Primeros auxilios en los casos de accidentes e indisposiciones repentinas/Transporte
La mayoría de las personas creen que el poder mover o cambiar un enfermo de una cama á la otra es cuestión de fuerzas; pero, no es así: es cuestión de habilidad y de práctica; «más vale maña que fuerza», se aplica bien á estos casos, de lo cual se convencerán después de algunos ejercicios hechos por personas que se consideran muy débiles.
Los enfermos que tienen que ser movidos á menudo, conviene que lo sean por una sola persona. Si es de una cama á la otra, ó á una mesa de operación ó camilla, debe acortarse lo más posible la distancia; poner la nueva cabecera paralela á los pies de la otra, para tener que darse vuelta simplemente y depositar al paciente.
Para esto, el enfermero se coloca con preferencia del lado derecho del enfermo; así, el brazo derecho que es el más fuerte, sostiene la parte inferior del cuerpo, que es más pesado (al izquierdo, si la parte dolorosa es del derecho). Se doblan un poco las rodillas, se baja la camisa á lo largo del cuerpo y se levantan las cobijas; se introduce un brazo debajo los muslos, cerca las corvas y el otro debajo la espalda á la altura del hombro, ordenando al paciente que entrelace los brazos alrededor del cuello y sostenerse así, y aflojar las piernas para que caigan sin resistencia (lámina 111 a). Entonces se levanta al enfermo al mismo tiempo que se estira las rodillas propias y se echa el cuerpo hacia atrás, de manera de llevar y apoyar al enfermo sobre el pecho del portador; así, carga haciendo las fuerzas con los músculos de la espalda y cuello (láminas 111 b y c).
Para depositar al paciente en el otro lecho, se procede á la inversa; se dobla el cuerpo, se agacha, se dobla las rodillas y se deposita al enfermo y luego se sacan los brazos por debajo. Más difícil es bajar suavemente al enfermo que levantarlo, y para evitar sacudidas es conveniente que otra enfermera esté del lado opuesto de la cama y extienda sus brazos bajo el enfermo para recibirlo, ó la que alzó el enfermo lo mantenga en brazos, mientras se cambian la cama, etc.
Al llevar al enfermo á otra cama debe ser de manera que quede bien la cabecera, sin necesidad de dar vueltas ó quedar en una posición entre la cama y el enfermo, lo cual obligaría á largar el enfermo como un fardo ó bolsa llena, haciendo daño al paciente y el enfermero un papel ridículo por inepcia.
Ahora, si el paciente no puede ayudar, porque ha perdido el conocimiento ó tuviera una pierna fracturada, ó estuviera caído en el suelo, hay que hacerse ayudar por alguien que sostenga la cabeza ó las piernas. Si está en tierra, mejor es hacerse ayudar para levantarlo y depositarlo; procediendo con arte al hacerlo, ayudada por otras enfermeras, como está indicado en las láminas 112 a, b y c, y que detallaremos más adelante; así, el paciente no sufrirá dolor y una enfermera sola, lo transportará después con facilidad (lámina 112 c).Si los accidentes sobrevienen en el campo, en un bosque, sobre la vía pública, etc., interesa transportar al que es víctima del accidente, lo más pronto y con todas las precauciones posibles, á su propia casa, á casa de un médico ó á un hospital. Es claro, que esto se aplica en mayor escala á la guerra, donde un gran número de heridos deben ser retirados rápidamente del campo de batalla, á las ambulancias.
El transporte á corta distancia puede hacerse á pie por una, dos, tres ó más personas; con las manos ó ayudándose con correas, tablas, sillas, camillas, etc.; llevando al enfermo ó accidentado parado, sentado ó acostado. Luego, para las grandes distancias hay que valerse de los vehículos que se tengan á mano y si fuera posible los más modernos, más rápidos y más que todo de movimiento más suave, según el terreno que se efectúe este traslado.
Para levantar solos á un caído sin sentido, hay un método usado por los bomberos de algunas ciudades de Inglaterra, que tienen que transportar rápidamente personas que han perdido el conocimiento (asfixiados en incendios, semi-ahogadas, etc.). Ponen el desfallecido boca abajo, con los brazos estirados sobre la cabeza; luego el conductor se hinca al frente con una rodilla cerca de la cabeza; si es con la rodilla izquierda va á apoyar el hombro izquierdo contra el pecho ú hombro izquierdo del caído, que va enderezando poco á poco hasta colocarlo sobre las rodillas que separa un poco. Mientras tanto, pasa el brazo izquierdo del accidentado encima su cabeza, hasta traerlo sobre el hombro derecho del conductor, donde lo retiene con la mano derecha y simultáneamente pasa el brazo izquierdo y si desea tener desocupado una mano trepar entre las piernas del caído y engancha el muslo escaleras, subir á bordo, etc.), el conductor pasa la mano derecha del enfermo por delante su pecho hasta poder agarrarlo con el izquierdo que sostiene el peso del muslo y cuerpo.
Cuando se desea cargar sobre el hombro derecho se hace de la misma manera, sólo cambiando los lados únicamente; pues es necesario tomar al herido por el lado sano. También enseñan á los bomberos á cargar á la vez, dos chicos, uno bajo cada brazo; ó uno bajo el brazo y otro horquetado ó á babucha sobre el hombro del mismo lado, para dejar libre la otra mano.
También saben llevar desfallecidos ó muertos á grandes distancias, cargándolos sobre la espalda. Para esto, colocan al enfermo sentado en cuclillas; luego pasan un cinturón ó correa debajo la flexura de la rodilla (corva) y lo cruza delante el pecho para llevarlo debajo de los brazos (axilas), doblando al caído como una cuña; luego el conductor se hinca, poniendo la espalda contra la del caído y pasando las correas por sobre sus hombros, se levanta en seguida llevando su carga.
Para levantar entre dos, se huncan ambas enfermeras (lámina 112 a) á cada lado y entrelazan los dedos, que constituye el primer tiempo de la maniobra; luego, la enfermera que está del lado derecho (lámina 112 b), que puede hacer la mayor fuerza, se para agachándose sosteniendo al enfermo, ó sea el segundo tiempo de la maniobra (lámina 112 b); mientras la que está del lado izquierdo se para del todo y recibe en brazos (lámina 112 c) al enfermo; y así, se llega á la tercera faz del acto de levantar al herido y luego lo carga sólo, como indicado anteriormente (láminas 111 a, b y c).
Para levantar y llevar un herido acostado entre dos se procede de la manera siguiente: el conductor Nº 1, se pone del lado derecho del enfermo, y Nº 2 del lado izquierdo; ambos doblan una rodilla en tierra (lado derecho Nº 1, rodilla izquierda y viceversa); para que puedan agacharse bien cerca la cara, pasan las manos debajo los hombros; Nº 1, pasa la mano izquierda mirando hacia arriba, y Nº 2, la mano derecha hacia abajo para tomarse por las muñecas ó entrelazar los dedos (lámina 112 a), y las otras dos manos las entrelazan un poco más abajo de las asentaderas cerca la corva; así, para efectuarlo rápidamente, y poner atención para encontrarse bien las muñecas; así, Nº 1 pasa la mano derecha mirando hacia abajo, y Nº 2 la mano izquierda hacia arriba y se entrelazan (lámina 114 a).Lo esencial en todo transporte es que se lleve al enfermo, sin movimientos bruscos y sin molestias; al mismo tiempo con el menor esfuerzo posible del salvador ó enfermero.
Primero, hay que aprender á levantar un caído y transportarlo á la cama ó camilla y luego saber llevar ésta con arte.
Puede ser levantado un herido en caso de necesidad por una sola persona, siempre que conserve el conocimiento, no tenga una fractura y que la distancia á transportarlo sea corta. Cuanto más bajo está el caído, tanta más fuerza debe hacerse; pero, con determinación y método, se consigue.
El método descripto es muy útil para cambiar un enfermo de una cama á otra ó pasar un herido de cualquiera parte alta (mesa, tabla, etc.); pero, es bastante difícil aplicarlo á uno que está caído en el suelo y levantarlo de allí; más, si se trata de una persona medianamente pesada; por eso, aconsejamos cómo se procede para ayudarse con otros.
Si no se tiene á disposición camilla, ni material necesario para improvisar una, entonces se debe procurar transportar el herido por medio de las manos; esto, naturalmente, no puede hacerse más que para cortas distancias.
Si no hay en el lugar del accidente más que una sola persona para llevar socorros al herido, y si pudiera éste marchar, á pesar de estar debilitado por la pérdida de sangre ó desfallecimiento anterior ó sólo una lesión en el brazo; la persona que socorre pondrá alrededor de su cuello, uno de los brazos del herido, de manera que la mano cuelgue delante del hombro opuesto (láminas 113 a, b y c). En seguida, pasará su brazo por detrás del dorso (espalda) del herido; le tomará la cintura y con la otra mano sostendrá por la mano que cuelga delante del hombro opuesto. Así, entonces, el salvador empuja la cadera desde atrás, de la persona que socorre, para sostenerla de una manera muy eficaz, y á ser meneser, levantarla en el aire y llevarla de este modo adelante á saltitos (láminas 113 a, b, c y d).
Cuando la lesión es leve, puede el enfermo ayudarse á más con un bastón (lámina 113 b), y otras veces basta darle seguridad de que no puede caerse para que camine bien (lámina 113 c), tomándolo debajo el brazo y de la mano correspondiente. También entre dos salvadores pueden hacerlo caminar y sostenerlo bajo los brazos y la espalda (lámina 113 d).
Si el herido no puede sostenerse, ni marchar, el salvador, si tiene bastante fuerza, puede tomarle sobre el dorso, á babucha ó llevarlo sobre el brazo, como se lleva un niño (láminas 111 a y c); en los dos casos es preciso que la persona que se socorre tenga conocimiento y energía para que abrace el cuello del portador, como hemos dicho antes.
Si hay dos ayudantes en el sitio, ellos pueden efectuar el transporte de diferentes maneras no estando sentado el enfermo. Para esto, se hace silla con las manos (láminas 114 a, b y c); con dos, tres ó cuatro manos. Siempre deben entrelazar bien las muñecas y agarrarse firmemente, pero sin apretar las muñecas del compañero; ya sea que sólo son dos manos (lámina 114 a), en este caso también puede entrelazar los dedos con los del compañero, si le es más cómodo; ó con tres (lámina 114 b), ó se hace lo que los niños llaman «sillita de oro» con cuatro manos (lámina 114 c), y en estos dos últimos casos siempre hay que tomarse por las muñecas.
La ventaja de hacer con dos manos, es que quedan los otros dos brazos para respaldo de la silla (lámina 115 a), poniendo la otra mano sobre el hombro del compañero, ó se utilice uno para sostener la cabeza (lámina 116 a). También la silla de tres manos, deja una mano libre para respaldar (lámina 115 b), ó llevar en la «sillita de oro» al enfermo, caminando á paso quebrado (lámina 116 b).
Los conductores pueden facilitar mucho su tarea poniendo el herido sobre una cuerda arrollada (lámina 117 a), un arco ó corona de paja trenzada (lámina 117 b), unos palos y tela (lámina 118 a), que agarran de cada lado uno por una mano (láminas 117 a y b). El transporte es aun más cómodo, si los dos conductores se sirven de sus cinturones para hacer la silla (lámina 118 b), ó de un saco cuyas mangas se introducen en los fusiles, palos o bastones (lámina 118 c).
También puede utilizarse una lona ó cuero (catre,
tre, vela, coy, etc.), cuyos extremos están fijos con travesaños que se atraviesan con un palo largo. Esta silla Heyfelder sirve para izar enfermos á bordo ó levantarlos de la cama ó aun transportarlos á corta distancia (lámina 119 a).Si el herido ha perdido el conocimiento uno de los conductores, el que va detrás, puede tomarle del tronco, y el otro, que marcha adelante, tomará las piernas debajo los brazos (lámina 119 b).
Dos ayudantes pueden también utilizar las sillas hechas por medio de fusiles con correas ó sacos (lámina 120 a), si el herido pone sus brazos sobre los hombros de sus conductores, ó si él apoya su espalda contra el pecho de uno de los ayudantes que vienen detrás ó una silla puesta sobre palos (lámina 120 b).
También llevándolo sobre una silla común, que se toma de las patas delanteras cerca el asiento y detrás á la mitad del respaldo para que sea inclinado.
Se levanta al herido, como queda indicado (láminas 112 a, b y c), y proceden á dar pasos laterales, llevando los pies del enfermo hacia adelante; dando las voces de mando (atención, marcha, alto), el que está á la derecha (lámina 121 a). Si el paciente tuviera una pierna fracturada ó alguna articulación luxada, ó estuviera desfallecido, sería necesario un tercer ayudante para ocuparse exclusivamente de la pierna herida, ó de la cabeza, etc. (lámina 121 b).
Otro método, consiste en levantar el enfermo, tomándolo por un solo lado; es el modo más cómodo para poner en cama un enfermo, desde la camilla, mesa de operación, etc.; porque, siendo un lecho ancho y con respaldo, no pueden los conductores pasar á cada lado de la cama (láminas 122 a y b). Jamás quedar interpuesto entre el enfermo y la cama.
Para esto se procede á levantar el enfermo como se indicó anteriormente (láminas 112 a, b y c); pero el Nº 2 que está cerca la cabeza pasa las manos debajo los hombros y asentaderas, mientras el Nº1 lo toma de la cintura y corvas para repartir el peso del cuerpo; ó sino, uno bajo hombros y cintura y el otro asentadera y pierna. Se camina á pasos laterales con los pies del enfermo hacia adelante, como en el caso anterior ó hacia el frente para no hacer girar mucho la cabeza en el trayecto (lámina 122 a y b).
Mejor es para hacer los transportes, valerse de camillas; es decir, lechos livianos y transportables formados de un armazón de varas, cuyos extremos son los mangos, entre las que se ha extendido á guisa de cama, un pedazo de lienzo ó lona, tabla, chapa, cuerdas, etc., y estirado por travesaños ó compases. Puede tener á más, pies ó patas para sentar en el suelo, correas para sostener los mangos y piezas accesorias, como clavijas, tornillos, ruedas, etc. (láminas 123 á 130).
En tiempo de paz, sirven para el transporte á los hospitales, las camillas de enfermos llevadas sobre dos varas puestas horizontalmente (láminas 123 á 130).
En tiempo de guerra, cada cuerpo de ejército es acompañado de portadores especiales, ó sea camilleros, provistos de camillas sencillas y livianas, los cuales han recibido de los médicos las instrucciones necesarias, según el sistema de ambulancias y el terreno en que se va á maniobrar para conducir los heridos con todas las precauciones deseadas, después que se les ha aplicado primeros auxilios para transportarles á las ambulancias ó puestos de socorro (láminas 123 á 130).
Si no hay disponible una camilla, debe improvisarse una; es decir, que se procurará buscar ó confeccionar una con cualquier objeto ó aparato, sobre el que el herido pueda ser transportado con los menores inconvenientes posibles, y sin peligro alguno (láminas 123 al 130).
Es propio del espíritu inventivo de cada uno, encontrar, como para la improvisación de las tablillas de fracturas, los medios de confeccionar las camillas. Una persona alcanzará su objeto al primer golpe de vista y con los materiales más diversos; mientras que otra hará las diligencias más infructuosas antes de conseguir su objeto. Citaré algunos objetos que pueden utilizarse en caso de necesidad, para hacer las camillas:
En las casas habitadas se encontrarán para este efecto: los catres, las tablas de madera, las puertas, los postigos de una ventana, los bancos, las escaleras, las sillas, maderas de las mesas, camas, etc. para lecho.
Todos estos objetos deben ser evidentemente cubiertos con los colchones, almohadas, mantas, paja, rellenados de lana, etc.Se encuentran también en las casas: las bolsas, alfombras ó las esteras de paja (lámina 123), entre las cuales se pasará las varas; ó las cuatro puntas se atan sólidamente con cuerdas, piolas, lazos de cuero, etc. (lámina 118 a). Las mantas (mantas de cama, de los pies, de viaje), sirven de lecho y pueden ser llevadas por las cuatro puntas por cuatro hombres ó por dos solamente, si se cosen juntos los dos lados de la manta por medio de un hilo ó piola sólido (láminas 123 a y b), y se pasan al través de ellos dos palos que forman las varas. Se puede utilizar también, de la misma manera las bolsas (bolsas para granos ó de harina), después de haber cortado las dos puntas inferiores ó extremos (láminas 123 a y b).
Las casas de comercio proporcionan muchos elementos, como también las diversas fábricas; así, las piolas, cuerdas, hilo de carrete, etc., sirven para el lecho (láminas 124 a y b). Para varas pueden utilizarse los palos de escoba; los marineros, las asta-banderas, tacos de billar, cabos de cepillo, etc.
Se emplean sobre todo la cama reglamentaria ó coy, fijas á uno de los palos y llevadas por dos hombres sobre los hombros; éstas pueden hacerse con hamacas tejidas, son muy útiles también de lona, cuero, etc. (sistema Donion) para bajar las montañas (láminas 125 a y b).
Los marinos pueden pasar sus palos de virar y los bicheros, por las mangas de sus chaquetas ó de sus camisolas.Dos ó tres morrales pueden también ser unidos por medio de bastones ó fusiles pasados á través de las correas.
En la guerra, en lugar de palos, pueden servirse de fusiles y de palos de lanza que se encuentran esparcidos sobre el campo de batalla; se les pasa por las mangas dobladas de los capotes militares, que se atan ó abrochan por encima (lámina 118 c).
Para hacer una camilla de cinturones ó de correas tal como se les encuentra sobre el campo de batalla (cincha, correa del morral, banderola del fusil, rienda de caballo, correa de estribo, etc.), se les extiende como una red entre dos palos ó dos fusiles (láminas 120, 123, 124 y 126).
En la campaña se puede con el mismo objeto, servirse de una larga cuerda de paja ó de pasto trenzado (láminas 123 y 124 a y b). Estas cuerdas de paja, se hacen como una trenza de cabellos, por medio de tres madejas de paja ó pasto, que se vuelve cada vez sobre sí misma, antes de entrecruzarlas. Para hacer una camilla muy cómoda, se las extiende en zig-zag sobre dos palos mantenidos separados por los palos transversales (láminas 124 a y b y 125 b), y colocando como almohada un haz de paja, atadon en manojos con la fibra misma ó con piolín (lámina 123 a).
Se puede también, hacer las camillas por medio de alfagías y de tablas cualquiera, como se emplea para cruzar las zanjas ó arroyos. Los cercos proporcionan postes, mojones, estacones, varillas, alambre grueso, etc.En los bosques y los jardines se pueden confeccionar excelentes camillas, con sostén para los pies, por medio de árboles y de tallos verdes de diversas plantas, que se cubren con ramas más flexibles, tela, lona ó cuero; como la de Smith (láminas 126 a, b, c y d), que se indica el procedimiento para hacerlos con un poco de habilidad manual.
Estas camillas, hechas según las indicaciones del médico militar noruego, el doctor Christen Smith y expuestas por él, la primera vez en Bruselas en 1874 en la Exposición de Higiene y Salvataje, pueden ser recubiertas por la lona ó tela de la carpa ó tienda triangular, que cada soldado noruego lleva sobre su mochila. Se puede con cuatro de esos lienzos, hacer una carpa para cuatro soldados (láminas 126 a, b, c y d).
En la Argentina, tan cubierta de bosques y donde cada paisano tiene un cuchillo fuerte se puede fabricar en pocas horas una cantidad de camillas, casi sin gasto alguno, procediendo como indican las figuras del texto (láminas 126 a, b, c y d). Esto sería lo más económico para nuestro ejército, que podría utilizar los cueros de los animales para recubrir el lecho ó formar de tientos, lazos, sogas, trenzas pasadas, etc. para colchón de la camilla.
Cuando se trata de hacer una adquisición de camillas, ya sea para utilizarlas en la vida diaria ó para tiempo de guerra, deben fijarse que reunan las condiciones siguientes: ser muy fuertes al mismo tiempo livianas para ser fácil su transporte, ya sean desarmadas ó cargadas con algún herido; ser sencillo el modo de armarla y desarmarlas; poder usarse como hamaca, pudiéndose suspender los mangos con ganchos ó correas y apoyarlas sobre aparatos de suspensión que se usan en las ambulancias, vagones y á bordo.
La camilla «Furley» (láminas 127 y 128) sólo pesa 11 kilos, puede ser arrollada rápidamente (láminas 127 a y b) y desarmarla sin mover el enfermo, que queda con el liezo debajo, que puede servir de impermeable sobre una mesa de operación. También los travesaños pueden plegarse en compas las varas; disposición muy útil cuando hay que subir escaleras estrechas y entrar por puertas angostas, ó portezuela de ambulancias, vagones, etc., y es adaptable á ser sostenida por aparato de suspensión y convertirse en cama permanente. La camilla sistema «Furley», es la reglamentaria del ejército británico.
Estas camillas son á mano ó sobre ruedas, con ó sin toldo, y para llevarlas á mula en gran cantidad y especialmente en países montañosos son muy útiles las camillas á bisagras, modificadas por «Furley», que tiene las varas unidas en tres partes por medio de bisagras (láminas 128 a y b), que permite plegar la camilla y formar un bulto muy pequeño, pudiéndose transportar seis camillas sobre una mula ó caballo.
Cada día se presentan nuevos modelos de camillas y cada país ha adoptado el suyo, siendo tanto más perfecto cuanto mejor reunen las condiciones indicadas.
Hemos visto en la «Cruz Roja Argentina» un precioso modelo francés, de camilla á mano, que sólo pesa 10 kilos, siendo fácil el armarla y ponerla sobre ruedas; también un modelo austriaco de camilla á mano que tienen, sólo pesa 11 kilos y es muy fuerte.
En el ejército Argentino se ha adoptado para camilla de ambulancia, el de compás, sistema «Franck», que reune todas las condiciones de una buena camilla (láminas 129 y 130).
Su armazón es fuerte y liviano (lámina 129 a), cubierto con una lona resistente (lámina 129 b); que puede suplir una cama como puede verse por el perfil (lámina 130 a) y tiene la ventaja que aflojando la tela (lámina 130 b), puede servir para llevar un herido medio sentado. Se arma y desarma con suma rapidez, porque no se necesita sacar la tela, ni destornillar, ni desprender parte alguna; siendo todo reunido por bisagras que permite acercar los lados (compás) doblar los pies, arrollar la tela, etcétera, permitiendo su transporte fácilmente (lámina 130 c).
Es preciso cierta habilidad para poner el herido sobre una camilla, y para esto sólo hay que ejercitarse con método para adquirir la práctica necesaria.
Ya hemos visto cómo se levanta un enfermo de la cama por una sola persona y cómo se levanta del suelo entre dos. Dos conductores bastan para cargar y llevar una camilla cuando la distancia no es demasiado grande.El primer método para colocar al herido acostado sobre la camilla, se pone esta á continuación con el cuerpo; la extremidad que corresponde al pie de la camilla detrás de la cabeza del herido. Entonces cada uno de los conductores se coloca á cada lado del herido ó dos á cada lado; tienden sus manos por debajo del dorso y espalda número 2, y de la cintura y muslo del enfermo número 1; lo elevan y lo llevan hacia delante, suavemente por encima de toda la longitud de la camilla, hasta que la cabeza esté á la altura de la cabecera, sobre la que le depositan con precaución ó puede variarse, haciendo que un tercero corra la camilla debajo, mientras los camilleros tienen levantado al herido (lámina 131).
Durantre este tiempo, un tercer ó cuarto ayudante puede tomar la parte del cuerpo herido ó miembro ó cabeza, y así, sostener los dos extremos del hueso largo fracturado ú ocuparse del estado general del enfermo, etc.
El segundo método, consiste en levantar el enfermo tomándolo por un solo lado; es el modo más cómodo para poner en cama un enfermo, porque siendo un lecho ancho y con respaldo, no pueden los camilleros pasar á cada lado de la cama, sin quedar interpuesto entre el enfermo y la cama. También puede hacerse con cuatro camilleros.
Apoyan la rodilla en tierra (lado izquierdo, rodilla derecha). Número 2 se pone cerca la cabeza, pasa la mano derecha debajo del hombro y espalda del enfermo, (si está del lado izquierdo del herido) y desliza la mano izquierda debajo de la cintura. Número 1 pasa la mano derecha debajo las asentaderas del herido, y la mano izquierda debajo de la rodilla (corva), debiendo el enfermo sostenerse un poco si puede pasando los brazos alrededor del cuello de número 2 (lámina 132). A la voz de: atención, alcen, descansen, levantan al herido hasta la altura de las rodillas dobladas; pudiendo apoyarlo allí un momento para levantarse y caminar al frente unos pasos, inclinarse y depositar al enfermo en la camilla á las voces de alcen, marchen, alto, bajen (lámina 132 y 133). Pueden ahorrar al enfermo este trayecto, haciendo que el Nº 3 ó 4 que pueden haber ayudado á levantar el enfermo ó cuidaba la pierna fracturada acerque la camilla (lámina 132), que constituye el primer tiempo de la maniobra, mientras Nº 1 y 2 tienen al herido sobre las rodillas y ayuda á depositarlo ó sea el segundo tiempo de la maniobra (lámina 132).
Una variación del segundo método, consiste en que el tercer y el cuarto camillero que están del lado opuesto á los otros, se encargan de ayudar á levantar el herido frente á la altura de las rodillas, entrelazando sus manos con los del lado opuesto. Después que tiene descansando sobre las rodillas al herido, se encarga de acercar la camilla, bien paralela al cuerpo del enfermo y volver á entrelazar sus manos con los del frente para poner sobre la camilla y ayudar á depositar el herido suavemente.
Para levantar un herido, con cuatro camilleros, también pueden colocarse dos á cada lado núm. 1 con núm. 3 y núm. 2 con núm. 4 (lám. 134), doblando la rodilla, según el lado, como hemos indicado ya; encargándose los núms. 2 y 4 del cuerpo, y núms. 1 y 3 de las piernas. Si hay un núm. 5 podrá encargarse de la pierna fracturada, ó cabeza, etc.
Se llaman camilleros los que llevan la camilla y en los cuerpos armados forma una sección especial que se instruyen militarmente en sus deberes (véase el libro Escuela del camillero militar del Dr. J. M. Cabezon, República Argentina).
Para el transporte es preciso poner atención sobre los puntos siguientes:
Los camilleros deben ser á lo menos dos (láminas 135 b y 136 a y b); mejor es con tres y en algunos casos se utilizan cuatro y cinco personas (láminas 131 al 135).
1º Se lleva la camilla de los mangos por medio de las manos ó por correas pasadas sobre los hombros. Jamás debe llevarse la camilla sobre los hombros; porque en esa posición el herido no puede ser vijilado, como es necesario; podría caerse y lo mismo morirse, sin que se apercibiesen.
2º Los conductores no pueden de ninguna manera marchar al paso (láminas 135 a y b, y 136 a y b). Si los dos se ponen á caminar al paso con el mismo pie adelante, como se hace en la marcha militar, la camilla oscila de un lado al otro y el cuerpo balancea. Para evitar esto, los conductores marcharán á paso quebrado ó paso de montaña; es decir, comenzarán la marcha en pie distinto (láminas 135 y 136).
El de adelante principia con el pie izquierdo y el que va atrás con el derecho láminas 135 a y b, y 136 a). El movimiento de la camilla será así, más uniforme y más suave. El segundo paso es hecho naturalmente con pie distinto del primero (lámina 136 b).
Además, los pasos serán cortos, cuanto más 0.30 centímetros á medio metro y la camilla no debe ser empujada, ni balanceante. Las rodillas del camillero estarán más ó menos en estado de flexión (dobladas) permanentemente, y se tendrán los muslos lo más tiesos posible; por eso es penoso llevar una carga marchando como camillero.
3º Se evitará toda sacudida, todo movimiento precipitado; no se debe escalar cercados, ni murallas; ni saltar por encima de las zanjas; sino que se buscará con paciencia los caminos naturales, fáciles y trillados: es decir, las puertas de entradas y los de salida, etc.
4º Si es posible, se eligirán los camilleros de la misma talla; sino, arreglarán las correas de tal manera que la camilla siempre cuelgue tan horizontalmente como sea posible.
5º Siempre que se pueda debe llevarse al herido con los pies hacia delante; pero, si ha de subir una altura, la cabeza del enfermo debe preceder. Si se tiene que descender, entonces seguirán la regla general; es decir, los pies deberán ser llevados hacia delante; á menos que haya una fractura de pierna, porque en este caso, el peso del cuerpo obraria sobre las partes heridas y dañaría al enfermo (lámina 135 b).
6º Se depositará al herido en la camilla con las mismas precauciones con que se le retirará. Los enfermeros militares están acostumbrados á ejercitarse en todos estos movimientos bajo las voces precisas de mando; lo que hace que las ejecuten de una manera regular, segura y rápida (láminas 131 á 139).
Sin embargo, toda persona debe saber algo de las maniobras para levantar un herido ó accidentado y conducir con arte una camilla; ya sea para ayudar ó dirigir la operación; pues, no siempre se encuentra á mano personas con esta instrucción.
Aun, los que han recibido preparación, como camillero militares, no saben siempre desempeñarse cuando sucede un accidente en la vida diaria; sus ejercicios han sido á campo abierto, con mucho espacio y se encuentran molestados por los espacios estrechos, como ser: las casas, calle, fábricas, edificios, escaleras, etc.; como también para poner los heridos en vehículos estrechos que no han sido hechos á propósito para el transporte. Por eso, hay que usar de la inventiva, á más de las reglas generales, para mover cómodamente á un enfermo.
Para el transporte se da las siguientes instrucciones á los militares y marinos:
Los camilleros se colocan en su puesto junto á la camilla; número 1 delante á los pies del herido y es el que ve donde van é indicará las dificultades del terreno al número 2 que va detrás á la cabecera, y cuidará del enfermo.
Las voces de mando pueden ser dadas por núm. 3, ó á falta de éste por Nº 1; principiando por llamar preparen, alcen, marchen.
El de adelante número 1, da el primer paso con el pie izquierdo, mientras que el de atrás número 2, da el primer paso con el pie derecho (láminas 135 y 136 a). El segundo paso lo da número 1, con el pie derecho, y el de atrás número 2, con el izquierdo (lámina 136 b), y así, sucesivamente.
Marchan así, á paso quebrado ó de montaña, que impide el balanceo de la camilla. Cuando llegan á su destino se detienen á la orden de: alto, bajen, descarguen camilla, etc.
Ahora hay que aprender á maniobrar para vencer ciertos obstáculos, que pueden encontrar en el camino al conducir la camilla.
Para pasar la camilla sobre un cerco ó una pared se procede de la manera siguiente:
Se acerca el pie de la camilla á un paso de la pared ó cerco; luego núm. 1 y 3 toman el pie, y núm. 2 la cabecera, avanzan alzando la camilla hasta que el pie descansa sobre el cerco; núm. 1 salta entonces el cerco ó pared y toma el pie de la camilla, mientras que núm. 3 va á ayudar á núm. 2 y hacen avanzar la camilla hasta que sólo la cabecera descansa sobre el cerco. En seguida núms. 2 y 3 pasan á su vez la pared y toman de nuevo la cabecera, y á la voz de mando bajan la camilla al suelo, para ponerse en marcha (lámina 137).
Para pasar una camilla sobre una zanja, fosa, arroyo poco profundo y ancho, laguna, etc., se procede de la manera siguiente:
Número 2, permanece á la cabecera detrás, y números 1 y 3, entran ó saltan dentro la zanja y toman el pie de la camilla, y á la voz de atención, avancen, avanzan hasta que la camilla descansa en el borde opuesto, y entonces número 1 sale de la fosa y toma el pie de la camilla, y número 2 entra para ayudar á número 3 que tiene la cabecera, luego avanzan hasta que esta descansa en la orilla opuesta; entonces números 3 y 2 salen de la zanja para tomar sus respectivos puestos (lámina 138).
Si la zanja es muy honda y angosta, pueden hacer esta maniobra, poniéndose á caballo sobre la zanja, en vez de entrar en ella (lámina 139).
Si fuera un arroyo ancho ó una laguna, se procede al principio como hemos indicado; luego números 1 y 3 entran y avanzan hasta que la cabecera únicamente descansa sobre la barranca; entonces número 2 entra y vuelve para tomar la cabecera ayudado por número 3, y bajan al medio del arroyo para subir del otro lado, como si fuera una pared.
Para llevar bien una camilla, cuando hay que subir ó bajar una escalera ó escalinata, ó andar por terreno montañoso ó embarcar una persona en camilla, hay que tener presente las siguientes reglas: hacer este transporte lentamente, manteniendo siempre horizontal la camilla. Llevar la cabeza hacia delante cuando se sube (excepto en fractura y síncope) y al bajar, se sigue la regla general (excepto fractura y síncope); porque ejercería presión sobre la pierna rota, y en síncope, hay que favorecer el aflujo de sangre á la cabeza; porque difícilmente se mantiene siempre perfectamente horizontal la camilla, más en escaleras estrechas; pero, debe tratar de conseguirlo, haciendo que los que van más arriba bajen los mangos de la camilla, y los que están más abajo, los suban á buena altura.
Las camillas «Furley» sin toldo (láminas 136 a y b), ó con toldo (lámina 140) y puestas sobre ruedas «Ashford» ó «Longmore» son usadas desde 1864 en el ejército británico para transportar heridos.
La modificación «Furley-Headly» puesta sobre ruedas livianas de ciclistas, cuyo peso total con camilla es de 40 kilos y que puede plegarse para usarse para llevar un herido acostado ó dos sentados espalda con espalda, están usándose mucho por las sociedades de socorroos á accidentados en Inglaterra; es decir: por los miembros de la sociedad «John's Ambulance Association» y por el ejército británico (lámina 141).
Hoy día están muy perfeccionadas estas ambulancias de mano que se usa en Londres para el servicio de policía cuyos miembros están preparados en los conocimientos sobre primeros auxilios en casos de accidentes; luego los miembros de las sociedades de socorros que tienen sus estaciones en diversos puntos de la ciudad y campaña donde tienen depositado lo necesario para socorros de urgencia (láminas 136, 140, 141 y 142).
Una de las ambulancias de mano más perfeccionada, es la de Carters (lámina 142), con ruedas de ciclista, como el «Furley-Headly» (lámina 141) y equilibrada por el sistema de los carritos vendedores ambulantes, de manera que el vehículo puede ser impulsado por una sola persona con gran facilidad (láminas 140, 141 y 142), estando provistos de un triple muelles ó resorte (lámina 143), que se arregla rápidamente para una persona de mucho ó poco peso, y disminuye el traqueteo del camino, evitando sufrimientos y complicaciones á los heridos por estos medios.
Estas camillas pueden igualmente ser empleadas con éxito en tiempo de guerra, cuando el terreno no se opone á ello; más, son útiles, sobre todo, para los accidentes de todos los días, y particularmente en las pequeñas poblaciones, porque se pueden guardar en locales fijos, para encontrarlas siempre en caso de necesidad; como por ejemplo: en las oficinas de policía, los cuerpos de guardia de los bomberos, casas de socorros, las estaciones de ferrocarriles, etc.; porque ellas pueden ser manejadas por un solo hombre y usarse como camilla de mano en cualquier momento, y ofrecen un medio de transporte muy cómodo sobre los terrenos llanos y los caminos empedrados (láminas 136, 140, 141 y 142).
Si se trata del transporte á largas distancias, sería necesario un gran número de conductores á pie, y por eso se procurará encontrar un carruaje ó carro de cuatro ruedas (ambulancia) donde se coloca la camilla con ayuda de varias personas, y se la fija sólidamente á los lados interiores del carro por medio de cuerdas. En caso de necesidad, se rellena el carro con paja, heno, junco, helechos y de todas substancias blandas, y se acuesta al enfermo con precaución.
Para cargar una ambulancia ó carro con una camilla se pone al pie de la camilla á un paso de la puerta de la ambulancia, ó carro, número 2 detrás á la cabecera, y números 1 y 3 adelante, al pie. A la voz de: atención, levanten, ponen el pie de la camilla sobre el borde posterior del carro; entonces número 1 sube á la ambulancia, y número 3 va hacia atrás á ayudar número 2; manteniendo bien horizontal la camilla, empujan suavemente á la voz de marchen adelantan la camilla hasta el fondo de la ambulancia; sin que suba número 2 y 3; después si no puede cerrarse bien la puerta, hay que asegurar la camilla lateralmente por medio de correas ó ajustes.
Para descargar una ambulancia ó carro de las camillas, se principia por las que están más abajo, y se procede á la inversa de lo descrito ya. Números 2 y 3 toman desde afuera la cabecera que se presenta á la puerta, y número 1 sube al carro y toma el pie después de desenganchar las correas, etc., y á la voz de atención, levanten, tiren van sacando suavemente hacia afuera la camilla, hasta que el pie solamente descanse en la ambulancia; luego, número 1 baja, y ayudado de número 3, quedando siempre número 2 á la cabecera, baja y se aleja de la ambulancia á la voz de atención, bajen, marchen, alto, para arreglarse en sus posiciones antes de emprender la marcha regular.
Cuando se trata de transportar un enfermo ó un herido por ferrocarril, se introduce la camilla en un departamento de viajeros y para ese objeto es necesario que un gran número de personas prácticas presten su concurso, sobre todo, si el vagón se encuentra delante de escalones un poco elevados.
La mejor posición para la camilla, es aquella en que la camilla está á través, con la cabeza hacia el centro del vagón para que el movimiento sea más suave; pero, cuando no hay esta comodidad, la camilla puede ser puesta por sus dos extremidades sobre los bancos que están en frente; así, queda la camilla siguiendo la longitud del tren y los pies del enfermo deben colocarse hacia delante para evitar el mareo.
Si no se tiene camilla á disposición, se pone en el mismo sentido una tabla de madera ó cualquier objeto parecido, en forma de puente sobre dos bancos y se arregla de manera que haga una cama cómoda.
Si la camilla es demasiada ancha para poder ser pasada por la portezuela del departamento de viajeros, se la hace entrar en uno de carga; pero, como los muelles ó resortes de estos vagones son demasiado rígidos y no comienzan á ceder, sino bajo los grandes pesos, se debe tener el recurso en estos casos de una cama suplementaria elástica ó ganchos con resortes, ó los muelles que describiremos.
Las camillas con ruedas dotadas con buenos elásticos se adaptan especialmente al transporte por vía férrea, colocándolos dentro de los departamentos de carga. Lo mejor es efectuar el transporte en departamentos especiales, (enfermerías), carruajes de enfermos ó en los coches-salones.
En tiempo de guerra se sirven mucho de los ferrocarriles para el transporte de los enfermos y de los heridos, y durante la guerra franco-alemana y las guerras posteriores se arreglaron, á ejemplo de los americanos, los trenes enteros ó trenes ambulancias, que contenían abundantemente todo el material de una enfermería.
Actualmente se sirven, en el ejército alemán de los vagones de primera clase, según el modelo americano, y está muy bien organizado, y se utilizan también, en caso de necesidad, los vagones de carga, en los que con el sistema de suspensión Meyer ó de Plambeck, las camillas pueden estar suspendidas por cuerdas para formar trenes-ambulancias suplementarios.
Estas tareas debieran ser el principal fin de las sociedades de socorros voluntarios ó sea sociedades de la «Cruz Roja», el organizar en tiempo de guerra los trenes-ambulancias de esta especie, para transportar los heridos y los enfermos, desde el campo de batalla á los hospitales de su país.
En tiempo de paz, la misión principal de la «Cruz Roja» debiera ser el enseñar á prestar primeros auxilios en casos de accidentes.
Los camilleros militares reciben indicaciones precisas sobre la manera de adaptar un carro ordinario, al transporte de los heridos, sirviéndose para este objeto de cuerdas, de haces de paja, etc.
Cuando uno se encuentra en un terreno rico de árboles: algarrobos, etc., sobre todo en árboles tiernos y flexibles, como el sauce, hay un medio práctico de efectuar el transporte de los heridos; consiste en adaptar trozos de madera á los carros comunes, según las indicaciones del doctor Christen Smith. Para esto se procede así: se derriban cuatro troncos de árboles tiernos y se les fija por medios de cuerdas á los costados del carro, de tal manera que las extremidades superiores puedan balancearse. Se atan sobre estas extremidades, de las cuales dos miran hacia adelante y dos hacia atrás, dos travesaños de madera, sobre las que descansan á su vez las varas de las camillas (láminas 144 a y b).
El doctor Smith, médico noruego tiene, como se ve, una gran iniciativa y espíritu económico que tanta falta hace en nuestro país.
Hay otros sistemas, que permiten utilizar cualquier vagón ó carro para transporte de heridos, evitando el movimiento del traqueteo; entre ellos está el sistema francés de Bouloumié, que consiste en pasar cuerdas, sogas, lazos ó tientos de un lado á otro de los lados del carro, tren, barco, etc.; y formar una especie de bastidor sobre la cual descansan los extremos de la camilla.
Un sistema mecánico de cadena y gancho inventado por Andouard y modificado por Franck, ha sido adoptado para la Sanidad Militar Argentina, y como puede verse de costado por su corte lateral (lámina 145 a); y de frente (lámina 145 b). Puede adaptarse fácilmente á cualquier carro, techo, soporte, etc., y dar á la camilla la elasticidad necesaria para no sentir el movimiento del vehículo (láminas 145 a y b).
También puede adaptarse á la armazón Brechot-Desprez-Ameline, usado en la sanidad militar Argentina, y que es tan útil para estibar las camillas, como cuchetas en cualquier vagón de ferrocarril, tranvía, buque, ó aún hospital improvisado á muchos heridos ó enfermos (lámina 146).
Estos aparatos de suspensión, á resorte ó muelle,han sido modificados por muchos, entre ellos el sistema «Picard», como se ve utilizado en el caso de ambulancia de dos ruedas (lámina 147), y la aplicación del sistema Andouard-Franck en el de cuatro ruedas (lámina 148); ambos usados por la Sanidad Militar Argentina.
Para el transporte de heridos, se aprovecha los últimos adelantos de la construcción de vehículos, que han sido muy perfeccionados en Inglaterra por la casa Carters, de Lóndres (lámina 149 a); adoptado por la «St. John's Ambulance Association», la policía, y demás centros de socorros de urgencia.
Al interior tiene un mecanismo para que con suavidad se pueda levantar, bajar ó inclinar un enfermo, ó poner dos superpuestos en cucheta; todo hecho con rapidez y seguridad, sin incomodar á los pacientes (lámina 149 b).
Estos mismos vehículos livianos, hechos en los Estados Unidos del Norte, que pueden ser transportados á distancias grandes por un caballo, han sido adoptados en la ciudad de Nueva York y por la Asistencia Pública de Buenos Aires.
La aplicación del automovilismo á los vehículos ha tenido su repercusión favorable para el transporte de heridos en la paz y la guerra. El ministerio de la guerra de la Gran Bretaña, ha incorporado una nueva ambulancia automóvil (lámina 150) con armazón Siddely, hecho en la casa Wolseley Tool y Motor Car C°, cuyo mecanismo interior, es de lo más perfecto.Ahora, según la región en que se efectúa este transporte de heridos, hay que adoptar los medios más prácticos para conseguir llevar rápidamente y con toda suavidad un gran número de enfermos á sus hospitales ó casas particulares.
Si para el transporte por la vía terrestre no hay carruaje; pero en cambio sí: un caballo, un asno, un buey ó cualquier otro animal de tiro, y pueden procurarse un par de palos largos ó varas de árboles tiernos, se confecciona con ayuda de estos materiales, una rastra ó trineo que sirve para llevar heridos, aunque el movimiento no es suave.
Lo mismo sobre un cuero que se arrastra, sobre el cual en toda estación y por los caminos más malos, se pueden transportar los heridos á una muy grande distancia de una manera bastante suave, que en los países montañosos sirven para toda esta especie de trineos, y también se utiliza en los países llanos para el transporte de fardos pesados, fragmentos de peñascos, etc. (lámina 151).
A caballo ó sobre mulas pueden ser llevados los heridos, amarrando una camilla sobre la misma montura (lámina 152); pero, el movimiento es violento. Pueden los heridos ser transportados: ir sentados sobre artolas (lámina 153), colocados á cada lado del animal á estilo de las arganas, ó los que necesitan ir acostados, se arreglan sobre literas, puestas una á cada lado (lámina 154), vigilado por los camilleros que reciben una instrucción especial para efectuar esta clase de transporte.
En los países fríos ó en invierno cuando hay hielo ó nieve, los trineos verdaderos son preferibles á los carruajes para el transporte de los heridos, puesto que ellos se deslizan más suavemente y sin sacudidas por encima de la nieve.
Por el mismo motivo, se prefiere siempre el transporte sobre el agua, en lanchas, barcos, etc., y se pueden utilizar un coy enganchado sobre un remo ó palo para el transporte (lámina 125), para improvisar un aparato para levantar un herido de un piso al otro, de la cama ó de un bote á la cubierta (lámina 119), como cuando se utiliza un canasto ó cajón amarrado ó lona ó cuero suspendido, para izar sobre cubierta un herido (silla servia), en los casos en que las condiciones de embarque no se presten á poder utilizar una camilla.
Muy útil para amarrar un enfermo sobre la camilla, es el aparato ó chaleco, llamado en Inglaterra «Lowmoor jacket» (lámina 155) y que puede improvisarse con correas y telas para poner inclinada la camilla, recostada ó parada en cualquier ángulo para subir escaleras empinadas, bajar á bodegas, minas, etc.
Repetir hasta el cansancio la enseñanza de los diversos medios de transporte hasta hacerlos á la perfección y en todas las situaciones posibles. Improvisar medios de transporte.
Transporte de enfermos y heridos: á mano; acostado, sentado, parado; por uno dos ó más conductores; en camilla, ambulancia á caballo, etc.