Quien te traxo cavallero
- VILLANCICO
— ¿Quién te traxo, cavallero, por esta montaña escura? — Ay, pastor, que mi ventura. — Para el cuerpo de San Polo, que estoy asmado de ti. ¿Quién te arribó por aquí, tan lagrimoso y tan solo? Yo cuidé que eras Bartolo, un pastor de Estremadura que aprisca en aquella altura. — Pluguiera a Dios que yo fuera esse rústico pastor, porqu'el falso de amor sujeto no me tuviera. Ando muerto sin que muera cual te muestra mi figura, que bivir ya no procura. — ¿Y cuidas tú, palaciego, que a nosotros los pastores no nos acossan amores ni nos percunde su fuego? Miefé, yo dellos reniego, que aun aquí en esta espessura no perdonan criatura. — Pues dizes que sois heridos y en amores padecéis, dime qu'es lo que hazéis para ser de amor queridos. Que no pueden mis sentidos ni discreción ni cordura hazer mi vida segura. — Dígote que una zagala me ha traído amodorrido, mas hétela perseguido hasta deslindar su gala. Y otra que dizen Pascuala, de muy huerte gestadura, trayo agora en aventura. — Triste de mí, desdichado, sin ventura soy perdido, que me tiene despedido quien me tiene cativado. Quiero ya tener cuidado de buscar la sepultura, pues mi mal es sin mesura. — Dime, dime quién tú sos, y endílgame quién es ella. No quellotres tu querella aunque pese a non de Dios. Vámonos ambos a dos y mostrarte he una verdura donde tomes gran holgura. — Desque ya perdí la gloria de quien me negó por suyo, ni yo sé quién soy ni cúyo ni de mí tengo memoria. Ha ganado tal vitoria en amar mi desventura qu'el plazer es mi tristura. — Descordoja ya tu saña, desensaña tus cordojos. Dexa ya holgar tus ojos siquiera en esta montaña. Vámonos a mi cabaña, que allí tengo albergadura, y gran abondo y hartura. — Consolando, más me hieres. Vete ya, que se va el día. Dios te dé tanta alegría cuanta tú para mí quieres. Yo no sé, pastor, quién eres que te duele mi amargura, la cual ya no sufre cura. — Yo soy Domingo Pascual, carillo de la vezina, y es mi choca so un enzina, la mayor deste enzinal. Duéleme tanto tu mal en ver tu pena tan dura que estoy sin semejadura. Fin. — Por tu ser, a mí me plaze desta noche estar contigo, aunque de cierto te digo que muy duro se me haze. Pues el plazer me desplaze y mi muerte se apressura, ya mi vida no es de tura.
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