Proclama del Cabildo del 22 de mayo de 1810
PROCLAMA
editarde Buenos Aires en su casa consistorial
para la Apertura del Congreso General
que se hizo el 22 del corriente.
Las últimas noticias de los desgraciados sucesos de nuestra metrópoli, comunicadas al Público de orden de este Superior Gobierno, han contristado sobre manera vuestro ánimo, y os han hecho dudar de vuestra situación actual y de vuestra suerte futura. Agitados de un conjunto de ideas, que os han sugerido vuestra lealtad y patriotismo, habéis esperado con ansia el momento de combinarlas, para evitar toda división; y vuestros Representantes, que velan constantemente sobre vuestra prosperidad, y que desean con el mayor ardor conservar el orden y la integridad de estos dominios bajo la dominación del Sr. D. Fernando VII, han obtenido del Exmo. Sr. Virrey permiso franco para reuniros en un Congreso. Ya estais congregados: hablad con toda libertad, pero con la dignidad que os es propia, haciendo ver que sois un pueblo sabio, noble, dócil y generoso. Vuestro principal objeto debe ser precaver toda división, radicar la confianza entre el súbdito y el Magistrado, afianzar vuestra union recíproca, y la de todas las demás Provincias, y dejar expeditas vuestras relaciones con los Virreinatos del Continente. Evitad toda innovación o mudanza, pues generalmente son peligrosas y expuestas a división. No olvidéis que tenéis casi a la vista un vecino, que asecha vuestra libertad, y que no perderá ninguna ocasión en medio del menor desórden. Tened por cierto, que no podréis por ahora subsistir sin la unión con las Provincias interiores del Reino, y que vuestras deliberaciones serán frustradas, si no nacen de la ley, o del consentimiento general de todos aquellos Pueblos. Así, pues, meditad bien sobre vuestra situación actual, no sea que el remedio, para precaver los males que teméis, aceleren vuestra destrucción. Huid siempre de tocar en cualquiera extremo, que nunca deja de ser peligroso; despreciad medidas estrepitosas o violentas, y siguiendo un camino medio, abrazad aquel, que sea más sencillo y más adecuado, para conciliar con nuestra actual seguridad, y la de nuestra suerte futura, el espíritu de la Ley y el respeto a los Magistrados.
Juan José Lezica. - Martín Yaniz. - Manuel Mansilla. - Manuel José de Ocampo. - Juan de Llano. - Jaime Nadal y Guarda. - Andrés Dominguez. - Dr. Tomás Manuel Anchorena. - Santiago Gutiérrez. - Dr. Julián de Leyva. - Licenciado D. Justo José Nuñez, Escribano Público y de Cabildo.