, en las demás, conforme a las leyes respectivas. Las demás proposiciones de trascendentalísima importancia, no pueden considerarse objeto de discusión entre tres o cuatro personas, sino que deben discutirse y aprobarse, en mi concepto, por una asamblea que pueda tener imbíbita la representación del país.

Inspirado en este espíritu democrático, práctico además, he creído de altísima conveniencia la convocación a una junta en que deban discutirse y aprobarse, no solamente las proposiciones a que me refiero, sino todas aquellas de la trascendencia de éstas y de interés general. Esta junta deberá celebrarse en esta ciudad el día primero del próximo octubre, y es seguro que de ella surgirá la cimentación definitiva de la futura marcha política y económica de la Nación, ya que tendrá que ser ilustrada con los más firmes criterios y los más enérgicos espíritus que han sabido sostener los ideales revolucionarios. En consecuencia, espero que sabrán interpretar ustedes las sanas intenciones mías y que sabrán cooperar en la trascendente obra, lo cual, además de ser en bien de la patria, redunda en gratitud de la colectividad mexicana hacia sus actuales directores.

Venustiano Carranza. Sept 13 de 1914.


Fuente: Historia del ejército y de la revolución constitucionalista, por el General Juan Barragán Rodríguez.