Pensando en su ganado, a la ribera
Pensando en su ganado, a la ribera del mar, y no de amar, Silvano estaba seguro, porque el triste no pensaba que en él toda su fuerza Amor pusiera, cuando vio a una pastora que pudiera, con sólo la hermosura que alcanzaba, hacer que, cuando el sol se nos mostraba más claro, muy oscuro pareciera. Quedó el pastor de sólo aquesta vista herido de la muerte que aquí pinto, con lágrimas los prados él bañando, diciendo: «No hay sujeto que resista, pastores, a mi mal, porque el distinto que tengo se me va, triste, acabando».