REFLEXIONES...


¡Vosotros corazones
Que gozáis de la dulce edad temprana,
Que llenos de ilusiones
Contempláis el mañana,
Viendo lo eterno como cosa vana:


¿No sabéis que la muerte
Hiere lo mismo al joven que al anciano?
Que es la misma la suerte
Del noble o del aldeano
Cuando lo quiere el inmutable arcano?


Y ¿por qué la extrañeza
Invade vuestro ser cuando alguien muere,
Y os llenáis de sorpresa?
¿No es ley que el que naciere
Ha de morir cuando el Señor lo quiere?

Es porque el pensamiento
De lo triste apartáis, y ¿no es seguro
Que el que corre sin tiento
Por un espacio oscuro,
Chocará, sorprendido, contra el muro?


¡Pensad, pensad ahora;
Que así, no ha de tomaros de sorpresa,
Y jamás «la traidora»
Llamaréis en su alteza
A la única humana real certeza!


Y cuando os llegue el día,
Ese día supremo y justiciero,
¡Veréis la cercanía
Del fin del derrotero,
Sin un rictus de asombro postrimero!