Recordando el entierro de EsproncedaRecordando el entierro de EsproncedaAntonio Ros de Olano
¡Cayó sin dar un ¡ay! en la primera
y última desventura de su vida!...
¡Ya no asusta el cometa sin medida
que se apagó en mitad de la carrera!
Y este llanto que moja mi severa,
rugosa faz en la vejez sumida,
es ya la última lágrima exprimida
de una fuente de amor que amor no espera.
¡Poeta del pesar!... De la clemente
tumba que de los vivos te separa,
rompe la losa con tu férrea mano...
Canta el himno a la muerte que inspirara
a tu virtud el infortunio humano,
y escupe al vulgo hipócrita en la cara.