Pedagogía social/Educación sexual de nuestros hijos

EDUCACION SEXUAL DE NUESTROS HIJOS
La cuestión del sexo y la educación especial higiénica y moral en la enseñanza primaria y secundaria.

La moral, esa ciencia de las condiciones generales que desarrollan la vida del hombre lo más completa, lo más intensa, lo más felizmente posible, reposa sobre el conocimiento científico del mundo y de la vida.

Para determinarnos necesitamos conocer la realidad científica en sus fines, en sus efectos, en sus consecuencias directas o indirectas.

El estudio de las leyes naturales debe ser el fundamento de la moral racional y práctica.

Y la utilidad social y el interés de la especie deben ser el criterio de la moral individual.

El porvenir del individuo y de la raza se encierra en el instinto procreador, el más poderoso de los instintos, el que, por permanecer ineducado, aun no ha salido de la animalidad.

Incluir ese instinto en el radio de la moral científica es tarea reservada al padre y al educador.

Debemos hablar a los jóvenes con entera franqueza, con noble valor, sobre la función sexual, sobre la reproducción de la especie, como del más esencial de los hechos biológicos y sociales. Debemos hablarles científicamente, sin falsas vergüenzas y sin mentidos misterios. Nuestra enseñanza, vivificada por un alto idealismo, les hará comprender la belleza de las leyes universales en la generación. Concebirán la trascendencia del amor y se sentirán penetrados de su poderosa poesía al considerar, que el amor y su fin natural, la reproducción de la especie, es la síntesis de la función más importante y de los sentimientos más nobles del hombre.

A estas conclusiones teóricas se ha arribado definitivamente en Alemania, Inglaterra, Francia, Estados Unidos, e Italia, donde, por medio de libros, de revistas, de opúsculos, de conferencias universitarias y populares, se inicia científicamente a la juventud en los múltiples problemas de la vida sexual, en sus condiciones fisiológicas y patológicas.

Estas publicaciones de vulgarización higiénico-sexual, deben ser dirigidas, ante todo, a los padres de familia para persuadirlos de que el deber más grande que tienen hacia los que de ellos recibieron vida, es el de hacerlos aptos para transmitirlas en las mejores condiciones mentales y corporales; para que los padres inculquen a los hijos, como un dogma, que se comete un crimen al dar vida a un ser en desventajosa situación fisiológica o mental, moral o sociológica.

Ante ese ideal de perfeccionamiento, los jóvenes respetarán en la mujer, a la madre futura. La maternidad dejará de ser un accidente, una sorpresa, un riesgo en la vida de la mujer. Será cada vez más difícil satisfacer pasiones o caprichos que engendren el envilecimiento o la desdicha ajena. La mortalidad infantil, la tuberculosis, el alcoholismo, esa lepra social de la prostitución, la criminalidad, todos los grandes problemas de profilaxia sanitaria y moral, tenderán a una solución de acuerdo con las leyes normales de la vida.

Esto no se obtiene invocando un pseudo sentimentalismo, sino que lo conquista la solidaridad humana que no es una virtud facultativa, sino una ley inexorable por basarse en hechos biológicos y sociales. La colectividad sufre las consecuencias de los vicios contra la higiene, contra la moral, contra la naturaleza; por lo tanto el individuo es culpable si no evita o no castiga esos crímenes colectivos.

La procreación de seres sanos y fuertes, es el primer deber individual.

Reconocida la importancia de esta educación en la vida del individuo y de la especie, es urgente reglamentaria como enseñanza obligatoria.

El núcleo del mal que tratamos de evidenciar está en el prejuicio religioso del pecado; en esa absurda denominación de órganos y funciones vergonzosas; en esa reacción cristiana — útil dique, en sus comienzos, que detuvo la ola de la civilización romana en decadencia — pero que, llevada a exageraciones perjudiciales, nutrió el error funesto de creer que el pudor consiste en la ignorancia.

El remedio está en nuestras manos. Es la educación sexual.

Y lo que fecundará esta enseñanza, desarraigando definitivamente el pseudo sentimiento religioso actual, será el sentimiento hondo, intenso, sagrado de la vida, tanto más expansiva, tanto más universal, cuanto más profunda y más humanamente individual sea.

CONCLUSIONES

1°. Es derecho y deber del Estado el implantar la educación sexual obligatoria y colectiva.

2°. La coordinación y la sistematización de los programas de Ciencias Naturales serán la base de la coeducación sexual en la Escuela Primaria.

En V y VI grado se enseñará Anatomía y Fisiología no asexuadas; haciendo resaltar que la finalidad de la procreación humana es la educación integral del hijo.

3°. En la enseñanza Secundaria, la educación sexual se especializará con cada sexo y se basará en las leyes biológicas de la herencia, de la selección y de la educación. En la estirpicultura y en la puericultura.

4°. Por medio de libros, de artículos, de revistas, de conferencias universitarias y populares, se convencerá a los padres de familia que el primero y más importante de sus deberes es la educación sexual de los hijos.