Reflexiones o sentencias: 18


§ 171. Mas exageramos las buenas calidades de los otros por dar á entender nuestro discernimiento, que por recomendar su mérito; y queremos grangearnos los elogios, cuando parece que los tributamos.


§ 172. Ni gustamos de alabar á otros, ni lo hacemos jamas sin interes. La alabanza es una fina lisonja, oculta y delicada, que satisface diferentemente al que la da y al que la recibe: éste la toma como recompensa de su mérito, y aquel la da por manifestar su discernimiento y equidad.


§ 173. Usamos regularmente de unas alabanzas emponzoñadas, que de resulta descubren en aquellos á quienes alabamos los defectos que de otro modo no nos atrevemos á manifestar.


§ 174. Regularmente alabamos solo por ser alabados.


§ 175. Pocos hay tan diestros, que sepan preferir el útil vituperio á la peligrosa alabanza.


§ 176. Ni alabamos la virtud, ni vituperamos el vicio, sino por interes.


§ 177. Hay reprehensiones que elogian, y elogios que reprehenden.


§ 178. La modestia que parece rehusar las alabanzas, no es efectivamente otra cosa que un deseo de conseguir otras mayores.


§ 179. Rehusar las alabanzas, es un deseo de ser alabado dos veces.


§ 180. Los elogios que se nos tributan sirven á lo menos para fijarnos en la práctica de las virtudes.