​Quintana [1] de Manuel Reina
A Manuel Garat.

 ¡Miradlo, es él! En su pupila ardiente
 del genio el gran relámpago serpea;
 el noble patriotismo centellea
 en su pecho valiente,
 en su severa frente
 con intenso fulgor brilla la idea.
 ¡Miradlo, es él! Nuestro inmortal Quintana,
 el poeta coloso
 cuyo canto soberbio y generoso
 es el orgullo de la historia hispana.
 Es el poeta que cantó la imprenta
 con pindáricos sones,
 e inspirose también en la sangrienta
 noche fatal de cien revoluciones.
 Su alma fue siempre espléndido tesoro
 de entusiasmo de fe, de valentía,
 y de su fuerte cuerpo en cada poro
 un corazón enérgico latía.
 El gran patricio, el escritor gigante
 de numen soberano;
 su pluma fue la espada centellante
 que el ángel vengador puso en su mano.
 Él azotó la espalda del tirano,
 y al torpe absolutismo
 sepultó con esfuerzo sobrehumano
 en el eterno abismo.
 La patria era su Dios, su amor, su vida;
 por eso al verla herida
 por la garra del águila de Jena,
 gritó con voz potente:
 ¡Guerra!... Dadme una lanza,
 ceñidme el casco fiero y refulgente,
 volemos al combate, a la venganza.
 Y la española gente
 al escuchar su grito, diligente
 acudió belicosa a la matanza.
 El gran Quintana, arrebatando entonces
 el fuego a los volcanes,
 la luz al rayo, el son a los torrentes,
 los acentos valientes
 a los recios y roncos huracanes,
 la voz atronadora y altanera
 al eje de la esfera,
 y el poderoso grito a los titanes,
 lanza su canto enérgico y sublime,
 y en heroica bravura al par que fiera,
 enciende los hispanos corazones.
 La Francia al escucharlo tiembla y gime,
 y cayendo esta hiena en vil desmayo,
 su altiva frente aplasta el férreo callo
 de nuestros fogosísimos bridones.
 El lírico fue el dios de la victoria
 y de entonces su nombre insigne, suena
 en la guerrera tropa, en la alta almena,
 en el choque de bélica armadura,
 en el mar, en el monte, en la llanura...
 ¡Toda nuestra nación su nombre llena!
 Por eso cuando cruza por mi mente
 el glorioso recuerdo de esta hazaña,
 exclamo, lleno de entusiasmo ardiente:
 «¡Quintana ha de vivir eternamente,
 pues Quintana es España!»


  1. Nota de WS: Véase a Manuel José Quintana.