Pues de este luengo mal penando muero
Pues de este luengo mal penando muero, sin que remedio alguno estorbe el daño, amor me dé, en consuelo de mi engaño, falso placer ajeno, aunque postrero; que mi dolor anime el duro acero, y en blanda saña el tibio desengaño, y el desdén manso, en cuya ausencia engaño mi perdición, y en vano el bien espero; para que de mi muerte la memoria, y en voluntad ingrata mi firmeza haga a la edad siguiente insigne historia, que de mis esperanzas y riqueza fincarán (¡corto premio a tanta gloria!) deseos acabados en tristeza.