Recordación Florida/Al Lector
Esta Primera parte de mi Historia natural, material, militar y política del Reino de Goathemala, tan solamente se reduce y trata de fundamentar en su imperio y señorío á los primeros gentiles indios Tultecas, que fueron los fundadores, pobladores y dueños desta utilísima, rica, deliciosa y extendida región; cifrando y proponiendo, en el argumento de ella, con expresión, su originaria naturaleza y su establecimiento, pacífica y tranquilamente asentado por elección, en estas dilatadamente, prolíficas, extendidísi mas, admirables provincias; con sus ordenanzas y leyes de municipio é imperio, en que, manteniéndose inalterables con el curso de los tiempos y felicidad continuada desde sus primeros principios, aumentólo su primer rey Acxopil de numerosas ciudades y pueblos, atropados en generación maravillosa. Derramándose la numerosidad y procreación de estas gentes á las montañas más remotamente ignoradas, sin leyes, consejo, ni gobierno que los mantuviese en sociable y política concordia, y olvidados éstos, tanto de sus urbanos y racionales principios, convertidos en agrestes y montaraces, hicieron distinción de generación y estirpe que conocemos por bárbaros. Al mismo tiempo los ciudadanos políticos, olvidados, en la prosperidad de su dicha, de sus humildes y pobres principios, aspirando á mayor grandeza y soberanía, y elevado anticipadamente Acxopil al trono majestuoso de rey supremo, constituyó en señorios separados á sus dos hijos; señalando la parte de Cachiquel, que es Goathemala, á Jintemal, y la de Quiché á Acxiquát, que poco después se llamaron reyes. Que son asunto y objeto especial de esta obra, en su generación.
Motivos fueron, para emprender este no despreciable ni ligero trabajo, la consideración atentamente cariñosa á mi patria, de que, siendo en la circunvalación de su reino de 1.700 leguas de tierra, prolíficamente fecunda y estimablemente rica de minerales y preciosísimos frutos, hayan los autores y cronistas de Indias gastado tan poco papel y tan pocos renglones en describir sus maravillas; y que habiendo tantos años que se escribió de este Reino aquello poco, y haberse después acá descubierto y conocido mucho más, en copia grandísimamente útil de hierbas medicinales, gomas y licores aromáticos, raíces y cortezas saludablemente provechosas y necesarias á la salud temporal; fuentes minerales no menos adecuadas con proporción medicinal á la curación de varias y perniciosas dolencias, y muchas admirables y estupendas antigüedades y materiales máquinas, erigidas perfectamente en arte de arquitectura por los antiguos indios (que á muchos parecen incultos) cuando gozaban de su mayor y más crecida opulencia; en que se reparan y admiran subterráneos dilatadísimos, que atraviesan muchas leguas de tierra, labrados á fuerza de pico y industria admirablemente perfecta del arte de geometría, de grande y notable maravilla; que admirándome y suspendiéndome unos motivos y otros, me inclinaron la pluma á ir acaudalando y recogiendo fragmentos y materiales ricos para esta obra: que sólo perderá de la estimación, á este agregado de maravillas, por el defecto de la traza que podré darle.
No hizo menos estímulo al celo que me asiste, de servir y obsequiar á mi patria, el encontrarme, con mucha distinción y claridad, en los libros secretos de mi ilustre cabildo de esta ciudad de Goathemala, las peligrosas, sangrientas guerras y conquistas de las ciudades y pueblos numerosos de las provincias del Reino, y rebeliones de los indios, que dieron nueva ocasión á otras reducciones, que hasta hoy no se han escrito, ni dado á la noticia de los hombres, por ninguno de los autores antiguos ni modernos; defraudándose lastimosamente el crédito de estos descubrimientos y sujeciones de nuevas tierras, y el mérito de aquellos excelentes y admirables españoles que las pusieron debidamente debajo de la obediencia católica de nuestro grande, poderoso y soberano Rey de las Españas. No siendo el menor, ni menos prolijo que continuado trabajo, el de leer letra tan antigua y revesada, y muy deslucida con el tiempo y el agua y cieno del volcán que inundó la ciudad vieja; haciéndome considerar que, pasando más tiempo por ellos, se hará su inteligencia más difícil y aun imposible: no siendo menos prodigiosas y admirables, que las militares, las concurrencias políticas de aquellos ancianos, venerandos, dichosos tiempos que en ellos se hallan; en que, así en las dos fundaciones de la ciudad vieja, como en la erección de la que hoy gozamos, y otros puntos y casos de gran sustancia, se descubre el juicio, máximas, inmensa idea y fundamento de aquellos primeros españoles que conquistaron y poblaron este Reino.
Mas como quiera que el no extender ni dilatar la pluma, en esta Primera parte, á más discurso, que el que en ella se ciñe y comprende en sola la formación y descripción del valle de esta ciudad, parecerá haberla ocupado con sola una provincia, pudiendo este volumen abrazar más sucinta y compendiosamente otra mucha circunvalación de tierra, es necesario que advierta la discreción y juicio de mis lectores, que esta es la principalísima provincia del Reino y el objeto primero á que atienden las demás, y toda la atención y contemplación de los hombres que habitan el Reino: pues todas las demás, con esta provincia de Goathemala, son como las líneas de la esfera, que todas van á parar al centro, y que de ella se producen y dimanan autorizadamente los órdenes de la conservación, aumento, lustre y dilatación de las otras, como de su principal cuerpo y cabeza: ocupándome, como preciso por lo político, de la primera erección de la ciudad antigua, su destruición y lamentable ruina, y edificación y nueva ostentativa planta de la que hoy tenemos, con los varios y inquietos accidentes de aquellos apartados, venerandos ancianos tiempos, y aclarando muchos de los acaecimientos de aquel floreciente, dorado siglo, que andan envueltos en muchas maliciosas, desacertadas relaciones; como también, por la atención del natural respeto á la que es cabeza, metrópoli, corte y colonia de todo el Reino, donde reside y tiene el augusto majestuoso trono la Real Pretorial Chancillería, y ser la catedral primitiva esta de Goathemala, por haberse erigido antes, con muchos años, que la de Chiapa, Verapaz, Comayagua y León de Nicaragua, con el motivo de ser esta muy noble y muy leal ciudad de Santiago de los Caballeros de Goathemala, cabecera de reino, y referirse en este tomo los privilegios y gracias con que los señores Reyes la han favorecido, ennoblecido y honrado. Y que aun tocando en el todo lo principal de aquellos dichosos, acreditados tiempos, restan muchas cosas, que será preciso insertar en la Segunda parte, que en esta Primera no se refieran; porque el tercero y cuarto libro de cabildo, entre otros muy antiguos y deslustrados papeles del archivo, estaban tan barajados y encubiertos, que hoy tengo en mi poder, anotados con sumo trabajo, por lo antiguo, deslucido y abreviado de su escritura, y entresacados á mis apuntamientos, lo más notable, curioso y oculto de ellos.
Pero no siendo el menor entre los motivos que excitaron y movieron calurosa y atentamente mi celo, el hallar la historia de la conquista de Nueva España, que compuso la verdad acreditada y ingenua testificación de mi veneradamente atendido autor Bernal Díaz del Castillo, mi rebisabuelo, y sacó á luz el R. P. M . Fr. Alonso Remón, en su última impresión, por descuido y inadvertencia del impresor ó por cuidado de negociación interesadamente solícita, defectuosa y adulterada en partes, como me advierte su original borrador que pára en mi poder; me pareció motivo tan suficientemente grave, que cuando no ocurriera otro que el de ilustrar la pureza y verdad de este autor de obligación mía, me hubiera precisado á tomar la pluma para emprender y seguir, celosamente pundonoroso, este asunto. Porque aunque no escribo según el todo de aquella historia, sino sólo en la parte que toca á este Reino, es siguiendo su verdad acreditada, y lo que es en parte de ella, en lo que es mi asunto, está aumentada ilustre y admirablemente con muchos más heroicos y singulares hechos de nuestros valerosos, inimitables españoles, destinados á acciones grandes en las empresas militares , y criados para los establecimientos políticos con excelentes superiores talentos: que no suelen muchas veces igualarse ambas heroicidades, y sólo las hallo juntas en esta admirable, maravillosa, singular empresa de la dominación y conquista de estas Indias, y en la que el grande, venerable, ínclito y esclarecido señor Rey San Fernando hizo del Andalucía. Y considerando mi celo, que se hallan tres Reales venerables rescriptos de los Reyes nuestros señores, expedidos en varios tiempos, mandando se escribiese esta historia, desde el año de 1530, que es data de la primera; y no habiendo habido, entre tantos doctos, ilustres hijos de esta república, quien se alentase á tan decente y meritorio asunto, hube de resolverme á escribirla; y ahora más alentado, fervoroso y atento á continuar la Segunda parte, para pasar á finalizar en la Tercera, con la, Real cédula de S. M., de 26 de Marzo de 1689, que habla en mi persona para este estimable y honorífico efecto.
Y como quiera que en esta Primera parte se hallará, sacada á la letra del libro primero de cabildo, becerro de la fundación primera, la nomenclatura, lista ó encabezonamiento de los conquistadores, primeros fundadores de esta ciudad de Goathemala, con las descendencias y baronías, ilustre prole de los que la dejaron á la veneración estimable de los que hoy vivimos, y se podrá echar menos el que, en el progreso de este volumen, no se hace particular mención de todos, siendo soldados maravillosos y heroicos de aquel invencible, admirable ejército, que pudiera á la limitación de algunos vulgares y displicentes ingenios dar materia á la nota, y á los interesados á la no justificada queja; se advierte, que es por dos particulares atendidos motivos: el uno, de que es muy usual, y aun preciso en los historiadores, nombrar sólo á los que, ocupados en puestos superiores y siendo nombrados cabos de las facciones, fueron los que con la regular y acertada disposición consiguieron los aclamados triunfos; y lo otro, porque en las demás conquistas, que faltan de referir, tendrán el debido y merecido lugar muchos de los que en esta Parte primera no se numeran, con los demás que con letras incorruptibles rotula y eterniza la fama. Persuadiéndose desde luégo, los entendimientos que se dejasen vencer y aprisionar de la malencolía , por no encontrarse los héroes estimables de sus familias, que el escribir historias no es atropar confusa y desordenadamente noticias , sino reducir á método, orden y tiempo las tradiciones y autoridades, entresacadas con mendiguez de la desunión de autores é instrumentos: siendo de no poca fatiga, ni menos costoso afán, el concordar la consecuencia de los sucesos , careo de las máximas y las ejecuciones, computación de los tiempos, situación de las provincias, é investigación atentamente trabajosa de las maravillas de cada una en particular: cuyas admirables, prodigiosas particularidades, son crédito dé la providencia , principalísimo motivo de mis continuadas tareas. Vale.
Adviértese, que donde se dice y refiere, en el discurso de esta obra, algún suceso que acaeció en tiempo de hibierno, no se ha de entender, como lo entienden y regulan en toda la Europa, por tiempo erizado é inclemente de yelos y nevadas, sino por el tiempo más proceloso y anegado de las aguas; porque este es estilo recibido en todos los países de América, y para estas partes no hablará con propiedad y buena inteligencia si dijera tiempo del otoño al que para acá es hibierno.