Poesía leída en el cementerio de San Nicolás en la traslación de los restos de Calderón

Poesías sueltas de José Zorrilla
Poesía leída en el cementerio de San Nicolás en la traslación de los restos de Calderón

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en el cementerio de San Nicolás en la traslación de los restos de Calderón


¡Ve en paz!, ya no te acosa ni envidia ni deseo,
tu ser está al abrigo de las tormentas ya,
tu nombre remontarse sobre los tiempos veo,
y encima de los astros tu pensamiento va.

Tú vives para siempre; sin miedo al abandono
del indolente siglo, florece tu laurel.
Tu nombre es infinito, tu féretro es un trono
y tú sólo desciendes para reinar en él.

Y a par que la tormenta rugiendo se desata,
a par que rueda ronca la tempestad veloz,
y a par con el rugido de la ancha catarata,
resonará inspirada tu poderosa voz.

Dios te prestó su aliento, el querubín su lira,
el águila sus ojos, su impulso el vendaval;
la voz de tu memoria sobre los mundos gira
aventajando el vuelo del águila imperial.

Tú puedes ver del alba nacer junto a tu frente,
tú puedes con las nubes por los espacios ir:
tu gloria es más brillante que el sol en el Oriente,
más grande que los tiempos tu inmenso porvenir.

¡Ve en paz!, y si algún día cercano de tu gloria
mi espíritu ilumina un rayo de tu sol,
yo cantaré a este pueblo que aplaude tu memoria,
que nunca ha sido ingrato el que nació español.