Renuncia de Adolfo Rodríguez Saá

Discurso de renuncia
de Adolfo Rodríguez Saá

Señoras y Señores:

Durante estos siete días que trabajé por la pacificación del pueblo argentino nunca me referí a lo que suele llamarse la herencia recibida.

Simplemente porque intentaba generar optimismo a nuestro pueblo. Todos sabemos que el país se encuentra en la más grande bancarrota de la historia. Para decirlo en términos simples no han dejado nada. Repito nada. Ni siquiera el derecho a tener esperanza.

Hoy a esta misma hora pensaba anunciar el plan económico para el país que con un grupo importante de economistas habíamos elaborado donde entre otras medidas definiría la apertura del corralito financiero con las siguientes modalidades:

1) asegurar el pago de los ahorros populares,

2) asegurar que este pago se haga de similar poder adquisitivo al depositado,

3) el cronograma de pago se hará de acuerdo a las posibilidades financieras de los bancos que el depositante eligió,

4) se garantizaban los montos de lo depositado con las garantías que los bancos tienen en su cartera de crédito.

Acompañaban estas medidas la presentación del Presupuesto para el año 2002 que ya está confeccionado no sólo con equilibrio fiscal sino además con la eliminación de todos los gastos de la corruptela del Estado.

El presupuesto 2002 se realizó con toda seriedad tomando los menores cálculos para el cálculo de recursos.

Los recursos tributarios se calculaban en 33.353 millones de pesos, los no tributarios en 3.500 y los de capital en 866 lo que daba un total de recursos de 38.019 millones, muy inferior al anterior presupuesto.

Con estos 38 mil millones de pesos, el Estado nacional puede cubrir remuneraciones el 100 por ciento, que son 4.917 millones, el 100 por cien de jubilaciones y pensiones 16.114, dejar para bienes y servicios 1.300 millones, cubrir el 100 por ciento de las necesidades del PAMI, de las universidades que son 1.575, los 4.251 millones que corresponden a las provincias que complementan lo pactado por coparticipación federal. Un plan social unificado que contempla un millón de empleos durante un año 2.400 millones y el resto de los planes 1.200 millones.

Se prevé para el pago de intereses 3.500 millones y una inversión real en obra publica de 554 millones lo que da un total 38.019 millones. Exactamente igual que los recursos. La Argentina puede y debe tener un presupuesto equilibrado y donde los recortes deben ir a la corruptela y eliminar los gastos superfluos y no los sueldos de los empleados y jubilados.

También se habían comprometido los gobernadores a firmar una ley de coparticipación que traería pacificación en la relación nación provincias y permitiera una seria negociación con los organismos internacionales.

Se ha dado comienzo al proceso electoral con la orden de confección de los padrones correspondientes, orden impartida el miércoles pasado. El mes de marzo habrá elecciones en Argentina.

Pienso que la sociedad viene cuestionando el accionar de la Corte Suprema. Este tema debe ser incluido en la agenda institucional de la Argentina.

En estos 7 días, donde me han exigido que haga lo que no se ha hecho en los últimos 30 años, solamente pude hacer y que no es poco lo siguiente:

1) Tomamos la decisión de suspender el pago de la deuda externa, cuestión sobre la que nadie podrá volver taras. Esta sola decisión ya representa un enorme beneficio económico y social para el país. El Congreso Nacional tiene la participación institucional correspondiente. Y el mundo ha comprendido esta prudente decisión.

2) Comencé el proceso de inclusión social de todos los marginados de un sistema perverso. Esta es una tarea gigantesca y el gran desafío de la era de la globalización. Todos los argentinos somos iguales.

3) Comencé un plan de un millón de puestos de trabajo. En sólo en 7 días ya alcanzó la suma de 230 mil personas y que en los próximos 10 días puede llegarse al millón.

4) Se realizó el más fantástico plan de austeridad eliminando autos oficiales, celulares, salarios excesivos y todo acto superfluo. Se bajaron con un tope de 3 mil pesos los sueldos máximos del Poder Ejecutivo Nacional y se disminuyo el 40 por ciento de la planta del personal político.

A pesar de que se quiere transmitir lo contrario hemos evitado el aislamiento de la Argentina y afianzado los lazos amistad con Europa EE.UU. y el Mercosur.

En el orden interno mantuvimos excelente relaciones con las provincias argentinas de todo signo, incluida la Capital Federal.

Levantamos el estado de sitio en Buenos Aires, San Juan y Entre ríos y comenzamos a transitar el camino de la paz.

Cambiamos la relación entre las fuerzas de seguridad y el pueblo en ocasión del ultimo cacerolazo. Permitimos la expresión popular pacifica y respetuosa que se realizaba y confrontamos solo y en última instancia ante el desborde delictivo.

Y esto es nuevo en Argentina.

Todo esto en siete días de los cuales solamente tres fueron hábiles. Hice un gran esfuerzo. El pueblo argentino hizo un gran esfuerzo.

Los lobos o los lobbies que andan sueltos no han entendido la esencia de los nuevos tiempos y pretenden mantener los privilegios de la vieja Argentina. No voy a ser el presidente de la continuidad de esa vieja Argentina. No voy a ser el presidente de la represión al pueblo, para sostener las posiciones de factores de poder, a los que muchos me incitan. No acepto esa infamia.

He pretendido ser quien inicie el cambio en la Argentina. Estoy seguro de haberlo logrado.

Salvo los gobernadores peronistas de Formosa, Salta, San Luis Buenos Aires, Misiones y La Rioja, los demás me han quitado el apoyo.

Especialmente el gobernador de Córdoba que priorizó la interna partidaria a los intereses la patria.

Muchos legisladores siguen creyendo que están primero las prebendas a la Patria. Aquellos que me apoyan representan escasa fuente de legitimidad.

Esta actitud de mezquindad y retaceo no me deja otro camino que presentar mi renuncia indeclinable a la Asamblea legislativa.

Comunico esta decisión al pueblo argentino y dejo la presidencia desde este mismo instante en manos del presidente provisional del Senado a quien he comunicado telefónicamente mi decisión.

Si durante mi brevísima gestión he ofendido a alguien le pido perdón.

He puesto mis mejores sentimientos.

Agradezco enormemente a quienes me ayudaron, a quienes me comprendieron y a quienes me siguieron.

Ruego a Dios que ilumine al futuro presidente y que la Argentina reencuentre el camino de la paz y justicia.

Procedo en este acto a entregarle al señor edecán mi renuncia indeclinable a la Presidencia de la Nación Argentina dirigida a la asamblea legislativa le pido al edecán que proceda a viajar a Buenos Aires a hacer la entrega a ese honorable cuerpo.

Buenas noches, muchas gracias, viva la Argentina.

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