Ramos de violetas/Prólogo

Nota: Se respeta la ortografía original de la época


PRÓLOGO


N

o hay libro que no tenga quién le recomiende en un prólogo laudatorio. Mis Ramos de violetas no los recomienda nadie en particular. La recopilación de mis trabajos sale á luz del mismo modo que se han ido publicando desde el año 73 del pasado siglo; mis poesías y mis artículos, asi como las florecillas del campo, abren su corola y exhalan su perfume, sin que ningún jardinero se cuide de ellas. Así mis escritos, humildes y sencillos, han llenado las páginas de muchos periódicos espiritistas, esparciendo el aroma de su sentimiento y de su fé en la justicia divina.

Incansable en mi afán de dar á los otros una parte del bien que yo disfrutaba estudiando el Espiritismo, más de dos mil producciones he dado á la prensa desde el año 73 del siglo XIX. Sin familia ninguna, he llegado á tener una familia inmensa, he llamado á tantos corazones, que muchos me han respondido, hasta el punto que, sin yo pedirlo, (ni aún soñarlo), los espiritistas cubanos abrieron una suscripción para publicar todos mis escritos diseminados en los periódicos espiritistas de España y de Ultramar. ¿Qué mejor prólogo pueden tener mis Ramos de violetas?

En Buenos Aires también encontró eco su buen deseo, tanto es así, que un espiritista de Loberia, que posee una imprenta, se ofreció á hacer la tirada gratis, dándose por pagado con que le costearan el papel, encargándose él de todo lo demás, incluso la encuadernación de los volúmenes que contengan mis escritos.

Confieso ingénuamente que mi júbilo es inmenso, al ver recopilados mis trabajos (son los hijos de mi pensamiento), por que si bien los espíritus me han ayudado siempre en mis tareas literarias, yo no soy médium mecánico, yo no acepto de los espíritus más que aquello que está conforme con mi razón; trabajamos á medias, ellos me inspiran, ellos me alientan, sin ellos yo no hubiera podido trabajar tan asíduamente, pero puesta en relación con ellos, hace un esfuerzo mi inteligencia, mi razón cumple con su deber de inquirir, de analizar, de hacer comparaciones entre la sombra y la luz, y mientras más trabajo, más contenta estoy, porque más útil soy á la humanidad.

Todo en la Creación cumple su cometido, desde el microscópico insecto, hasta el sol que da vida á un sistema planetario, desde el areonauta que pretende navegar por el espacio, hasta el minero que arranca de las entrañas de la tierra el calor almacenado, como llama Flammarión, á las minas de hulla, desde el sabio que todo lo sabe, hasta el pobre campesino que todo lo ignora; no hay hombre ni cosa que esté sobrante en el Universo. Entonces yo también habré venido para algo, y pruebas innegables he tenido que yo he venido para entendérmelas con los espíritus. Antes de conocer el Espiritismo era yo un cero sin valor en la suma social; me faltaba familia, salud, medios para vivir, iba á tientas por este mundo, porque llegué á perder en gran parte la escasa luz que siempre han tenido mis ojos, y al conocer el Espiritismo ¡qué metamórfosis se operó en mí!... ví desaparecer mi inutilidad, resonaron en mis oídos voces proféticas, que me decían: «¡El porvenir es tuyo!... ¡levántate y anda!» Y me levanté, y anduve: y yo que no tenía á nadie en la tierra ¡me creé una familia universal!... y al creármela, dije: «Si yo que era menos que un átomo, al ponerme en relación con los espíritus, he adquirido un íntimo convencimiento que puedo ser grande (si quiero serlo), cuántos que valgan más que yo llegarán á ser héroes estudiando y comprendiendo el Espiritismo! Sea yo, pues, propagandista de la buena nueva.» Y por eso he dicho yo á los pobres y á los desvalidos: ¿quereis ser relativamente felices? ¿quereis convenceros que Dios existe? ¿quereis reconocer la grandeza y la justicia del Omnipotente? pues estudiad el Espiritismo, es un vergel siempre florido, en él los buenos jardineros encontrarán flores de expléndida belleza y penetrante aroma. Yo que en esta existencia he carecido de todo, á pesar de mi insignificancia, he recogido en el campo del Espiritismo mis Ramos de violetas.


Gracia (Barcelona) 3 de Julio de 1903.