Recuerdos de un ausente
Hermosas hebras de ébano luciente, sobre la nieve y rosas esparcidas, o con arte a los lados divididas para dejar que luzca la alba frente. Ojos, donde reside un fuego ardiente, cejas, arcos de Amor, cejas pulidas, en mi pecho os halláis tan esculpidas, como si no estuviera agora ausente. Y vosotros, hoyuelos, producidos de una risa, entre perlas lisonjera, cuyos ecos anhelan mis oídos. Si sólo imaginados, de manera mi alma excitáis que pierdo los sentidos, al veros, ¿qué será? ¡Quién, ay, os viera!