Poemario del amor insólito

Poemario del amor insólito
de Antonio Domínguez Hidalgo


OBRA POEMÁTICA COMPLETA: Tomo 6
 
Primera Edición 1970.



“No me eligieron ustedes
a mí,
si no yo,
 quien elegí
a ustedes”

S. Juan, cap. 15. V. 16.




QUAESTIO…
  
0

¿Qué formas de soñar conoces...?

¿Acaso el agua mientras quiebra las siluetas
de dos cuerpos que se ondulan en el fondo
de los mares y se mezclan de arenas y corales...?

¿Acaso el viento que deforma en sus hervores
las húmedas tibiezas del desierto
agitándose al entrar en los oasis
de un gemido incierto...?
¿O solamente algún placer alado
de engendrar un mundo increado...?

¿Qué formas de soñar conoces...?

¿Tal vez el fuego donde brinca la quimera
de una orgía devoradora de dos carnes
que se incendian en su entrega...?
¿O quizás el aire que tiembla cuando abraza
los sentidos suspensos a volutas
que se encarnan en vigores de tornados...?

¿O únicamente la semilla inmersa
en la esperanza
de su flor erecta
que va buscando su esperada vaina?

¿Qué formas de soñar conoces...?

¿Será la lluvia de una noche náufraga
que hundió los versos de alguna mirada
bajo los besos donde suspendieron
sus entregas de anclas...
para vestirse con silencios fúnebres
y ahogarse en lágrimas…
ante la fractura de su aurora narda?

¿Será la tierra recostada siempre
en su matriarca lecho
abriendo sirenas con sus tentadoras piernas
para asegurar cautivos que la florezcan
en la total oscuridad de los suspiros...?

¿Qué formas de soñar conoces,
si el color de cada sueño no te basta
para darle a tu viento y a tu agua,
a tu lluvia y a tu fuego,
las convulsas violencias de una selva
que se esfuma gradualmente en sus silencios
y paciente va aguardando que algún día
la penetres con tu cuerpo murmurante
para ser un abono más del tiempo
que se ha ido?
¿Qué formas de soñar conoces?

Aquí tienes acaso la respuesta...
 
ACTO PRIMERO


¿DOS…?


 
 
GEÓMETRA

Amo cada esquina de tu día polígono:
lo mismo tus instantes de volcán encabronado
que tus momentos de lago sereno
cuando sueñas naves rojas.

Amo tus pasos que borró la tolvanera
tras la venta cotidiana
de un empleo
construido en tanta oferta,
donde sentiste por primera vez incendios
de sedientos manatíes que en su acecho
te enredaban sin un ruego en solitarios lechos.

Amo el minuto de tu miedo ardiente
que dejaba volar la mano pasajera
tras el segundo vibrador consolador del casi
que llegaba en tu buscar tan nuevo.
Amo el adiós avergonzado y tímido,
medio triunfante de tu hallazgo gratis
cuando asilaste los cuentos escuchados
que te rodearon de curiosos fuegos
comprobados en fugaces lumbres
de camas gélidas sin horizontes altos.

Amo el silencio de tu boca escénica
que se encierra en panoramas aterrados
cuando me besa encadenando pánicos
y sólo se abre a la común manía
de convertirse en fuente de sorpresas putas.

Amo tu ofensa y tu ternura rotas;
y el ritmo de tu risa que se ingenua
tras el brote de sus cómicos disfraces
que la derraman de frescuras montaraces.

Amo el juego de tu cuerpo cuando imita
la plena lasitud de la montaña
o el ondeante navegar de las barcazas.

Amo el llanto impasible que te brota
después de los celos enrabiados
y sucumbes al impacto de los cuerpos
invadidos de placeres blancos.

Amo el rechazo de tu carne fatigada
y la cadencia de tu piel abierta
al roce de tibiezas húmedas
con que me premias la insistencia terca
de mis alturas descendiendo a playas.
Amo el arrojo de tu desafío violeta
cuando cobras los contratos de momentos,
doscientos segundos de un bocado amargo
que te deja más la huella de mi tiempo.
Amo tu moverse obligatorio por el precio
que te diera la compra satisfecha
y tu angustia delirando si las hacías
en otro lecho que te alivianara el ego
para olvidar la tempestad rugiente
de mis excesos.

Amo el minuto de tu orgasmo en siglos
distribuido entre los cirios muertos
de oscuras bocas y manos oscuras...
de cuerpos bajos y bajos delirios...
de azares negros y negros designios.
Amo el pretexto de tu amor al cine
y la osadía de revivir imágenes
tras aceptar mis concesiones fáciles
para filmar en locaciones túrgidas,
descubrimientos que rompieron años
en tu ascenso a la esperanza soleada
de ser torre elevada en la llanura
compartiendo estilos.

Amo tus ojos de infinito sueño
cuando se abren sorprendidos de sus hechos
y constatan la inocencia de videos mil equis
frente a nuestras tomas sin candados
ni estrecheces.

Amo la línea humeante de tus cejas
cuando gimes
y el ligero ondular de tu pestañas
cuando llegas al final de mis trabajos.

Amo tu nariz de estatua griega
que revive al invadirse de turgencias
donde citas resoplidos de huracanes
y me encrespas lo que ya dormita.
Amo el cigarro que a escondidas de tugurio
derramas en tu afán de día sin besos,
luego de tanto labio turbio.

Amo tu ropa sin fetiches emociones;
la que tienes, la que compras, la que esperas
tejer en promiscuas ilusiones...

Y amo tu sexo cuando toma embravecido
mis furores
o en tranquilo reposo de paisaje se contenta.

Amo tus nalgas de escultura bíblica
y tus piernas venusinas desde siempre;
tus brazos de sierpe, tu cuello de nube
y tu espalda, cuando duermes...

Amo cada libro que tocas en suspiros
y lo vences a fuerza de romper tus vacuidades.
Amo tu música rupestre,
tu cuerpo hecho pintura cavernícola,
tus fatigas sobrias de llegar a estrellas
que te desvistan bajo lunas negras
en un ritual de incestos.

Amo tus castillos flotantes y tus paredes locas;
tus arcos triunfantes, tus rincones póstumos,
tu fontana de argucias y tus cubículos vírgenes.

Y amo cada punto de tu vida geómetra,
yo que soy el arquitecto sígnico,
uno más…
pero quizás…
el más puntal de tu pirámide.
 
 
GÓTICO

Si vencido te inundo con mis soledades líquidas,
no acorrales a látigos tu triunfo
y azota cabalgando mi alegría
con el beso promisorio de otra noche esclava.

Si callado caigo sobre el hondo túnel
de tus laberintos góticos
con mi sed erecta y mi cadencia fúrica,
no amordaces tus columnas
que me ahorcan las soberbias de mi fuerza
y me devastan la rigidez enarbolada
de altivo pino poseyendo cielos.

Si sucumbo al movimiento terso de tu simetría frutal
sin vencer la huerta que me pide el riego
de mis redes lúbricas
con mayor torrente en incesantes lunas
de cuartos crecientes...
no pretendas reposar vestálica,
cansada en tu hipogeo de nardos,
sino vorágine,
exprime los cansancios de mi piel desnuda,
succiona los despojos de mi carne ardida,
y haz tu cuerpo de mi cuerpo solio
para reinarnos en abrazo eterno.
 
VIDENTE

Sin quererlo en mi diván de miedos
te presiento tan distante
que un pronto lejano contemplo en el techo
al descubrir tu inmóvil lejanía a mi lado.
Alucino vidente y siento el retorno del velo
con el que te enjugas el sudor desnudo
de no vuelvo al fuego
y tu piel de viento me arroja a tempestades frías
y en el silencio de nuestros encuentros densos,
se abre de nuevo en espiral el tiempo,
cambiando el día de la pasión despierta
por los párpados caídos de la amenaza cierta:
Renacerá la ausencia en otra agonía de perlas…
Girar perpetuo de mi ilimitado duelo…
presentida realidad en la fracción del lecho
donde encendida la perenne llama
de mi sed sin agua,
saciada fugazmente en el recinto gélido
de un instante ardiendo,
se apaga.
El abrazo solitario de algún fantasma parco,
murmurará otra vez mañana
que nunca poseeré la gruta de tu infierno tibio,
tan adentro fusionados…
porque te has tatuado pánicos,
turbulentos pánicos,
para romper tantos segundos de oro…
Y en el íntimo paraje del vacío,
te desentrañaré
hasta agotar las lágrimas
por la herejía cobarde
de nuestros exilios.

 
DESGAJAMIENTO

Mezclado en el silencio turbio de mis calles,
disturbio somnoliento de tus huellas,
mientras oigo sin oír las voces ebrias
que me divagan en deseos confesos,
siento fluir los procesos del recuerdo
entre mi sangre agorera
y sigo adivinando los baldíos
que me esperan
para ser cruzados,
sepultados,
tras tu ausencia…
resistidos ataúdes que se cierran
sin contener tu cuerpo amado,
apenas fantasía de unos instantes,
apenas sueños de infrasegundos,
apenas presencias fugitivas de un hotel de paso
que libera sonrisas prisioneras
o se abre a una mirada ciega.

Y me recorre una nostalgia nítida
de futuros hechos idos
por tus ojos en galera,
antifaces que se pierden;
por tus manos sierpes,
sutiles venenos que se filtran
en los quiebres resecos de mis tierras.
Y desgajándome como torreón de arena,
me soporto látigos verdugos
que me remarcan desesperos fieros
por no estrechar más tus brazos estrechados,
por no besar más tus labios inexactos,
por no vibrar más al fuego enfurecido
de tu seno envolcanado.
Y sin saber siquiera cuánto lloro,
me derrito gota a gota
por ti, por él, por ella,
por nosotros que fundimos la esperanza
de ser tú en mi yo, esa...
la que vende primaveras a destiempo,
la que brota en nacimientos de cantera,
la que amarra nuestros lazos destrozados
y los cuelga al tendedero de los vientos
para no desecar los sentimientos.
Y empiernado a tu cuerpo que no late,
te diluyo en un loco pensamiento
que me disuelve en ti
como un algo que no será ni viento…
ni hojarasca
ni papel sepia.
 
 
DESCONSTRUCCIÓN

Tú ya no estás aquí.
Se fue tu aliento
y sólo queda treparme a insomnios
que me prolonguen nuestros encuentros
hasta otro invento...

Solo y sin ti,
aunque conmigo,
me basto todo,
narciso siempre que se desprende
y se hunde al agua que lo revuelve
hasta librarlo de feticheces
donde me escombro...

Entre las sombras,
adormecido de amapolas vírgenes,
colgajo apenas el recuerdo enclenque
de tu huerta,
me harto de olvidos:
Ya no la furia del ajetreo rompiendo camas,
carne cansada,
huella perdida,
semen disperso
venas marchitas
músculo en pena...

No más tus ojos acobardados
por los alientos desmesurados
ni más tus labios de absurda rueca
que se ha espinado la mano seca;
la lengua lejos...
sin humedades,
fija
cual muerta.

Mozo el silencio de mi castillo
me va vistiendo con la coraza
de otro torneo
y en la oquedad que trazó tu cuerpo
el tiempo mínimo de la falsía,
fantasía incoherente,
ficción de siempre.
Sion de pacota,
silueta ilusa,
mera aventura de pergamino
me desconstruyo las languideces
y las sonrisas que se deslíen
y las miradas que se disuelven
y las caricias que se disgregan...
humo...
Caballero de todas las cuentas,
otra vez cero,
nadie...
nada.
Planto que me hace la crucificada virgen
sin su rosario de deseos…
 
ACTO SEGUNDO

¿NO
DOS…?
 
RETO

No te dolió la grieta.
Tu carne es sana
como mañana que no le importa
saberse huerta
o aroma
o calma...

Tú estás tan ave
jugando al vuelo,
pero sin alas...
porque yo asciendo
y tú arrastras.

Triunfo de ti sobre mi triunfo
y aunque yo abajo...
por siempre arriba
donde te burlo
garra y pupila...
la risa última
ha de ser mía…
 
CUBÍCULO

Y tú...
reposarás la risa...
y yo...
al centro de un llanto abufonado
deslizaré tres nostalgias cursilonas
y someras:
Una...
por la torpe primavera que perdona
y vuelve a florecer tan cadenciosa,
como sin nada...
callada,
sin reprochar esperanzas usureras.
Otra...
por la mustia plenitud de tus vocablos,
vacíos de soledad,
ahítos de programas construidos a destajo
en la búsqueda segura de una almohada
y unos panes regalados
con sus vinos en oferta oportunera...
Y la última...
por la infantil tristeza de mis rodillas
estacionadas en el polvo de caracoles secos
tras la súplica bancaria
de que no me abandonaras al desierto
tan ligero...
Pero al final...
quizás en esta noche...
yo me acostaré sonrisa,
mientras tú,
al centro de un sabor tan amargado,
despecharás tu mundo opreso,
equivocado para siempre preso...
encerrado en su cubículo de barro.
 
NOCTURNO

Durante tres primaveras tus cantos eran
mis canciones
y no necesitaba de otras voces pajareras,
porque tu modular de ave esbelta
arrancaba frutos para mi llanura
y enjugaba este cansancio rudo
de viajero peregrino inútil.

Entonces dije adiós a labradores
y puse un hasta aquí a las aventuras,
pues en tu nido acurrucaba el sueño
de mi ternura...
Y en las horas delta,
por nuestra fusión de ríos,
corrían los siglos sus tempestades de gaviotas
y sólo tú me reponías del llanto,
nadie más de las palabras llagas
que el horizonte formulaba a cada huella
para matar la aurora de mi barca.
Y en los segundos de las noches altas
cuando la vida hace añicos de las sombras
tus muros formando mis cabañas,
tus alfombras tendidas a mis camas,
tus sábanas untadas a mis ansias,
enaltecían mi fe,
encumbraban la esperanza,
fortalecían la lid de domar a las bestias
de los días...
pero ahora...
ahora que tu marcha detenida en tres años
de nocturnos
ha resuelto seguir por otras sendas fogoneras
lo que en mí,
bien pudieras construir de alturas...
ahora que aprisionas libertades
por no dar de qué hablar a las cadenas
y decides comulgar con el encanto adormecido
de creer ser feliz en dos anualidades sin fiadores,
voy a retomar las notas de mis cantares
y con un sí sostenido,
lanzarme hasta los labios que con soles
adornen de himnos esta desnudez nostálgica,
porque yo…
no voy a anclarme en el recuerdo mudo,
porque no puedo...
porque no quiero...
y no soy
como el idiota que se ahorcó de amores
ni aquella estúpida que acuchilló su acero.
 
 
MARCHA

Por el mayo que te trajo a mi floresta
y me enseñó tu mirada de ave nueva
sorprendida ante mis vuelos que la alzaban
a pesar de sus alas tan estrechas,
te escribo este poema
y en marcha...

Por las lluvias del agosto que pasamos
ahogados en el fuego del verano
que aumentaba el clamor de la hojarasca
por volver a sus árboles tajados,
te escribo este poema
y en marcha...

Por la vez en que sentí mi cuerpo
oficiar en tu cuerpo sus deslaves
y constatar el ritmo de tu sol sin freno
que desbocó los meses de tu escape,
te escribo este poema
y en marcha..

Por la pasión que sollozó en mi carne
las aventuras verdes de tus ayeres ínfimos
y se cubrió de llanto en esa tarde blanca
hasta llenar nuestro quebrado estanque,
te escribo este poema
y en marcha...

Por el dolor de tus heridas empuñadas
tras la navaja del dolor cobarde
y la ficción de tu tristeza hipócrita
que convenció mi rabia desolada,
te escribo este poema
y en marcha...
Por las noches recorridas en tus brazos mustios
y caídas agotadas en tus labios patrañeros
como un vuelo de convulsas fantasías
que se desmayan su sopor de realidades,
te escribo este poema
y en marcha...

Por las migajas que tiñó tu mano hambrienta
cuando hallaste satisfechos tus excesos
y pensaste que por sed las seguiría
sin saber que jamás busco rapiñas,
te escribo este poema
y en marcha...

Por la paz y la alegría compradas;
por el placer y el dolor pagados;
por la ternura y el amor vendidos,
por los instantes y los siempres astillados,
te escribo este poema
y en marcha...
sin mirar cataclismos de ciudades
que a mi espalda se derrumban y golpean.

En marcha...
sin voltear a ver la sal de tus penumbras
con que enredas tu pequeña aspiración
de estatua...

En marcha...
sin dejar las treinta mil limosnas en tus garras
de monedas,
pero guardadas para el pago de otra afrenta…
cuando alguien como tú,
prostíbulo apiñado en puto cuerpo,
se ponga en venta.
 
ORQUESTA

¡Patrañas!
¡Nada que el amor florece y nos construye
el mundo!
¡Nada que nos heroiza y nos fecunda el llanto!
¡Sólo son trampas!
Enredijos de rendijas que nos atan
y nos ciegan tras no ver los firmamentos
que nos matan sin tormentos,
tristes cuentos de esperpentos!
Unos brazos son esquirlas fantasiosas...
unos besos son ilusas comuniones...
unos ojos son dos cuencas envidriadas
por lágrimas ajadas al desprecio de su precio.
¡Patrañas!
Sólo envueltas cadenas de ternuras egoístas,
agiotistas de las camas,
recámaras baratas,
mansiones del descuento para siempre,
estufas promisorias,
lavanderas automáticas de espumas enrabiadas
en oferta de la oferta...
para ver si caen los consumistas ciegos
y se quedan tan inválidos
que no puedan más vivir sin mutuo tráfico
de comedor y vestidor compactos
sin más actos que su acto
de amarse el biegoismo.
¡Patrañas!
Inventos cortesanos del hastío,
artesanos de los ocios por negocios,
parquedad esbelta de su burdo delta,
rosas cursis de la ganga cotidiana,
pero más en febreros de a catorce
como enganche de amor...
¡Patrañas!
Amor así, te engañas.
Dos no son la justa cuenta:
par de conveniencias simples
por un crédito en tarjetas,
sino el nosotros...
tú con él con ella y un yo en la ronda
contigos y conmigos juntos
somos la orquesta...
de la total floresta.
 
 
VÓMITO

Deslizaré mariposas agoreras de tu afrenta,
moscas reverdecidas por tu peste,
gusanales en festín amoratado
y microbios mitoteros de aposentos
sobre tu esqueleto vivo
—mecano en sindicales malos pagos.—

Y todo el fango de la rosa hipócrita,
espinas al acecho,
te enlodará de manos ventoleras
que se cubren la nariz quebrada
ante su propia llaga,
pútrida en su propaganda mustia
de resentida larva...

Y sobre tu tumba abierta,
profanada,
escupiré las molicies que dejaste
adormecidas
en mis alas.

Y me desharé de ti...
y me desararé de ti,
como quien tira al basurero cotidiano
los deshechos de sus tripas sobrehastiadas
y mandándote a la nada
con tu polvo a cuestas,
no tendré más remedio que la risa
—qué última risa mejorada—
de verte muriente en cementerios citadinos,
bajo tu cruz...
—qué cruz usufructuada—
cargándola
por siempre...
pacotilla mesiánica senecta...
 
ESQUINA

Todo es así de intermitente
cuando un camino vasto en semen
no siembra más allá de una cosecha tenue
y se apresura a devorar el cierzo
que late en un despecho…
Entonces se hace el cáliz sorbo terso
y se arrinconan los capullos en su estruendo
hasta el instante que una torva llamarada
despiadada se revela y acobarda.
Flota el desprecio; nada el rechazo
y desespera hasta el bucear del tacto
que no se salva de los naufragios…
Y en un océano se pide islas
para quitarse de manos peregrinas
y más no amar la boca hartada
ni más sentir la sed fingida
que duele descubrir entre la almohada...

Una espina florece atando cabos
en la noche violenta de los labios engañados
y se queda en el desierto de la ofrenda,
encadenado el cuerpo a las quimeras…
mas doblegando el grito en flamas,
se nos refresca la alborada
al comprender la afrenta.
Y sin siquiera alcanzar a renacerse en versos
cesa la caminata de los besos
en la esquina de un espacio lánguido
que se desliza remordiendo el humo
de nuestros yermos agrios
en odios húmedos.
 
TELEPASIONAL

¡Qué llanto tan perpetuo de una noche estulta,
acorralada
entre paredes con mecanos luminosos
bien pagados
donde se quiebra la ventana umbrosa
y se yerguen los robotes magos!

¡Qué denso palpitar de un corazón vendido,
ahogado de amor,
amor insólito,
donde los sueños le ranuran las entrañas
y le regalan sensaciones muertas
a través de una pantalla!

¡Qué agobio de rincones explorados,
controles deshilados
sin encontrar canal exacto,
siempre arrendados en sus leves tactos
que usurparon
el loco arrobamiento convencido
de ser propio lo que era usufructuado!

¡Estúpida telenovela fatua
que nos hizo personajes bufos
en el sofá de nuestro cuarto oscuro!

¡Farsa cotidiana repetida
en videos sin fin
ni público!

¡Diálogo privado de cuerpos que fingieron
la mentira común
del espectáculo!
Cárguelo a mi cuenta,
aunque llore mi tarjeta.
 
NAUFRAGIO

Lento remar de un corazón salitre
que naufraga de amor en su coral ausencia,
isla baldía,
donde ni acaso unas veleras lágrimas
paracaidistas,
se detienen a escarbar cimientos
que justifiquen construcciones sólidas
inamovibles
en su inundación de lirios
o de maremotos truncos.
Roto crujir de un navegar silente,
Titánic humillado,
ahogado en los escombros de sus ruinas,
erosión de tiempos inasibles…
antiguo monasterio navegante
de mármoles callados,
de escalinatas de oro,
de alfombras fértiles
y furor de prepotentes máquinas.
Carabela sin amor,
monumento al sol herido,
fracaso náutico
en sus propias frialdades agrietado
y sucumbido.
 
RESISTENCIA

No gritaré…
resistiré la ausencia
como se aguanta un mundo que se pudre
en las espaldas ciegas
de tanto soportar cadenas
con la esperanza de sucumbir castigos
en la ardua piedra.

No quebraré la estatua
ni la pared marcada.

Proseguiré tras nueva flor de un día
con la certeza de que alguna noche
sabiduría del eros
preparará su muerte al alba.

Y en el vacío pacientemente alzado
de mi caserío
—cuartos y cuartos desolados—
—corredores laberintos—
—ventanales a la vida—
—escaleras de aire—
—torreón de ensueños—
renovaré mis fantasías turbinas
tras el encuentro aguardado de otro ser
que como tú,
me dé la fuga fugaz de su armonía.
Y mientras tanto
en el solio sin fin de mi castillo
prepararé la orgía.
 
BATUTA

Lánguido gemir de murmurios navegantes
en compases tesoneros,
obsesivos por marcar los tiempos
en un canto mustio;
prisioneros de aguardar lo inesperado,
cansados de implorar cantatas…
confundidos de oratorios que se abruman
en sus salmos...
descienden a mis mundos subterráneos
sin batuta.
Al tañer solitario de traiciones que no olvidan
sus sonares de tristezas fugitivas
se refugia en los huecos percusivos
del hastío:
y con gritos sin color en el mural sinfónico
de su noche vampirienta
brotan en llantos pálidos
ante el encuentro acosado de su espanto
por saberse solamente borroneado papel
pautado en la carne frugal que lo paría
sin sangre:
fetículo sin música…
homúnculo del eco,
violencia pusilánime
de ser gemido loco
sin guitarra…
Y se desliza sobre andamios cursis
de una orquesta rota,
su lluvia deshecha de violines
que se amortaja con harpas,
que se calcina con cornos
y que se oxida en las arias
de un imposible dúo…
 
ACTO TERCERO


¿A UNO…?
 

 
HOGUERA

Imposible amar tanto silencio...
si nos ahoga a veces con su vocerío de miedos;
si nos asfixia de lunas que nos aúllan
y nos enreda serpientes que nos aturden;
si nos destaja con truenos
los renacientes intentos
de resembrar en lo muerto.

Imposible amarlo tanto…
si nos espinan los ojos que se fueron,
si nos ahorcan los brazos inhumados,
si nos calcina la hoguera del tiempo...
si nos destroza la fe en el cadalso.
Imposible amar tanto silencio...
si nos mata los encuentros,
si nos rasga primaveras,
si nos consume de infiernos,
si nos nubla los azules aposentos
con su soga de conciencias incoloras.

Imposible amarlo tanto…
cuando el vértigo del ruido nos añora.
 
SAUDADE

Soliloquio de un suspiro,
incógnita sin fin del sentimiento,
consonante sosiego en añoranzas
que enmudecen la linterna en confusión.

Consumido de horizontes,
exhala el pensamiento sus argucias,
artificio voraz de las angustias,
desahogo de yugos sempiternos;
labrador de sueños nuevos en los yermos.

Soliloquio en espiral de alientos,
oleajes de algún mar abierto
calmando la sed de algún desierto,
viento navegando entre la sangre
de las venas ultrajadas por la carne…
luz de otro universo
hiriendo oscuridades en un verso.

Soliloquio de un suspiro…
afluente carcelero de delirios,
llanto errante cancelando duelos,
senda sin aromas convertida fértil
en un buqué de basureros.
ALFOMBRAS

Nuestros ojos encendidos a la luz de tus infiernos
alimentaban el fuego de mis avernos
y tus manos temblorosas de riberas
se paseaban por mi cuerpo volanderas…
Con sus pétalos me ajaban paraísos
que fluían su liquidez en tus hechizos.
Y tus labios tan sedientos de ternezas
inflamaban mi sendero de sorpresas
Apresado en tus violencias encarnadas
caías en voluptuosas enramadas
y destrozando las alfombras de mi lecho
quedaban tus orgasmos al acecho
de hojarascas que se hicieran troncos
para domar los alcatraces broncos.
Hoy… en esta noche erecta
no siento la perfecta
caricia de tus piernas
ni la gula voraz de tus cavernas
ni la tersa llanura de tu vientre
donde duro mi pinar se adentre.
El rumor de tu aliento cuando duermes,
al lado de mis ímpetus inermes
ha quedado asilado en la fragancia
con que viste el dolor de la distancia.
Hoy, sin más avío,
sólo penetro el vacío.
 
PERÍMETROS
En mis cuatro metros cuadrados de soledad,
desnudo al viento,
sin más caricias que mis propias manos
implorando lumbres en su incendio opaco,
quedé asilado,
distante de los cuerpos poseídos,
parejas vanas,
en el transcurso acuático,
hermético,
de los veranos,
sellado por los sueños subastados
al mejor postor de lo imposible.
Y en el silencio de mi red tendida,
lecho infinito,
atado a las asfixias prisioneras de otras eras...
sin revueltas convulsivas de mi carne,
sollocé mi despertar marino
sobre la arena de mi playa abandonada,
sin más distancias
que los perímetros vacíos de mi infinita sed,
busca inasible...
ternura alada...
voces perdidas...
llama insaciable...
pero votiva
de mi esperanza…
LIVIANDADES

Tendidas a lo largo mis manos despertaron
y en un desgajamiento sus dedos se tornaron
anhelos de gaviotas,
fragancia de mañanas,
aromas de mandiocas
matices de agua clara.
Callaron sus temores,
gozaron las ausencias
y extensas deshojaron
su rústica inocencia,
oscuras añoranzas,
nocturnas aventuras,
recesos de violencia.
Y al verse labrantías,
sin pieles que surcar,
sin altas cabelleras
que escalar,
sin ojos soñolientos
que cerrar,
sonrieron taciturnas
sus diurnas soledades
y volvieron a esperar los días
de las liviandades.
BALSA

Ven...
te gustará mi silencio pasajero
en un segundo
cuando brota el fuego...
Ven...
será un breve murmurar de lluvias
que lavarán tu miedo
y otra vez inundarán de lirios
nuestros veleros
Ven...
vibrarás al sollozar cansado
de mi grito que te enciende en llamas
para hacer de nuestro hogar incendio
que invente otra canción de brasas
Ven...
te alumbrarás con ese instante promisorio
cuando unamos nuestras soledades largas
y hagamos de los mudos soliloquios
un diálogo de estrellas y de camas
Ven...
detén en mí tus pasos de cansancio
después de tanta andanza en danzas
y durmiendo en mis nidos siderales
librarás las tinieblas de tu balsa
Ven...
y murmura tan siquiera una esperanza
de vestir mi desnudez de águila
con el espacio infinito de tu cosmos joven
al encender el alba...
 
SIERPE

Cómo explicarte que el miedo cercena
los anteojos rotos del pasado turbio
y no pueden ver más que las angustias locas
de una muerte estulta en su sarcófago pirata.
Cómo explicarte el llanto
que no inunda la hondonada seca
donde calló su ruido tras la bofetada bestia
de un presente ausente y un futuro alerta
por una manzana.
Cómo explicarte los conceptos que acobardan
el silencio que ni oyes
por perderte en laberintos que te ofrecen
el placer de ser la nada.
Cómo hallar en la palabra vacua,
esa mirada que perdió su senda
y en su ceguera se tiró al abismo
para sentir el mismo
dolor de querer renacer a otra mañana
siendo para siempre noche
tan noche.
Cómo preguntar en el destierro de saberlo todo,
si acaso fundirás tu cuerpo de serpiente mansa
con mis ansias de ser horno en llamaradas
sin continuar la afrenta.
Mis herrajes de alto vuelo me condenan
a dudar de la respuesta
que incinera de inmediato mis intentos
de ser fuego en tus hogueras,
tan friolentas...
 
ACTO CUARTO


TRÍO…
 
 
LIBERTARIO

Emigrada de tu invierno,
ave sin jaulas,
vuelves a mi fuente altiva
retozando el vuelo de innovadas alas.
Y con tu mirada hecha de asombros,
refulgente de hallazgos confrontados,
los enigmas de un final sin vientos
y el indemne puñal de los recuerdos
funestos,
se clausuran.
Aterrizando en mí
tus ojos llenos de luz obsesa,
y otros ojos,
renacen a los paisajes
de mi despertado anhelo
e inundándome en tu vientre
ofrendas temblores nuevos,
miedos arcaicos,
a mis anticuadas camas.
Con más nombres a tu sombra;
con más brasas a tus brazos;
con más labios a tus labias
con más besos a tus voces
me revuelves la violencia
que serena
y que me asombra
impulsándonos a amores
de otras fronteras.
Sin antaños de inocencias núbiles,
con tu sonrisa antigua
y su sed de primavera,
retorna decantado el diamante de tu furia,
libertario el progreso de otro cuerpo,
comunal el vellocino de oro,
y nuestra talla fértil
de artesanales pastores…
cuando la tierra imaginaba ardiente
géiseres blancos y volcanes lubricados,
primicias de nuestros intentos,
se consuma y se disgrega…
Cloe… experta Licenia,
Dafnis…Dorcón afrodiasiarca,
y entre gitones árbitros,
Psique y Eros sin dilemas,
Tánatos vencido,
carcaj sin flechas,
semilla de espermas conjugados
en el prodigio de sus tibiezas.
 
 
TRÍO

Se me ha reconstruido la sonrisa
que en fragmentos la prisión de mis adentros bailarines
encerraba
y fraguada a fuego lento de erupciones
derruye sus cadenas y sus lacras.
Aceptando ser un ángulo sitiado
mi risa deshereda la tristeza
y el páramo solemne de mi circo
florece de ensueños presentidos
y buscados...
Las mudas soledades egoístas
agachan sus vergüenzas excitadas
y sus caretas se rompen en la iglesia
donde ruedan las poses de antiguallas
decantadas.
Y en el tumulto de amores tan comunes
levanta sus telones tripartitas
el amor que se atreve a dar la cara
en medio del sol y de la luna,
plenitud contorsionista,
trío de cometas,
terceto de esperanzas que completan
el par prostituido en historietas
y renace mi alegría de carcajada
en medio de dios padre y de dios hijo
la paloma que los une en el camino
de la noche a la mañana...
y los levanta.
 
INSÓLITO

Nuestros cuerpos en la ducha
remozan su furor
y tres rostros enredados
en amoroso confort,
danzan sus besos diversos
en un tejido a vapor.
Amnésicos de programas
desvestidos en su rol,
contactan las pieles lúbricas
sin fingida compulsión.
Con seis brazos por canción,
sexteto de piernas locas,
tres lenguas su red dispersan
entonando su fragor
y el fuego antiguo del mundo
puede mironearlo Dios.
Cuerpos esbeltos de leyes
que no necesitan voz,
van perfumando los pliegues
de un musculoso sabor.
Espaldas de valle,
senos de sol,
muslos de espuma,
pubis en flor.
Qué derrotas puede haber,
nueve con seis,
cuando amor va a más de dos…
DRAGONES

Harto de agonizar por nada
en las ansiedades del vacío;
de acumular engaños
en apariencias fatuas
de paredes sin sentido;
de purgar etiquetas
con perfil de estereotipo
me despojo de rutinas,
rituales con que cumplen los cretinos
su privada propiedad de escombros…
y un amor diferente al conocido
me desflora palpitante mis recintos.
Su presencia multiforme y diáfana,
comunas de esperanza,
tres cuerpos y seis manos,
tres bocas y seis brazos,
seis ojos y tres sexos,
dragones liberados,
en pasión dialéctica,
fundidos en la ambigua comunión
de amantes labios
en rugientes bálanos,
de bocas febriles
en gimientes clítoris,
de ágiles dedos
desflorando anillos
y espadas erectas
demarcando sendas…
me retracta de candados vanos
y me limpia de miserias conyugales,
hartas parejas de lo mismo,
para asombro de los enfrenados.
 
IMÁGENES

En un hondo suspiro saudadoso,
profanando los espacios y los tiempos,
haré un fotomontaje con sus cuerpos
y olvidado de los pegues comerciales,
promotores de las bodas y las cárceles,
sus imágenes vendrán hasta mi mente
como raudo laberinto cinemático…
ego video.
Y ante el claro matizar de sus siluetas
viviré nuevamente las distancias
y sin rencores áspides
y sin dolores ácidos
y sin temores áridos
agrandaré la fogata de mi carne
para vivir amante
de tu rostro fusionado al mío
con el soporte de él…
con tu sexo incrustado en el de ella
y el mío en tu sed…
con sus senos compartidos,
ambidiestros
mientras manos volátiles de hembra
mueven nuestros fuegos túrgidos
de machos…
y en el exceso de nuestros dedos
sentir la ondulación de sus entrañas
al impacto de tanto semen.
Exhausto de fotos y videos
la puerta se abrirá a su-nuestra-mía
filmación en vivo
donde tanta fantasía
será menor que la realidad…
 
DIFUSO

A cada orgasmo múltiple
me acordaré de las florestas púbicas
y los peces bulbáceos,
las montañas latientes
y los ríos fogosos,
las espinas tersas
y las puñales uñas.
A mi mente volverán las ceibas
con sus testigos mágicos
y los cipreces sudorosos riendo
al final de los engarces
y tantas lunas de sangre compartidas
pasearán sus timideces descubiertas
por el fanum sacro de su sed.
Y tantos soles cayéndose al poniente…
mientras corre el zinc a despertar el dique
para que salgan
mujeres y hombres ascendentes
en difusos universos agotándose
de amores
para nacer más fuertes,
para vivir más alto,
para morir eternos.
Y de orgones liberado
volaré por el cerebro urgente
para engendrar la idea
que se convierta en el poema nuevo,
en la canción naciente,
en la novela interna,
en la fecunda ciencia.
Orgiástica corrección
de caducas filosofías.
 
SACRALIDAD

Creyendo amar...
qué incapacidad de amor se ha desatado,
qué soledad tan profunda les depara la apertura
de sus creencias…
pues entre ruinas,
de dos en dos,
de par en par,
de solitarios mutuos,
no se comprende el egoísmo de su afrenta,
de su venta,
de su ilusión senecta.
El amor no es uno y uno,
suma mentira,
a pesar de promociones matinales
y carteles de nocturnos en libretas;
a pesar de los anuncios jaboneros
o las cuentas bancarias de perfumes
o el alcohol y el cigarrillo puñetero.
El amor no es tan restricto
ni acaso propiedad mancomunada
privada de otros credos.
El amor va más allá del dos vendido
y comprado a largos plazos usureros.
El amor es para varios...
para muchos,
para todos los horarios,
campanarios y solarios.
El amor es para todos los que quieran sujetarlo
y sentir sus cubistas devaneos
en más cuerpos que dos de sus esclavos.
El amor es para más de la pareja,
si no quiere apagarse tras su reja,
si no quiere encerrarse en los abismos
de las noches enterradas por los mismos.
El amor es multiforme, pero nieve
que apaga la votiva que lo mueve,
si se agota en el estrecho de su vaina
que lo hiere,
o se ahoga en tantas sombras que perecen engañadas
de hacerlo con lo amado y a distancia.
Día con día solazan nuestros ojos
tenues y probables escarceos,
mas cobardes limitados,
no aceptan los candados nuevas llaves
que nos salven de caer en el tedio acorralado
de cervezas y cacharros.
El amor tan encerrado en cuerpos unitarios,
tan clausurado,
enclaustrado en su vigor de mil piruetas,
nos despoja de alas y nos llena de naufragios.
El amor, tan bifurcado,
no permite mirar más allá de nuestras manos
ni entender que cuando amor es varios,
no cesan de nacer constantes cambios.
Sólo así el fuego del mirar tendido
al ver la llama que se ha consumido
y a punto de quedar cenizas,
llega otro aliento que lo vuelve nuevo.
Mínimo amor de dos,
con tres es vasto;
con más es sacro.
¡Dios ama a todos! Y no es putañero.
¡Qué capacidad de amor tan verdadero!
¡Dios, poemario del amor insólito!
 
DONACIÓN

Nos darás tu corazón enaltecido
—sacrificio al sol—
con su puño de trigales escondidos
entre flor de cascabeles.
Les daré mi corazón inagotable
—lo único mío—
para marchitar tristezas
con su sonreir alegre.
Nos darás tu corazón de águila
—volaremos contigo—
y prófugos de las prisiones
descubriremos vías lácteas
y venceremos dolores.
Les daré mi corazón de nácar
para sacar a balcones
esta florida esperanza
de insólitos amores
y destruyendo los dogmas
que alimentan los ardores,
¡ay tu corazón de lunas!
¡ay su corazón de soles!
remontarnos a otros cielos
como antorchas encendidas
y desparramar sin llantos
las estrellas de los días.
¡Ay nuestros corazones
de roble!
¡Ay nuestros corazones
de ceiba!
Aquí están los nuevos cánones
de la entrega...
 
HIMENEO

Hermoso amar…
enamorarse del amor ardiendo
y descubriendo su multivalente incendio,
aceptar la emoción de compartir el fuego
de los amantes y los amados.
Si ella lo ama, tengo que amarlo,
porque la amo y esto es lo alto.
Si ello lo besa, voy a besarlo,
porque sus besos son mi incensario.
Si ella lo abraza, he de abrazarlo,
aunque su abrazo me huela a nardos.
Y si él se acerca hasta su vientre abierto,
yo desde lejos gozo sus ecos
y cuando subo a arar en su tierra,
él la despoja de sus cadenas.
Ella comparte; yo me comparto
y él se reparte amándonos tanto.
Y cuando acaba la carne trémula
de florecer tanta algarabía,
el alborozo se nos despeña
hasta la cena que nos espera.
La luna ríe, el mar se riela
y en nuestro lecho de blanco nácar
los tres morimos un rato y luego...
nos revestimos de claras perlas
y reiniciamos la marcha nueva...
 
TRIMONIO

Ella lo ama como arena andante
y a mí me ama como mar creciente.
Si se levanta mi torrente erecto,
recibe de él toda su fuerza intacta
y si me vierte sus labios de plectro,
canto aleluyas con mi espasmo sacro.
Ella lo abraza con su red marina
y a mi me abraza con su sed de aroma.
Si nos tendemos en el muerto lecho,
se monta en él para cuidar el nicho
y mientras sueña locas noches tersas,
tiendo a la luna mi sereno torso.
Ella lo besa como madreselva
y a mí me besa con miedos de malva.
Si nos dormimos bajo estrellas rotas,
nos despertamos estrenando ritos
y cuando baja de su altiva roca,
me da la manta que tejió su rueca.
Ella lo cubre con su cuerpo mínimo
y a mí me cubre con su piel anónima.
Si nos asustan las palabras huecas,
nos inventamos un idioma de ecos
y en las miradas donde nos prendemos,
nos damos cuenta cuánto nos amamos.
 
REPOSO

Cuando él hace el amor con ella,
las nubes se descargan lúbricas
y eyaculando luces tétricas
engendran nuestras tres siluetas
y en las entregas de su furores
siento el perfume que los eleva
porque mis besos con sus cadencias
les acrecientan su humedad de selvas.
Cuando ella hace el amor conmigo,
él nos disuelve con su mirada
y nuestro tenue gemir de vientres
se va agrandando con sus palmadas
y cuando a punto del paraíso,
fugaz,
él nos prolonga las alas místicas
con sus mordiscos de hambre procaz.
Cuando los tres exorbitantes nos amamos,
ella es la medium del sexo
que nos conecta las almas
entre su cuerpo convexo
y al terminar, labios juntos,
tricárides esculpidos,
de amor y ternura plenos,
los tres quedamos dormidos.
 
EXPANSIÓN

En el cuarto de la soledad comprada
me abrazo a los aires montañeros,
mientras mis guardianes verdes,
comparten las caricias temporales
de nuestro menage celeste...
imaginado
Inmerso en mis alturas solitarias,
donde sólo las nubes me visitan...
y las estrellas,
aunque a veces uno que otro insecto las alcanza,
hago el amor que me destruye la soberbia...
y la transforma en trescientos y tantos
puntos cardinales,
donde comparto también,
boda perfecta,
sueño sereno,
el lubricismo loco de saberme colectivo
y un poco eterno.
DIVERSIDAD

Circundado por mí,
al fin poseso,
el amor...
este amor tan distinto del amor
que me han impuesto,
insólito amor de no ser uno,
sino parte de un nosotros en proceso,
me ha incinerado miedos,
me ha calcinado hieles,
y me ha abrasado de sol
para retar a los vientos
y hacer con tórridas sábanas,
banderas de nuevos credos,
gozosas de varios lechos.
Este amor…
pirotecnia de mil cuerpos,
largo vals de mutaciones,
fox trot que no tiene celo,
swing de vastos almohadones,
tango de furia y esmero,
danzón de sutiles roces,
rock saltarín de los nervios,
cuando se nos va muriendo
revive en nuevos alientos
y derrumbado en esquinas
renace siempre su incendio
con su bailoteo maraca
y sus vaivenes sin freno.
Más allá de los hipócritas
que lo hacen perecedero,
muero por morir de amor
porque si amo, no muero.

ANDANZA

Yo sé que mis pasos en la tierra
algún día transpondrán los infinitos...
y las íntimas promesas de otros siglos,
engendradas en la oceánica floresta,
irradiarán ausencias...
¡Mas no importa!
No importa que trascienda para siempre,
sin tornar a mis anhelos de camino,
porque sé que sembraré las huellas
de mi andanza sin ocasos
ni fronteras
en la agotada informidad
de sus arenas...