Ramos de violetas 18
El Espiritismo
A mi hermano en creencias
D. Manuel Ausó
Es el Espiritismo, el gran consuelo
que los mortales hallan en la tierra,
sin el imbécil limbo, sin el cielo,
ni del infierno la espantosa guerra:
el hombre encuentra en él, clara y sin velo,
la lógica razón, donde se encierra
la causa y el efecto del problema
sin pecado de origen ni anatema.
Justa, evidente, fácil y sencilla
se ostenta la verdad sin duda alguna;
en él la preferencia á nadie humilla,
ni existen preeminencias de fortuna;
que en el Espiritismo sólo brilla
la nobleza del alma y no la cuna,
porque el espiritista es el obrero
del único progreso verdadero.
Las religiones todas han pintado
un Dios á su capricho y sus antojos;
en todas le busqué, pero no he hallado
quién calmara mi angustia y mis enojos;
que el Dios que los mortales han formado
le cercan de la duda los abrojos,
y nada más horrible que la duda...
¡feliz de aquél que trás la fé se escuda!
Yo en los templos, al pié de los altares,
quería encontrar á Dios, oyendo misas,
y escuchando monónotos cantares
del incienso entre nubes indecisas.
Envidiaba á los hombres que, á milllares,
escuchaban con plácidas sonrisas,
las historias de lüengas tradiciones,
de milagros, de santos y visiones.
Los envidiaba, sí; porque en mi anhela
yo no encontraba á Dios en mi agonía;
un mito para mí fué siempre el cielo,
y el purgatorio estafa y mercancía;
buscando á mi dolor algún consuelo
crucé los mares, y en tan fausto día,
al contemplar el piélago profundo
rendí homenaje al Hacedor del mundo.
Encontré á Dios en medio de los mares,
en sus noches tranquilas y serenas,
dejé de recordar mis patrios lares
y olvidé mis dolores y mis penas;
yo no había visto á Dios en los altares
mas lo hallé de la playa en las arenas,
en las montañas de nevada espuma
y en las rocas veladas por la bruma.
Al conocer de Dios el poderío
y al comprender su sabia omnipotencia,
hallé en la humanidad un gran vacío:
que la unidad faltaba á esta existencia.
Entre honores y glorias, ví al impío,
y á la virtud sumida en la indigencia,
y dije: la creación es una obra
en donde un algo falta, ó algo sobra.
Porqué unos gozan mil y mil placeres
y otros sufren tormentos sin medida?
¿porqué, Señor, distingues á los seres,
para unos muerte, y para esotros vida?
¿porqué á los miserables los prefieres
dándoles recompensa inmerecida?
¿y en tanto un alma delicada y pura,
por no encontrar, ni encuentra sepultura?
Tú que distes perfumes á las flores,
y á las eternas olas su murmullo,
y al refulgente sol sus resplandores,
y á enamorada tórtola su arrullo,
y á las aves plumaje de colores,
y al gusano de seda su capullo,
¿cómo hicistes al hombre desgraciado,
cuando tu misma esencia lo ha formado?
Estas quejas al viento yo lanzaba,
cuando escuché una voz, pura y suave,
que estas sentidas frases murmuraba:
«Dios ha querido que tu duda acabe;
si ves la humanidad gimiendo esclava,
sufriendo una expiación penosa y grave,
no creas que retrocede en su adelanto,
la perfección se riega con el llanto.»
«Recuerda de Jesús la triste historia,
que diez y nueve siglos han pasado,
y aún los hombres veneran su memoria,
y sus leyes al mundo han dominado;
pues con la muerte conquistó su gloria;
y el que fué escarnecido y humillado,
¡ha sido de la tierra el gran profeta,
el regenerador de ese planeta...!
«No pienses que en la tumba está la muerte
porqué ves disgregarse la materia;
nada en la tierra permanece inerte
todo circula por distinta arteria;
en mi revelación vengo á ofrecerte,
la causa que dá efecto á la miseria:
porqué Dios en su justa omnipotencia
para ninguno tiene preferencia.»
«A cada cual le dá lo que ha ganado;
al espíritu dió libre albedrío,
y éste por sus antojos dominado
vive según su loco desvarío:
para el progreso eterno destinado,
prefiera el lodazal, ó el limpio río,
que dure años ó siglos su jornada,
hacia el Todo camina, no á la Nada.»
«Hay mundos mil y mil donde los seres
encuentran elementos de arte y vida,
mezclados con acerbos padeceres,
armonía universal no comprendida:
pues si fueran eternos los placeres
sería su sensación desconocida;
y tienen peso igual en la balanza,
la realidad del bien y la esperanza.»
«La esperanza es la voz de las edades
y es el Espiritismo su idioma,
manantial de las lógicas verdades
que en la fuente de Dios raudales toma;
consuela vuestras mil penalidades,
astro de luz que en el oriente asoma:
y es el Espiritismo la gran ciencia
que os puede definir vuestra existencia.»
Cesó la voz de modular sonidos,
latió mi corazón, sentí en mi mente
brotar los pensamientos confundidos
cual brota del volcán su lava hirviente;
la luz fué penetrando en mis sentidos,
comprendí la justicia omnipotente,
y ví que la creación es una obra
que nada le hace falta ni le sobra.
¡Humanidad que vives sumergida
en la más dolorosa indiferencia,
y que por tu ignorancia eres deicida;
reconoce y admira á la gran ciencia,
que descifra el problema de la vida
demostrando el Porqué de esta existencia,
y el pasado, el presente y el mañana,
las tres edades de la raza humana!
¡Qué presentan cien mil generaciones
en sus dioses, sus ritos y misterios,
en las ruinas de pueblos y naciones,
y en los bosques, primeros monasterios,
las sectas de diversas religiones,
que existen en distintos hemisferios,
los mundos que en su eterno movimiento
obedecen á un solo pensamiento!
Por el Espiritismo se eslabonan
formando una cadena bendecida,
y componen el Todo de la vida. ¡Atrás los orgullosos que blasonan de haber marcado al tiempo una medida, para el tiempo no hay límite prescrito, porqué éste, como Dios, es infinito!