Perlas negras/VII
Oh bólido luciente, que del piélago
donde bogan los astros
lanzado fuiste sin piedad, y vienes
a morir a otro piélago agitado:
Del azul al azul fue tu camino,
camino de zafiros y topacios:
naciste en el azul del firmamento,
moriste en el azul del océano.
Así también el pensamiento mío
del azul al azul camina rápido:
la combustión del fósforo lo engendra
con chispeo violado
en la obscura celdilla del cerebro,
y lo lleva su anhelo a los espacios,
en busca del saber, de la belleza,
del arte qu'es lo azul, de lo increado;
y morirá por fin en las alturas,
consumidas las alas, como Icaro.