Puro y Luciente sol
Puro y Luciente sol, ¡oh, qué consuelo al alma mía en tu presencia ofreces, cuando con rostro cándido esclareces la oscura sombra del nocturno velo! ¡Oh, cómo animas el marchito suelo con benéfica llama! Y ¡cómo creces inmenso y luminoso, que pareces llenar la tierra, el mar, el aire, el cielo! ¡Oh sol! Entra en la espléndida carrera que te señala el dedo omnipotente, al asomar por las etéreas cumbres; y tu increado Autor piadoso quiera, que desde oriente a ocaso eternamente pueblos felices en tu curso alumbres!