Primeros auxilios en los casos de accidentes e indisposiciones repentinas/Heridas y hemorragias
Estos son los accidentes que requieren más conocimientos, sangre fría y rapidez para ser útil; puesto que en pocos instantes puede una persona perder la vida por hemorragia; porque la sangre es el líquido vivificante, como hemos visto en el capítulo primero.
Las heridas son lesiones internas en que la piel está dividida.
Las heridas pueden ser producidas por instrumentos cortantes, punzantes, por armas de fuego, heridas contusas y heridas por arrancamiento.
El peligro de las heridas difiere según su dimensión y profundidad y sobre todo, según la importancia de las partes internas interesadas, como ser: vasos sanguíneos, nervios, huesos, pulmones, corazón, cerebro, intestinos, etc. Por eso es necesario tener una noción de la anatomía del cuerpo humano.
Las lesiones por instrumentos punzantes y por armas de fuego, son generalmente más peligrosas de lo que haría suponer la pequeña dimensión de la herida, porque á menudo en esta clase de heridas están lesionados importantes órganos internos por la punta del instrumento ó por la bala, y también son agravados por los cuerpos extraños, como ser: cuchillos rotos, balas, fragmentos de huesos, pedazos de vestidos, tierra, etc., retenidos en la herida ó que han sido introducidos al prestar primeros auxilios y que la infeccionan.
En las heridas producidas por las máquinas y por las piezas de artillería, se desgarra, aplasta, pulveriza á tal punto el cuerpo, que á veces la muerte sigue rápidamente; ó, cuando se trata de un miembro, la amputación inmediata se hace necesaria por los destrozos causados. Muchas veces basta que se haya cortado la arteria principal para que sobrevenga la muerte del miembro (gangrena), si no se consigue establecer la circulación colateral; ó suturar el nervio, sino podría producirse la parálisis.
La naturaleza cura las heridas de dos maneras: la rápidamente (6 á 10 días) por primera intención, sin supuración, presentando una cicatriz fina lineal que al cabo de algún tiempo no deja señal (lámina 57 a). Siempre que se pueda debe tratarse de obtener esta curación; pero, no se consigue más que en las condiciones siguientes: cuando los labios de la herida puedan ser exactamente justapuestos ó acercados; cuando éstos no se separen después, por la sangre ó los líquidos que salen de las paredes de la herida ó por intervenciones inoportunas; cuando la herida está mantenida en reposo y preservada de toda influencia externa dañosa; cuando la herida no haya sido infectada por tierra ó un objeto desaseado que la ha tocado ó que ha quedado retenido en la herida.
El segundo modo de curación natural de las heridas, es el que se efectúa lentamente y con supuración, con formación de un nuevo tejido conectivo que rellena el hueco formado y deja una cicatriz ancha y rojiza (lámina 57 b). Esta curación tiene lugar cuando las condiciones favorables mencionadas anteriormente faltan; por consiguiente, se cicatrizan sólo por segunda intención; cuando hay demasiada pérdida de piel para que se puedan reunir los labios de la herida; heridas con colgajos de piel ó cuando los labios están desmenuzados, magullados, contusos y privados de sus propiedades vitales; cuando ha quedado mucha sangre, objetos, humores ó substancias entre los bordes de la herida; cuando la parte herida no ha sido mantenida en reposo, como por ejemplo: cuando la pierna herida ha sido empleada en la marcha ó parada; la mano ó el brazo en el trabajo; ó cambio demasiado á menudo de la curación ó ésta ha sido mal hecha; ó cuando el herido ha sido transportado con sacudidas, etc., sin los cuidados requeridos, lo que desgraciadamente no puede evitarse en tiempo de guerra. Cuando la herida está sucia y no se ha limpiado y desinfectado completamente desde la primera curación; cuando existe un hueco que hay que dejar rellenarse con tejidos (abceso, quiste, destrucción de tejido, etc.).
Lámina. 57 a).—Cicatrización por primera intención. | Lámina. 57 b).—Cicatrización por segunda intención. |
Así se ve que una intervención ignorante puede agravar un herido.
Toda tierra, polvo, desaseo ó suciedad, es causa de infección y toda infección acarrea la supuración ú otras infecciones graves.
La supuración separa los labios de la herida, y si entonces la herida comienza á cicatrizar, se forman esos mamelones rojos, llamados vulgarmente carne fofa ó nueva (lám. 57 b). Estos mamelones rellenan poco á poco la cavidad de la herida, producen constantemente el pus y al fin se cubren de una cicatriz ancha, que conserva largo tiempo su color rojo; á más, la supuración y la infección de las heridas pueden dar lugar á una porción de accidentes terribles, llamados traumáticos, los cuales hacen sucumbir muchos heridos y operados; especialmente cuando están reunidos en gran número y no se toman las precauciones necesarias de aseo (asepsia y antisepsia), como sucede en las ambulancias durante la guerra.
A estos accidentes traumáticos pertenecen las inflamaciones y supuraciones lentas y agotantes: la fiebre y erisipela traumática, la podedumbre de hospital, la fiebre supurativa (piohemia), la infección puerperal, la infección pútrida, el tétano, la rabia, etc.; producido por gérmenes que penetran por las heridas, y llevados por la circulación de la sangre á todas las partes del cuerpo.
La cirugía moderna ha hecho progresos inmensos en el tratamiento de las heridas, porque ha llegado á un conocimiento verdadero sobre las causas de las infecciones que son producidas por unos organismos vegetales pequeñísimos lllamados microbios. También sabe cómo se evita que penetren por las heridas á nuestra sangre y cómo se destruyen en la misma herida. Estos conocimientos debe saberlo el pueblo para salvarse y evitar esas complicaciones. El aseo riguroso y pasando todo al fuego es el gran preservativo. Así mostraremos cómo se contrarrestra el peligro más grave y urgente de las heridas; es decir, 1º la hemorragia, y 2º evitar el peligro mediato ó tardío de la infección, haciendo bien la primera cura y las consecutivas.
Toda herida sangra, porque en toda herida hay lesión de los vasos sanguíneos. La naturaleza y el peligro de la hemorragia, difieren según la clase y el volumen de los vasos lesionados. Se distingue si la hemorragia es de los capilares, de una vena ó de una arteria:
1º Si la sangre mana moderadamente de la herida, como babeando, los vasos capilares han sido heridos, y casi nunca hay peligro; basta una suave copresión sobre la herida misma para que cese (lámina 21).
Las hemorragias moderadas provenientes de capilares ó venillas, se detienen ordinariamente cuando se comprime directamente la herida ó se unen los labios de la misma con un vendaje; éstas pueden también cohibirse expontáneamente, por la contracción de las aberturas de los capilares heridos ó la formación en la herida de un coágulo sanguíneo. La aplicación continuada de agua fría ó caliente ó la compresión hace contraer los vasos en las hemorragias capilares. No deben alarmarse aunque moje la curación puesta; pero para dejarla definitivamente, hay que ponerle una nueva curación seca.
2º Si es la sangre de color obscuro (sangre negra), sale en chorro uniforme, y este chorro se hace más fuerte por la presión aplicada por encima de la herida, este es un signo de que una vena ha sido abierta (lámina 58). Esta puede ser peligrosa si la vena es grande ó dilatada como sucede en las várices; pero generalmente, basta levantar el miembro y poner una compreslón sobre la extremidad de ésta y la herida.
Las hemorragias venosas (por ejemplo, de úlceras varicosas en la pierna), son algunas veces difíciles de atajar, porque encima del sitio que sangra, algún objeto del vestido (por ejemplo, una liga), ejerce una constricción; pero, generalmente una presión suave debajo la herida y la elevación del miembro, después de haber separado la constricción superior, basta para detener esta pérdida de sangre, porque las venas son delgadas y flácidas, y se cierran rápidamente, cooperando á esto y á la coagulación, el hecho de pasar la sangre por esos vasos (tubos), sin impulsión, ni gran fuerza (lámina 58). Debe aplicarse la ligadura entre la herida y el extremo del miembro.
3º Si la sangre es roja y se lanza fuera de la herida en chorro fuerte y á sacudidas, es una arteria la que está herida, y en este caso puede haber peligro de muerte si es grande y no cesa pronto con una compresión sobre la herida (lámina 59).
Si encontramos, que á pesar de la presión sobre la herida misma durante unos momentos, la sangre roja-encarnada á chorro intermitente persiste en escaparse, es porque una arteria ha sido herida, y entonces se puede temer la muerte por hemorragia en 4 ó 5 minutos; pues no se cierran fácilmente las arterias, porque son resistentes y elásticas, y porque la sangre pasa por estos vasos con fuerza por la impulsión del corazón, no dando tiempo para que se coagule la sangre en la extremidad herida.
En este caso es preciso un auxilio rápido, porque no hay tiempo que perder. Para este fin, el único medio verdaderamente eficaz, es una fuerte presión sobre el tronco del árbol arterial, en un punto en que éste pasa superficialmente sobre un hueso y por encima del sitio ó punto herido, y entre éste y el corazón, para impedir el pasaje de la sangre ó disminuir su fuerza y favorecer la coagulación en la herida. Esta compresión puede ser digital, ó por medio de algún tejido elástico, como ser una venda elástica ó una inextensible. Por eso, lo más necesario es que todos sepan comprimir las arterias por medio de los dedos ó una venda. Debe buscarse inmediatamente al médico, ó transportarse al enfermo donde esté aquél. El médico cohibirá definitivamente la hemorragia, haciendo la ligadura de la arteria.
Hay ciertos sitios en el cuerpo del hombre, donde las arterias están situadas tan superficialmente que pueden con facilidad ser comprimidas contra algún hueso subyacente; por consiguiente, es necesario conocer estos sitios que se distinguen fácilmente porque se siente con los dedos el pasaje de la sangre (pulso), á través de los vasos. En caso de convencerse que la herida es de esta naturaleza, se comienza por alzar algo el miembro; al efecto, se pone al descubierto la parte herida, y se aplica una compresa ó pañuelo limpio y se ata sólidamente, y si á pesar de esto la sangre continúa saliendo, se busca el tronco de la arteria entre la herida y el corazón y debe elegirse el punto superficial más cercano á la herida (lám. 18 y 19), poniendo en reposo ó levantando el miembro para facilitar la circulación y para comprimir la arteria firmemente é impedir el pasaje de la sangre que viene del corazón hasta que cese la sangre de pasar (lámina 78).
Hay que ser práctico en tomar el pulso, lo cual se hace apoyando la yema de los dedos (cualquiera menos el pulgar, porque podría confundirse con su propia arteria) sobre el trayecto de la arteria.
Hay partes del cuerpo en las que sólo pueden comprimirse las arterias con los dedos, pero hay otras que permiten el uso de vendas; esto último sucede principalmente sobre los miembros.
En la hemorragia arterial, siempre debe comprimirse entre el corazón y la herida. Puede apretarse con los dedos; compresión digital (láminas 60 á 78), ó mecánica, con vendas elásticas en los miembros; también con una tela inextensible (láminas 63 á 73), pero teniendo cuidado de no apretar demasiado y nunca dejarla más de media hora puesta sobre la arteria. También ajustándola con una varita ó garrote (lámina 69), haciendo torniquete (láminas 77 y 78, pero esta presión fuerte no puede permanecer mucho tiempo (un cuarto de hora), sin producir gangrena (lámina 74).
Para hacer con éxito ese primer auxilio tan urgente, debe estudiarse bien la anatomía, especialmente el trayecto de las arterias; enseñarles perfectamente á utilizar los dedos y el uso de la venda elástica y del paquete de curación, lo cual sería preferible en los soldados, que hacerles el tatuaje correspondiente como se ha propuesto.
Para detener la pérdida de sangre con una compresión eficaz del tronco de la arteria, es preciso de una parte, es preciso de una parte, conocimientos, cierta práctica, habilidad, buena voluntad y paciencia, si no llega el médico pronto. Los dedos se cansan pronto y aflojan y sucede que el torniquete mejor aplicado, se desvía fácilmente por el transporte, y en este caso es más dañoso que útil.
La compresión digital es la más rápida y eficaz; pero la mecánica es más durable su efecto.
Las hemorragias arteriales del tronco, están casi fuera de nuestro alcance; porque la aorta torácica, que es el vaso por donde sale la sangre del corazón, está encerrada en el tórax (láms. 14 á 19); la aorta abdominal, en caso de grandes hemorragias de los órganos de la parte inferior del vientre en las personas delgadas puede comprimirse contra la columna vertebral con los dedos, apoyándolos sobre el lado izquierdo del vientre, junto al anillo umbilical en caso de hemorragias uterinas, vesicales, etc. (lámina 18).
Más á nuestro alcance están los vasos cuando salen de la caja del cuerpo; así, en el cuello tenemos las carótidas (láminas 14 á 19) que llevan la sangre á la cabeza y que en caso necesario (degollado), puede comprimirse una de ellas, con los dedos contra las vértebras cervicales, en el borde interno del músculo flexor de la cabeza, músculo externo-cleido-mastoideo (lámina 60 a y b).
Si la hemorragia arterial fuera en los labios, boca, podría comprimirse la facial (lámina 61) sobre el maxilar inferior; ó apretar los labios ó mejillas entre el pulgar afuera y el índice adentro de la boca; si debajo la lengua, en la herida misma sobre la arteria craneal, cuando hubiera una herida en las sienes, frente, etc., podría comprimirse la temporal con los dedos contra el hueso ó aplicando fuertemente una venda con una pelota ó compresa sobre la arteria (láminas 62 y 63) y fijarla alrededor de la cabeza.
Para una herida del hombro del hueco axilar, brazo, etc., puede apretarse la subclavia contra la primera costilla, aplicando el pulgar desde atrás (lado derecho, pulgar izquierdo y vice-versa), en el hueco que hay detrás del tercio interno de la clavícula (lámina 64 a y b). También puede conseguirse este mismo fin, haciendo que la clavícula misma, comprima la arteria contra la costilla; para esto, se hace doblar para atrás el brazo del lado herido hasta que consigue tomar el brazo opuesto y se le ata contra el cuerpo en esta postura (lámina 65).
Mucho más simple y seguro es servirse cuando se tiene á mano un vendaje elástico, es decir, envolver el miembro en masa ó mejor aún por el sitio donde pasa superficialmente el árbol arterial, con una venda elástica ó con una especie de tubo ó cinta de cauchu, como la venda Nicaise (lámina 68), venda Esmarch, etc., de manera que la sangre no pueda ya fluir á través del vaso; ó acostumbrarse á usar cinturones elásticos, ligas, tiradores, etc. (láminas 66 y 67 a y b). Si se da alrededor de un miembro una sola vuelta de venda elástica, la presión á veces no es bastante fuerte para comprimir las arterias; pero, si se aplican muchas vueltas de venda, en un mismo sitio, cada vuelta aumenta la presión de la precedente, de manera que bien pronto, ni una gota más de sangre podrá pasar ese punto; pero, sólo se desea obtener una disminución de la corriente y estancar la sangre.
Todos los soldados, así como todos los miembros de las sociedades de primeros auxilios deben estar provistos de tiradores ó vendas elásticas (láminas 66 y 67); también los centros de socorros y las ambulancias en campaña, como las oficinas de socorro de los ferrocarriles; y las cajas de útiles de los camilleros, no deben contener más que de unas vendas elásticas ó de un tubo de cauchu lleno ó hueco (venda de Esmarch), un poco de gasa ó algodón y unas vendas para tener á mano lo necesario para prestar primeros auxilios (láminas 66, 67 y 68).
Cuando sólo se puede procurar una venda inextensible de tela, se hace un nudo en medio y se aplica al paraje que se desea (lámina 69 b), y después de haber fijado bien la extremidad, se moja abundantemente todo el vendaje con agua; en cuanto se humedezca este vendaje, se contraerá enérgicamente, y la presión, así ejercida, por él, será, en la mayor parte de los casos, suficiente; pero, si permanece más de media hora con esta compresión tan fuerte, podría sobrevenir la muerte del miembro por falta de nutrición ó sea gangrena, ó por una parálisis por la compresión del nervio, como sucede en todo vendaje aplicado demasiado fuertemente y sin uniformidad (lámina 74), en que sobreviene la gangrena por compresión.
Cuando no se tiene más que un pañuelo del cuello, de bolsillo, se le pliega en corbata, se anuda en el medio para hacer una pelota (láminas 63 y 69 a) para aplicar sobre la arteria, se le arrolla alrededor del miembro y se hace un nudo sólido; nudo de marinero. El nudo marinero ó en lazo (láminas 81 y 82) debe ser bien hecho, para que no se desate, cuidando de no hacer el nudo de «vieja», que no sirve.
En todas ocasiones el vendaje elástico es el único eficaz y sin peligro, porque su acción es más enérgica y más duradera, y no es peligroso aunque se comprima mucho ó se deje aplicado largo rato, ó sea media hora, sin que sobrevenga la gangrena (lámina 74).
Ahora, hay vendas elásticas, venda-torniquete de una sola pieza y tan largas que puedan servir, hasta para comprimir la arteria femoral del hombre más corpulento. El que lleve estas vendas, llamadas tiradores ingleses ó fajas (lámina 66), podrá detener toda hemorragia de los brazos (lámina 68) ó de las piernas (lámina 76 a, b y c), sobre sí mismo ó sobre otro, y en varias partes se provee á los vigilantes, bomberos, etc., de ellos (los socios de la Samaritana alemana). Si durante la guerra cada soldado fuese portador de estos tiradores y estuviera instruído en primeros auxilios, podría estar más seguro de salvarse sobre el mismo campo de batalla, en caso de hemorragia (guerras del Japón).Estas vendas serían igualmente útiles á los viajeros, á los cazadores, á los obreros de las fábricas, á los empleados de los ferrocarriles, á los agentes de policía, á los guardias civiles; en una palabra, á todo el mundo; porque todo el mundo, puede estar en el caso de servirse de ellas para su uso propio ó para prestar socorro á sus semejantes llevando cinturones elásticos, ligas, tiradores especiales (láminas 66 y 67). Veamos en detalle, los puntos en que están superficialmente las arterias y los medios para contrarrestar las hemorragias.
En los miembros superiores puede comprimirse las principales arterias.
La arterial axilar, se puede comprimir en el nacimiento del brazo en su parte anterior ó en la axila misma, donde se comprime contra la cabeza del húmero (lámina 70).
Se encuentra la arteria humeral en la parte superior de la cara interna del brazo en el sitio que corresponde más ó menos á lo largo de la costura de la manga y se puede comprimir en este sitio, con los dedos que la aprietan, desde abajo, contra el húmero (lámina 71), porque tomado desde arriba se escapa; ó fijando contra el brazo un bastón grueso, que se coloca entre aquél y el tórax, por medio de una tela, especie de garrote (lámina 72 b); también puede apretarse con una venda elástica (lámina 72 a), ó una venda inextensible, formando torniquete con un nudo y una varilla y ajustando con un pañuelo triangular; pero es peligroso por la gangrena que puede sobrevenir.
Más abajo, puede comprimirse en la flexura del codo, por medio de los dedos ó interponiendo una pelota, que comprima la arteria y doblando el antebrazo sobre el brazo que se sostiene en esta postura atándolo con un pañuelo triangular, como en la rodilla (lámina 73).
En el antebrazo, se encuentra superficialmente la radial cerca del pulgar; pero, es inútil comprimirlaLámina 75 a y b).—Compresión digital de la femoral |
Lámina. 76 a, b, c.—Compresión mecánica de la femoral con venda elástica. |
Cuando cualquiera arteria, está debajo una capa profunda de músculos, es imposible llegar á comprimirla contra un hueso, por la elasticidad de estos tejidos; así, la ligadura elástica debe hacerse sobre la masa de los músculos que se siguen nutriéndose por las arterias colaterales.
En los miembros inferiores encontramos: en el muslo, la arteria femoral que se encuentra en la parte media de la cara anterior del muslo (ingle), muy cerca del arco crural (borde del hueso ilíaco), donde puede comprimirse hacia arriba con los pulgares ó los dedos (lámina 75) ó con el índice doblado y el pulgar apretándolo apoyado sobre la falangina como martillo, ó con una venda elástica ó sino simplemente aplicando un triángulo anudado sobre una pelota que se pone en medio del pliegue de la ingle bien arriba, ó una compresa que se ajusta aplicado lo más arriba posible: como esta arteria más abajo se hace interna y está debajo una masa muscular, por lo tanto sólo puede comprimirse en masa por la venda elástica (lámina 76 a, b y c), y también haciendo compresión con un torniquete (lámina 77).
Todos deben tener habilidad para comprimir esta grande arteria, que da una hemorragia formidable en pocos segundos.
Si la herida está más abajo de la rodilla, se puede comprimir la arteria poplitea, en la flexura de la rodilla (corva), ya sea con los dedos ó doblando la pierna sobre el muslo después de haber interpuesto una pelota, varilla, lápiz, llave, etc., sobre la arteria, y se ata con una venda acercando lo más posible el pie al muslo (lámina 73). En las heridas de la pierna ó del pie, hay que comprimir la femoral ó la poplitea, porque la arteria está muy profunda, y hacerla levantando la pierna bien alto (lámina 78).Es conveniente conocer y saber remediar otras hemorragias, que son á veces expontáneas y otras veces traumáticas, que no pudiendo llegar al sitio donde se producen, hay que valerse de medios indirectos, como el frío, el reposo, calmantes, etc. Tienen diversos nombres según el sitio en que se producen: así, la hemorragia de la nariz, se llama epistaxis; la de la boca, se dice bocanadas; la de los bronquios y pulmones, hemoptisis; la del estómago, hematemesis; la de los intestinos enterorragia; la de las almorranas, hemorroidal; la del útero, metrorragia; la de la vejiga y riñones, hematúrea.
Todas estas hemorragias pueden ser producidas por heridas penetrantes en el abdómen ó del tórax y siempre son graves, debiendo llamarse al médico urgentemente; porque á veces hay tiempo de abrir el vientre (laparotomía) para ligar la arteria herida, y coser los órganos perforados (nefrectomía, enterotomía, etc.).
Si sale sangre por la nariz (epístaxis) se aconseja levantar la cabeza, aplicar algo frío á la espalda y compresa de agua fría á la frente y nariz; también el absorber por la nariz agua muy fría á sorbos, y en último caso, si sangre por una parte anterior de la nariz, puede hacerse un pequeño tapón de algodón é introducirlo bien adentro con un lápiz, etc.
Si fuese hemorragia bucal se procedería lo mismo ó sino haciendo buches de agua muy caliente ó taponando el hoyo del diente, si fuera ese el sitio lesionado ó compresión directa de la arteria ramma debajo la lengua ó en la mejilla sobre la arteria facial. Cuando son bocanadas, ó de la garganta, ó gruesos bronquios, se distingue porque la saliva ó esputo, sólo tiene unas estrías que poco se mezclan con la saliva.
La hemoptisis, se distingue por estar íntimamente mezclada con el esputo ó sea sangre pura, roja y espumante que se arroja con la tos, mientras que en la hematemesis la sangre es generalmente negruzca, coagulada, mezclada con alimentos y arrojada por el vómito. En ambos casos se pone al enfermo en un sitio tranquilo, medio sentado, quieto sin moverse, se le aplica frío al pulmón ó estómago, y se le da pedacitos de hielo.
Enterorragias, producidas por causas traumáticas sobre el abdomen ó expontáneamente como complicación de las enfermedades que ulceran los intestinos: enteritis, cólera, fiebre tifoidea, disentería, hemorroides, etc.
A veces estas hemorragias se manifiestan al exterior en las deposiciones, pero otras veces son internas y hay que saber distinguirlas para llamar urgentemente al médico. La persona se pone pálida, azulada, siente angustia, inquietud, depresión, y abandono; otras veces una sensación de angustia, opresión al pecho, la boca sin aliento busca aire, se siente con asfixia; la respiración corta y superficial; el pulso se pone muy rápido, pequeño y depresible; otras veces hay vómitos, ruído en los oídos, obscurecimiento de la vista; después, pérdida de la inteligencia y conciencia propia de la vida; ojos hundidos, sudor frío y por fin la muerte.
Todos estos son signos de anemia aguda, pero, si fuera la hemorragia pequeña y repetida á menudo produciría una anemia crónica.
Se distingue la enterorragia de la hemorroidea, porque en aquélla la sangre sale íntimamente mezclada con las materias fecales y generalmente de un color obscuro; mientras la de las hemorroides, que son várices del ano, la sangre es más roja, más abundante y formado sólo estrías sobre las heces y sin mezclarse. En este último caso, es conveniente los baños de asiento muy fríos ó muy calientes prolongados. En todos estos casos, se pone acostado el enfermo, reposo absoluto, cabeza baja, aplicación de frío ó hielo sobre el vientre, calmantes y llamar urgentemente al médico.
Lo mismo se procede, cuando se trata de una metrorragia; pero si esta es causada por el parto ó un aborto, debe á más aconsejarse que acerque fuertemente las rodillas y se le hagan fricciones sobre el vientre, hasta que se retraiga el útero, formando una bola de seguridad. Si esto no diera resultado, podría comprimirse la arteria aorta á través de las paredes del abdomen á la altura del lado izquierdo del anillo umbilical; también puede recurrirse á inyecciones vaginales calientes (hasta 45º) y prolongadas.
En casos muy graves de hemorragia puede recurrirse á bajar fuertemente la cabeza, vendar las extremidades para hacer que la poca sangre que queda vaya á la cabeza. Los médicos recurren á hacer la hipodermoclisis, que consiste en inyectar agua salada (10 por 1000) aséptica en el tejido subcutáneo ó la transfusión de la sangre á una vena.
La hematuria (orinar sangre), á veces es difícil distinguirla, porque en vez de ser roja es sólo un color marrón ó aún negro por la sangre disuelta. A más de lo indicado, debe someterse a un régimen lácteo ó una alimentación muy liviana y suave, porque todas las bebidas ó comidas irritantes agravan el estado: alcohol, vino, alimentos indigestos, ejercicio, marcha, etc.
Las hemorragias venosas, causadas por rupturas de várices, sangrías, sanguijuelas, diversas operaciones, etc., se consiguen cohibir con la compresión, por medio de tapones de algodón ó gasa aséptica, el agua fría, la compresión y el reposo; sólo cuando hay una predisposición especial de la sangre, llamada hemofilia, que no se coagula y se mantiene fluida, es que todo auxilio es inútil, excepto inyecciones hipodérmicas de suero ó gelatina. Estas personas mueren muchas veces por hemorragia capilar de una pequeña herida, diente, nariz, etc.
Antes de terminar este asunto, debo recordarles ante todo: ¡evitar dañar! Así, es necesario nunca usar los llamados hemostáticos ó estípticos con los cuales se rellenan tan á menudo, las heridas cruentas; sea que estos remedios vengan de una farmacia: percloruro de hierro, árnica, hilas alquitranadas, colodio, etc.; sea que pertenezcan á los remedios caseros: aguardiente, barro, telas de araña, que se buscan ordinariamente en los rincones más sucios y llenos de polvo y que producen infecciones terribles. Verdad es que se puede detener con ayuda de estas sustancias, las hemorragias insignificantes; pero, se puede hacer esto mismo mucho mejor por una compresión metódica; á más, espero se convenzan de la influencia perniciosa en las heridas de toda especie de polvo, tierra ó suciedad y comprenderán así, que estos remedios no hacen, á menudo, otra cosa que perjudicar y en todo caso, impiden por lo menos, la curación rápida por cicatrización inmediata (llamada primera intención).
Desgraciadamente, aún se encuentran estos hemostáticos en más de una caja de curación para accidentes; esto prueba que estas cajas han sido arregladas por una persona extraña al arte médico ó por un médico no preparado ó anticuado.
Los periódicos describen todos los días y refieren intoxicaciones de la sangre (tétano, supuración), sobrevenida á consecuencia de heridas insignificantes de los dedos; señalando lo peligrosos que son para el organismo humano, estos agentes de infección que se encuentran en toda substancia desaseada, tierra, polvo, barro ó substancias de olor fétido, en vías de descomposición en el momento que se introducen en la sangre; así, leen que un hombre se ha pinchado la mano ó el pie, por medio de una aguja ó un clavo, una espina, etc., y que pocos días después es cadáver, ó que se le ha tenido que amputar el brazo, porque el envenenamiento de la sangre estaba manifiesto. En semejante caso, una substancia infecta (putrefacta) ó simplemente polvo, tierra, barro ó suciedad cualquiera, ha sido introducida en la pequeña herida; ya sea que esta substancia estuvo adherida á la aguja, ropa, etc., ó porque más tarde, una mano ú objeto que no estaba bien y recientemente lavado, llevó al interior de la herida una infección, debido á unos vegetales de la clase de los hongos, que son tan pequeños, que por eso se llaman microbios y que hay en todas partes.
Todo el mundo sabe, con qué facilidad los médicos pueden infectarse de esta manera, ó por algún descuido en las precauciones, y cuantos son, los que pierden así la salud ó la vida misma por los gérmenes sépticos ó infecciosos.
Las precauciones y las reglas para las curaciones tienen por punto de partida, el hecho de que los gérmenes de la infección, están en todas partes y llevadas en el aire por las partículas de polvo que las depositan sin cesar sobre todos los objetos de las habitaciones, el agua, muebles, ropa, manos, etc., que infectan ó son llevados por los objetos, los dedos, instrumentos, etc., á las heridas, y deben, por consiguiente, ser alejados de todas partes, destruyéndolos siempre para privarles de que se reproduzcan y causen mal con sus propiedades tóxicas ó venosas (desinfectar ó esterilizar).
El peligro mayor es que penetre polvo ó tierra infecciosa en las heridas; por consiguiente, ni hilas ni emplastos (colodio, brea, etc.), ni esponjas que hayan ya servido, ni tela usada, ni género sucio debe ponerse en contacto con ellas: no se las tocará nunca con los dedos desaseados ó infectos; es decir, siempre que no acabemos recién de lavarlos perfectamente con agua hervida, jabón y cepillo y desinfectarlos para sobre todo: no dañar.
Si la herida está sucia por arena, tierra, barro, etc., se la puede lavar y enjuagar; pero solamente con el agua límpia y si fuera posible pura ó hervida y tapar con un trapo límpio, pañuelo de bolsillo, toalla, servilleta, etc., si hay á mano gasa, algodón y una venda. En caso de necesidad, se podrá emplear el agua de fuente, de lago ó de río bien claro; pero preferirán si es posible, el agua limpia que haya hervido (agua desinfectada), porque la ebullición destruye los gérmenes.
En todo caso si se pone sobre la herida, como cura, una compresa de tela hervida, ó una compresa de gasa, algodón, etc., esterilizado, ó impregnada en alguna solución; así, se está al menos seguro de poder esperar la llegada del médico sin peligro para el herido.
Si la persona debe ser transportada á la casa del médico, que no se encuentra en la proximidad del lugar del accidente, es necesario fijar una compresa por medio de una tela de diversas formas, venda provisoria para sostener la curación, ó de un vendaje que sostenga convenientemente el miembro herido. Para esto, los miembros de sociedades de primeros auxilios llevan cinturones y tiradores elásticos y vendas de tela (láminas 66, 67 y 80).
En tiempo de guerra, cada soldado debe llevar sobre sí, un pequeño paquete de objetos de curación, por medio de los cuales puede prestarse el primer auxilio y curarse él por sí mismo ó ayudar á su camarada herido. Este paquete debe contener una venda elástica, si el soldado no lleva cinturón, tirador ó faja elástica, y varios pañuelos triangulares; gasa, algodón y esponjas de gasa hechos en forma de compresas asépticas ó impregnados de una substancia que puede ejercer una acción antiséptica.
Estos paquetes deben ser lo más pequeño posible y el militar debe estar bien instruído en su uso y sus precauciones, teniendo un libro de guía para consultar en cualquier momento. Esta instrucción debe darse diariamente á la par de la instrucción militar y enseñarse bien el trayecto de las arterias para que no sea necesario hacer el tatuaje de su dirección y también debe enseñarse el uso del paquete de curación y los peligros formidables de la infección.
Las heridas infectadas y emponzoñadas, son producidas por instrumentos; armas, objetos infectos y sucios; como también los dientes desaseados de animales, mordeduras de serpientes, perros rabiosos, etc. El peligro de estas heridas proviene de que el veneno, absorbido por los vasos linfáticos y venas, llegue al corazón é infecte toda la masa sanguínea.
Las heridas infectadas son producidas, porque ha penetrado virus ó sea gérmenes vivos en la herida llevados por instrumentos, armas, y que se reproducen en la sangre y causan graves complicaciones y aún la muerte, como ser: la infección séptica (supuración), infección pútrida; carbúnculo (grano malo); rabia, el tétano; también penetran las enfermedades infecciosas, aunque á veces no haya herida visible. Lo más peligroso es la infección por materias putrefactas, como ser: cadáveres, dientes de animales carnívoros, objetos con sangre vieja, etc.
Las heridas emponzoñadas son producidas por venenos ó substancias tóxicas que penetran en la sangre y su efecto depende de la calidad y cantidad de veneno (vívora). Para prevenir esta absorción se debe, lo más pronto posible, ejercer una suave compresión sobre el miembro, por encima de la herida, con preferencia con una venda elástica: ligas ó tiradores (lámina 79), ó sino con un pañuelo atado mientras se desinfecta ó cauteriza la herida ó se procede á limpiarla y curarla rápidamente.
También se expulsa haciendo sangrar la herida ó por aplicación de ventosas ó por succión (con la condición de que no exista lesión en los labios); desinfectar con puntos de fuego ó por las substancias cáusticas y antisépticas: formol, ácido fénico, ácido nítrico ó potasa cáustica; ó lavando con una solución roja de permanganato de potasa, ó solución de bicloruro de mercurio, comprimiendo la herida para que sangre y dejando la herida en un baño antiséptico que se repite á menudo, ó envolviendo la herida con una compresa mojada en las soluciones antisépticas ya nombradas.Si estuviera lejos de todo recurso médico quizá fuera prudente cauterizar la herida con un hierro al rojo ó baños antisépticos locales.
Para las mordeduras de serpientes ó picaduras de insectos (avispas, erizo, etc.), se empleará principalmente el permanganato de potasa, que es un antídoto excelente y el ácido clorhídrico diluido se dará al interior; lo mismo que las bebidas alcohólicas y estimulantes: café, coñac, vino fuerte. Será preciso que se mande buscar al médico en seguida.
Así, lo mejor fuera añadir al agua que uno se sirve, una de las sustancias antisépticas y sería conveniente que cada familia tuviera para servirse, en caso de necesidad, una botella conteniendo una de las soluciones antisépticas, como ser: de formol (1 por 1000), de bicloruro de mercurio (1 por 1000), de ácido fénico (25 por 1000), salicílico (10 por 1000), bórico (40 por 1000), creolina, lisol (10 por 1000), que pueden procurarse en la farmacia.
Cuando se ha conseguido detener la hemorragia de una herida y prestado primeros auxilios, entonces hay tiempo para trasladar al herido y preparar con calma todo para curarlo, lo cual debe hacerse según los métodos modernos de asepsia ó antisepsia.
lº El método aséptico (sin gérmenes) consiste en un aseo extremado, alejando por el agua, jabón, cepillo, alcohol los gérmenes y destruirlos por medios físicos, como ser: el calor, el fuego, el frote, etcétera. Es el método más fácil, más barato, con menos peligros y debe preferirse en toda operación en que hay tiempo para preparar lo necesario.
2º El método antiséptico (contra los gérmenes), consiste en agregar á los medios de aseo riguroso y medios físicos, algunas substancias químicas que concluyen por matar en el mismo sitio que están los gérmenes ó semillas que los otros medios no han podido alcanzar. Por eso hay que usarlo en las heridas infectadas y fracturas conminutivas; pero hay que ser parcos en el uso de estos medios, cuando se trata de niños ó hay gran superficie lesionada, por temor al envenenamiento por estas substancias.
Lo esencial para poder efectuar una cura, es abundancia de agua hervida, jabón bueno, cepillos fuertes, fuego y útiles de cocina para hervir todo.
Las cajas de curación porta-útiles deben tener á más, de una lámpara y alcohol para la desinfección, vasijas metálicas para hervir agua y desinfectar instrumentos, gasa algodón y agua aséptica para efectuar la primera cura. Es útil que se hallen provistos de una tijera, pinzas de curación, etc., que se desinfectarán cada vez que se vayan á usar. A más, en campaña, los camilleros, enfermeros, etc., deben tener tablillas y algunos frascos de estimulantes y una jeringa de Pravaz para inyecciones hipodérmicas, una jarra para dar de beber y agua potable en abundancia.
El método aséptico (sin gérmenes de infección), consiste en destruir los gérmenes nocivos tratando de alejarlos de nuestras manos, de las heridas, instrumentos, etc., por el más riguroso aseo; usando una corriente de agua limpia y hervida; frotando con cepillo y jabón durante largo rato, hasta estar seguro de un perfecto aseo, ayudando á disolver las grasas que estén adheridas, por medio de agua tibia ó alcohol y esterilizando (matando los gérmenes) por el calor, los instrumentos, vendas, algodón, etc.; cosa que se consigue poniéndolos en una estufa cualquiera ó hirviendo durante un largo rato en un líquido (agua, aceite, etc.), ó pasándolos por una llama ó fuego de estufa quedan también asépticos (sin gérmenes). Este método es preferible para operaciones ó heridas que no estén infectadas ya.
La categoría de remedios que destruyen directamente los gérmenes se llaman antisépticos (contra la infección) ó desinfectantes á los cuales pertenecen el bicloruro de mercurio (sublimado corrosivo), formol, ácido fénico (carbólico), salicílico, bórico, el timol, el cloruro de zinc, el iodoformo, la naftalina, que tienen más ó menos poder desinfectante. Debemos emplearlos para limpiar nuestras manos, las heridas y sus inmediaciones; los instrumentos de cirugía, para impregnar los diversos materiales: algodón, gasa, etc., que sirven para los vendajes y curaciones; pero, no poniendo en gran cantidad porque son sustancias tóxicas y más para los niños.
Para hacer más fácil estos métodos tan excelentes, que dan resultados tan buenos; describiré las medidas de precaución que se toman actualmente cuando se trata de hacer una operación cualquiera, y que todos deben saber para poder preparar una persona para que se le haga una curación ú operación.
Supongamos que se trata de amputar una pierna ó extirpar un tumor (un quiste ó un tumor grasoso); el médico comienza por acostar cómodamente el enfermo sobre una mesa, y cloroformarlo ó aplicarle localmente cocaína aséptica ó éter, etc.
El operador, sus ayudantes y todos los que están de servicio durante la operación, se lavan y frotan muy cuidadosamente las manos (dedo por dedo) y los brazos con jabón bueno y cepillo; después la misma operación con cepillo y alcohol; en seguida, se limpian todavía nuevamente con otro cepillo, en una solución de bicloruro de mercurio de 1 por 1000 (1 gramo en 1 litro) ó con el formol, 1 por 1000; agua fenicada al 20 ó 30 por 1000.
Todos los instrumentos, las esponjas de algodón y demás útiles ó utensilios empleados para la curación ú operación, deben desde el principio, limpiarse cuidadosamente con cepillo y jabón, hervirse ó esterilizarse en una estufa, pasar por una llama de aguardiente ó del fuego común, etc., y luego sumergirse en solución de formol al 1 por 1000 ú otro desinfectante, como ser soluciones de ácido fénico, lisol, creolina, etc. Todo esto hecho con manos perfectamente aseadas, teniendo cuidado de no tocar nada de afuera; su ropa misma, exterior de palanganas, etc.
Debo prevenirles que los llamados jabones antisépticos, son casi inútiles para lavarse; porque químicamente el jabón destruye el efecto del desinfectante y vice-versa; así, es preferible usar un buen jabón y enjuagarse con el antiséptico. En cuanto á la parte del cuerpo en que la operación se va á hacer ó donde se aplica la cura, debe limpiarse previamente, como se ha hecho con las manos; se la afeita, si tiene pelo y se la fricciona con el agua jabonosa y luego se la lava con éter ó alcohol para sacar las materias grasosas y en seguida lavar abundantemente, si es posible con un irrigador, con una solución desinfectante, como ser: una solución de bicloruro de mercurio al 1 por 1000 ó formol en la misma proporción (1 gramo en 1 litro de agua hervida). Esto mismo debe hacerse alrededor de toda herida, mientras se espera el médico que hará la primera curación.
Entonces comienza la operación, durante la cual, nada de lo que pudiera ejercer sobre la herida una acción infectante, puede ponerse en contacto con ella ó ser tocada por los que ayudan. Así, los llamados ayudantes limpios, sólo tocan lo desinfectado, mientras los otros alcanzan los objetos necesarios tomándolos con pinzas ó por la parte de afuera.
Cuando el cirujano tiene separado el tumor y contenida la hemorragia por compresión con pinzas que se sacan luego, ó por la ligadura de los vasos sanguíneos, que hace con hilos de catgut ó seda; lava de nuevo toda la herida, con el agua hervida sola ó con una substancia antiséptica. Cuando se teme que no cicatrizan por primera intención, pone en ciertos sitios pequeños tubos de cauchu para desagüe, destinados á conducir los líquidos que podrían detenerse en el fondo de la herida; y finalmente cierra ésta por medio de una sutura conveniente.
Viene entonces la curación; así toda la herida y las partes circunvecinas se envuelven en una capa espesa de una de esas substancias asépticas citadas más arriba (algodón ó gasa esterilizada), que no se cambia hasta que sean mojados por los líquidos ó hasta la cicatrización y fíjase el todo por medio de una venda de gasa esterilizada ó desinfectada. No habiendo los elementos indicados, se usarán trapos ó paños de hilo ó algodón bien limpios, hervidos ó pasados á la estufa.
Este apósito de cura, aséptica ó antiséptica, queda generalmente en su sitio sin tocarle, de ocho á diez días (según la extensión y la clase de la herida); cuando éste se levanta, se encuentra muy á menudo toda la herida cerrada por primera intención; durante todo este tiempo, el operado no ha experimentado ordinariamente ningún dolor, no ha tenido fiebre traumática ni infecciosa; los líquidos que ha exhalado no han traspasado la curación; no ha perdido pus y se ha librado de todos los peligros que entraña la supuración.
Los malos olores que en otras ocasiones infectaban las salas de enfermos y los hospitales, y que dependían de un pus de mala naturaleza, no se encuentran en la actualidad, sinó excepcionalmente y sólo en los casos en que desde el principio no han sido tratados los enfermos por el método antiséptico ó aséptico.
He demostrado con qué cuidados y con qué precauciones, nuestros médicos buscan el prevenir la intervención de toda substancia dañosa é infecciosa en una herida, y los legos en medicina deben tratar de imitar en lo posible estos procedimientos desde el primer momento y luego tratar de hacer una primera cura, tan aséptica como lo hace el médico.
El primer objeto que persigue el cirujano, es sobre todo y siempre: tratar de obtener la reunión por primera intención (sin supuración):
1º Para esto, toda hemorragia debe ser cuidadosamente detenida y lo obtiene generalmente por la compresión momentánea del extremo del vaso herido; por compresión, sutura ó por medio de pinzas ó por la ligadura de los grandes vasos sanguíneos lesionados; la circulación queda interrumpida pero, se hace por los vasos colaterales. Esta ligadura la hace por medio de hilos de seda esterilizados; emplea también, hilos hechos de intestinos (catgut), hechos asépticos, los cuales se disuelven en las heridas.
2º Sobre todo, el punto más importante en el tratamiento de las heridas, es la observación de las precauciones asépticas (sin gérmenes) y antisépticas (contra los gérmenes) que actualmente se emplea en presencia de la más pequeña herida; porque sólo ellas permiten prevenir la supuración y obtener así, la curación por primera intencion.
Estas precauciones consisten, por una parte en la más minuciosa limpieza, y de otra en el empleo de ciertos remedios que gozan de la propiedad de prevenir la infección, destruyendo los organismos microscópicos (microbios), que en la infección juegan el principal papel.
Con este fin reune el médico, si le es posible, los labios de la herida por medio de una sutura ó de una venda; que quede lo más unido posible y no hace uso de los ungüentos, ni los emplastos (colodio, etc.), porque pertenece á la vieja cirugía y son infectos y sólo puede usarse á lo más, la tela salicilada para las pequeñas heridas de los dedos.
3º El médico trata que la parte del cuerpo que es asiento de la lesión, sea mantenida en reposo absoluto hasta la completa curación de la herida: reposo que obtiene por un vendaje cuidadosamente aplicado, y que deja ordinariamente puesto hasta la completa cicatrización y no se cambia mientras los líquidos no mojan y traspasan la curación puesta; ó hay infección, supuración ó fiebre. En otro tiempo se tenía la costumbre de renovar este vendaje todos los días y á menudo muchas veces, en el mismo día.
Las heridas infectas ó supuradas deben ser sometidas á diario á baños locales antisépticos, sumergiendo mano, pie, etc. infectado, en una solución tibia durante un cuarto á media hora para que penetre y desinfecte.
Sin embargo, después de cicatrizado y de haber levantado la primera cura, debe, durante un cierto tiempo aún evitar el exponer el miembro herido á los movimientos ó á los roces demasiado fuertes, porque sinó, la cicatriz reciente podrá volver á abrirse y dar lugar á una nueva cicatrización.
Así en el momento de producida la herida, los legos en medicina cuidarán que no sea tocada con dedos, trapos, instrumentos, etc., que no estén límpios; ni aún para cohibir las hemorragias. Si tuvieran á mano un paquete individual de curación (soldados) se lo aplicarán directamente.
Luego, no hay por qué apurarse en hacer la primera cura, hasta no se tenga todo listo y limpio. Se hará hervir agua en abundancia, se fregarán y se harán hervir ó se pondrán al fuego ó se pasarán por las llamas las palanganas, tijeras, etcétera, para la curación; sino se tuviera elementos (algodón, gaza, vendas asépticas), se pondrán paños ó trapos límpios á hervir ó al horno. Luego se lavarán las manos perfectamente los que van a efectuar la curación; luego lavarán alrededor de la herida y la misma herida con un chorro suave de agua filtrada, hervida, ó muy limpia. Si se tienen antisépticos, conviene siempre usarlos después de accidentes porque ha pasado largo rato entre éstos y la primera cura y por lo tanto han podido penetrar profundamente los gérmenes. Se aplican compresas secas ó húmedas; se venda todo con suavidad y regularidad en la compresión.
Hay que saber bien la circulación y el trayecto de las principales arterias, luego los puntos donde pasan superficialmente, cerca la piel y huesos ó partes duras que quedan debajo sobre las cuales se pueden comprimir.
Ejercicios de compresión digital hechos con gran exactitud; y en seguida compresión mecánica de estas mismas arterias y otras con vendas elásticas é inextensibles.
Ejercicios hechos sobre un alumno y luego estos entre sí hasta hacerlos con precisión y rapidez saber responder á las siguientes preguntas y realizarlos en la práctica. -¿Qué clase de heridas conoce? ¿Cómo cicatrizan? ¿Cómo se distingue si la hemorragia es capilar, venosa ó arterial? ¿Cuál es el medio más eficaz para detener una hemorragia arterial? ¿Qué es compresión digital y mecánica? ¿Cómo se procede á hacer la compresión digital de la carótida, facial, temporal, subclavia, humeral, femoral, etc? ¿Cómo se improvisa y se hace la compresión mecánica de estas mismas arterias? ¿Cuál de las compresiones es más rápida; cuál puede prolongarse más? ¿Qué peligros tiene la compresión inextensible, el torniquete ó garrote? ¿Por qué debe preferirse la compresión elástica? ¿Cómo se pararía una hemorragia de una vena varicosa? ¿Cómo procedería en otras hemorragias: epístaxis, hemoptisis, bucal, etc.? ¿Cómo se prepara el médico para primera cura y por qué de cada detalle? ¿Diferencia entre una herida infectada y emponzoñada? ¿Qué diferencia hay entre el método aséptico y antiséptico? ¿Cómo se desinfecta herida, manos, instrumentos, etc.? ¿Cómo procede el médico y que debe hacer el lego en medicina? ¿Cuáles son los peligros mayores de las heridas y cómo se contrarrestan?