Plenitud/XL (La inconsciencia)
¿Por qué te asusta la inconsciencia? ¿Por ventura debes gran cosa a tus pensamientos?
La belleza de tus pensamientos, la magia de tus imaginaciones, ha sido para los demás.
A ti cada pensamiento y cada imaginación te han servido de espinas.
Has llevado una corona de espinas, sólo que interior e invisible.
Mira cuan hermoso, reposado y sereno es todo lo inconsciente.
Mira lo que el viento hace con las hojas de los árboles y con las olas, sin causarles dolor.
Mira la rosa cómo sin dolor desabrocha su justillo, florece y muere.
Contempla el agua que, vuelta cata-rata, se despeña, y sin dolor es espuma al saltar al abismo y al estrellarse en los dientes de la roca.
Advierte el avatar perpetuo de las viajeras nubes.
Y tú mismo, ¿qué eras en la infancia y qué fuiste más hacia atrás?
¿No reposabas por ventura en él seno de una maternal inconsciencia?
¿Te quejabas acaso? Pues y el sueño, tu amigo predilecto, ¿qué es en suma?
¡Ah, no, no temas pisar la isla de los Lotófagos!...
Deja que tus libros, llenos de amor para todos, sean la muda y generosa conciencia que te sobreviva; y tú, cuando menos por algunos siglos, duerme, duerme ...
Bien lo necesitas.