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El rey ha de llevar tras sí los ministros; no los ministros al rey
Al rey solas las obligaciones de su oficio y necesidades de su reino y vasallos le han de llevar tras sí.
En todo el Testamento Nuevo no se lee otra cosa, hablando de los apóstoles y Cristo, sino sequebantur, seguíanle. No se lee que Cristo los siguiese jamás: él los llevaba siempre donde quería; no ellos a él. «Cada uno tome su cruz, y me siga.- Sígueme», dijo al apóstol que llamó. Y los que le hacen cargo de buenos criados, no dicen otra cosa sino: «Ves que lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.» ¡Gran diferencia de criados buenos de Cristo, a criados de Satanás y de sus tiranos! Todo lo dicen y hacen al revés; dirán a sus reyes: Ves aquí que lo hemos tomado todo, y héchote que nos sigas y andes tras nosotros arrastrando.
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