Reconciliación después de unos celos y un desmayo

​Reconciliación después de unos celos y un desmayo​ de Tomás de Iriarte


 Acordarme no quiero, Orminta amada,   
 del desmayo en que apenas pude verte   
 cuando estaba la imagen de la muerte   
 en tu bello semblante retratada.   
 
 Olvido la sospecha mal fundada  
 que contra mí forjó la adversa suerte,   
 y el cargo por sí débil, pero fuerte,   
 cuando tierna la hacías, cuando airada.   
 
 Sólo me acuerdo, sí, de aquel abrazo   
 en que tu gracia vi restituida,  
 y vi alargada a mi esperanza el plazo.   
 
 No quede cicatriz de tal herida;   
 reine la paz; y en tan estrecho lazo,   
 hallen muerte los celos, y yo vida.