Poemas de Emily Dickinson

​Poemas​ de Emily Dickinson

Obras en dominio público. Traducción de Marcelo Dos Santos[1].


Cuán dulces, querúbicas criaturas
son estas nobles damas
antes de atacar a las pelusas
o de violar a una estrella.

Esas algodonosas convicciones
un horror tan refinado
de la naturaleza humana maculada
de la deidad avergonzada.

Es una gloria tan común
un título de pescador
la redención, frágil señora,
estar tan avergonzada de Ti.
(c. 1862)


Solamente saber cuánto sufrió sería un don querido
saber si había ojos humanos cerca
a quienes poder confiarle Su mirada vacilante
hasta que la posara ampliamente en el Paraíso.

Saber si fue paciente, contento en parte
si morir fue como lo había pensado o diferente
si fue un día agradable para morir
y si la luz del sol iluminó Su camino.

Cuál fue su último pensamiento: el hogar o Dios
o lo que dirá el Distante
al enterarse de que terminó Su naturaleza humana
aquel día.

Y Sus deseos —si tuvo alguno—
apenas su suspiro subrayado
hubiese sido legible para mí
y si sintió confianza hasta
que la enfermedad dalió revoloteando de la Fuente Inagotable.

Y si habló, cuál nombre fue el mejor
cuál el útimo
cuál el que se rompió con Él
cuál el más adormecido.

Tuvo miedo o estuvo tranquilo
llegó a saber
cómo pudo crecer la conciencia consciente
hasta que el amor que fue, y el amor demasiado bello para ser
se unieron, y la unión fue eternidad.
(c. 1862)


Fue muy tarde para el Hombre
pero temprano todavía para Dios
La Creación, impotente para ayudar
pero la plegaria quedaba de nuestro lado

Qué excelente el Cielo
cuando la Tierra no se puede tener
Que hospitalario, entonces, el rostro
de nuestro viejo vecino, Dios.
(c. 1862)


Divide a la alondra y encontrarás la música
bulbo tras bulbo, enrollados en plata
escasamente dada a la mañana de verano
guardada para tu oído cuando el laúd sea viejo.

Suelta la inundación, la encontrarás patente
borbotón tras borbotón, reservada para ti
¡Experimento escarlata! ¡Escéptico Tomás!
¿Dudas ahora de que tu pájaro fuera real?
(c. 1864)


El dolor expande el tiempo
dentro se agazapan siglos
la menuda circunferencia
de un único cerebro

El dolor contrae el tiempo
ocupadas con el golpe
eternidades enteras
son como no eran
(c. 1864)


La percepción de un objeto cuesta
precisamente la pérdida del objeto
La percepción en sí es una ganancia
que responde a su precio.

El objeto absoluto es nulo
la percepción lo hace excelente
y luego reconviene a la perfección
que lo sitúa tan lejos
(c. 1866)



  1. Yo, el autor de las traducciones precedentes, originales e inéditas, cedo todos los derechos, a todos los efectos, a The Wikimedia Foundation, exclusivamente para la Wikipedia en Español y Wikisources. Los poemas en su original inglés pertenecen al dominio público (la autora falleció hace más de 70 años). Marcelo Dos Santos, Mdossantos 18:57 23 jul 2006 (CEST)