Renunciando a la poesía (Valdés)
Quédate, adiós, pendiente de este pino sin defensa del tiempo a los rigores, cítara en que canté de mis amores las gracias y el ingenio peregrino. Guárdala, oh tronco, que honras el camino por muestra de la fe de dos pastores, do puedan cortesanos amadores tomar lecciones de un amor divino. Mientras la oyó viviendo mi señora, con cuerdas de oro resonar solía, y fieras crudas amansó su canto; ya que el alma feliz los cielos mora, y en esta tumba su ceniza fría, cesen los versos, y principie el llanto.