Poesías del Inca Pachacutec
I
El varón de alma noble y animosa
se conoce en la indómita paciencia
que en las adversidades y desdichas
y en los reveses de fortuna muestra.
II
Siempre es señal la impaciencia
de un ánimo vil y bajo
que mal enseñado ha sido
y peor acostumbrado.
III
Los jueces sin conciencia que escondidos
las dádivas reciben de las partes,
pues son ladrones por justicia, sean
castigados con muerte como tales.
IV
La ira, la embriaguez y la locura
corren parejas; mas las dos primeras
voluntarias son siempre y pasajeras,
y la tercera involuntaria y dura.
Si a todos ves portarse de igual modo,
merézcante, por causa diferente,
desprecio el iracundo y el beodo,
y compasión el infeliz demente.
V
El herbolario o médico que sólo
de algunas hierbas la virtud alcanza
y saber no procura la de todas,
ese tal sabe poco o sabe nada.
Porfiar conviene hasta saberlas todas,
como las que aprovechan las que dañan,
para alcanzar el nombre que pretende
certera ciencia, no imperfecta y vana.
VI
Digna es de befa y risa la manía
del que contar procura las estrellas,
no sabiendo contar en su ignorancia
los ñudos de sus cuentas.
VII
Si al que la hacienda ajena a hurtar se atreve
justa ley al patíbulo condena,
con más justicia sentenciarse debe
a la postrera irreparable pena
al adúltero vil que roba aleve
la honra, la fama y la quietud ajena;
pues si riqueza aquel, éste honra y calma:
el uno roba al cuerpo, el otro al alma.