Parte oficial del capitán de navío Nicolás del Portal sobre el combate naval de Chipana

Comandancia de la Corbeta Unión.

Señor Comandante en jefe de la división naval de operaciones.

                                                                                       En la mar, a 12 de abril de 1879

S. C. J.

Tengo el honor de poner en conocimiento de V. S. que en la mañana de hoy, principiando a recorrer la costa al sur del Loa, después de haber reconocido un bote que conducía emigrantes de Huanillos a Tocopilla, se avistó a las 9:30 A. M. un humo por el S. SO. Inmediatamente por órdenes de V. S., gobernamos en demanda de él para reconocerlo, ordenando a la Pilcomayo acortara la distancia buque a buque; resultó ser la corbeta chilena Magallanes, que al apercibirnos, enmendó su rumbo al Oeste con la marcada intención de huir nuestro encuentro.

Con objeto de cortar su designio, se dio mayor fuerza a la máquina y principiamos a darle caza. A las 11:15 A. M. habiendo logrado sacarle alguna ventaja, se mandó afianzar el pabellón y la insignia, afianzándoles con un tiro en blanco. En este momento V. S. bajó del puente y arengó a la tripulación, siendo contestadas sus palabras con entusiastas vivas al Perú y a la Marina Nacional.

Como el vapor no contestara, ni este buque pudiera romper sus fuegos, por tener su proa enfilada a su costado y carecer de cazadores, se ordenó a la Pilcomayo que lo hiciera, sin que el buque perseguido izara por esto su pabellón.

Minutos después recibí orden de abrir los fuegos, y para ello tuve que separarme de la línea de caja y presentarle el costado de babor. De cuatro a seis tiros descargó este buque antes que el enemigo izara su pabellón, pero cerró un poco su rumbo gobernando más hacia el norte y más tarde rompió sus fuegos por estribor.

No pudiendo seguir la caza de proa por la carencia ya mencionada de cañones cazadores, continuamos el fuego por babor. Media hora después de nuestros primeros disparos noté que el coliza de proa del enemigo cesó por completo, sin embargo de tener siempre nuestro costado en su línea de puntería: esta circunstancia me hace sospechar que sufrió allí alguna avería. A esta misma hora se rompió el eje delantero del cañón nº6, quedando inutilizado por el momento.

A la 1:40 P. M. se había alargado tan considerablemente la distancia entre ambos buques, que nuestras bombas no alcanzaban con una elevación de más de 3.500 mts., por lo cual el enemigo seguramente también paralizó sus fuegos; sus tiros fueron en general bien dirigidos, pero mal elegido el momento del disparo, o no llegaban a nuestro costado o pasaban por alto; esta es la causa de que no hayamos sufrido la más insignificante avería. Nuestros disparos ascendieron a 148 tiros.

Desde el principio de la caza, la circunstancia de navegar al O., de no izar su pabellón, ni contestar nuestros fuegos, manifestaba sus deseos de no comprometer combate, empeño que consiguió en parte aumentando su andar y obligándonos a desviar nuestro rumbo para presentarle el costado.

La caza se siguió hasta las 2 P. M. y hasta la altura aproximada de Pabellón de Pica, en que virando por el Norte disparamos nuestros últimos tiros con la batería de estribor.

Los Jefes y oficiales del Estado Mayor y de la dotación, lo mismo que los marineros y soldados, se han conducido con serenidad y decisión y solo han manifestado el sentimiento de no haber trabado un combate más empeñoso en servicio del país.

Dios guarde a V. S.

                                                                                 Nicolás F. Portal


Bibliografía editar

  • La Guerra del Pacífico, Pascual Ahumada Moreno