Prisma
No busquéis aquí, verdad, razón o deducción alguna.
A otros la enseñanza. A esas enormes cabezas cuadradas, pensantes y rumi-pensantes que hacen de la verde yerba campera un bolo alimenticio.
Ellos dicen: «mucho de lo que crees hermoso, no es sino cieno».
No tengo aptitudes de máquina para transformar bellezas en utilidades, y si algo hay de verdad en mis escritos, culpa mía no es.
El prisma recibe luz e, inconsciente, rompe transparencia en siete colores.
Buenos Aires, 1914.