Parte oficial del Combate de Nazareno
Dispuesto yá para atacar el dia 12, segun lo insinué á V. S. en mi oficio de la noche del 11, convoqué en la mañana al teniente coronel D. Martin Miguel Güemes, á los comandantes de artillería el Capitan 1° D. Benito Martinez, y los de division el capitan de dragones D. Francisco Balcarce de la derecha, el de igual clase de infantería y mi ayudante de campo D. Juan Francisco Toyo de la izquierda, el comandante de dragones capitan D. Feliciano Hernandez, y de igual clase D. Antonio Rodriguez que manda la caballería de la izquierda, y al del cuerpo de reserva capitan de infantería D. Rafael Ruiz, y despues de haber discutido sobre si debia siempre atacarse, se decidió por mayoria de votos se verificase, destacandose parte de la caballería para que sostenida por la ala derecha con dos piezas de artillería, y estando el rio profundo regresasemos á nuestro campamento. Inmediatamente se puso en execucion el plan, destinando la caballería y ala derecha que queda dicho á una quebrada en frente de nuestro acampamento sitio mas asequible y con el objeto de cortar una gran guardia, y caballada del enemigo que se hallaba en aquel punto; el centro y ala izquierda al frente del campamento de aquel, para impedir auxiliase á su gran guardia.
Marchamos en este orden, y muy breve observamos que la primera compañia de caballeria que cubria el costado derecho de la línea, pasó al otro lado á vola pié baxo el fuego más pesado del enemigo. En este caso de estar el rio intransitable para la infanteria y artilleria debiamos regresar, pero el imponderable ardimiento y su ambicion de avanzar al enemigo frustó la retirada, y fué necesario sostener el fuego para facilitar la incorporacion de la caballería, que se vió invadida por un grueso bastante del enemigo; y realizada aquella puse en planta la retirada, á que me movió muy principalmente, el que los cañones del centro é izquierda estaban impedidos de continuar el fuego por el cieno que tenia el río en las orillas del último brazo.
No dudo que sino hubiera sobrevenido la rápida creciente en el acto de transitar el rio nuestras tropas habrían dado un dia de gloria á la América, derrotando completamente al enemigo; pues este, cuyo estilo de batirse es parapetado, aunque sea de ramas ó yerbas, y esparcido abandonó uno de los dos cañones que tenía en batería frente de sus tiendas, con que batian nuestro centro y ala izquierda. por haber llegado nuestras tropas, habiendo pasado quatro brazos del río con el agua hasta los pechos á lo ultimo de este, que no fué precticable por hallarse á nado.
Es probable pérdida de consideracion en el enemigo, pues este se retiró con la intrepidez de nuestros soldados á alguna distancia dentro de las orillas donde se hallaba no pudiendo sufrir el acertado y vivisimo fuego de nuestra linea, y los dos cañones de la ala derecha al mando del benemerito teniente D. Juan Pedro Luna, que lograron buena posicion.
Me hallo en este mismo punto y persuadese V. S. que el enemigo no puede adelantar un paso, pues lo arredra la serenidad y valor maravilloso de nuestras tropas.
Últimamente puedo salir garante de la derrota del enemigo siempre que este admitiere una batalla en campo raso, ó que logremos sacarlo de su rincon y cerros, pues en este momento observo que á más de haber reforzado con consideración sus puntos, muy particularmente el que vadeo nuestra caballería, está haciendo fozos en su campamento á toda prisa, indicante bastante de su cobardía.
Incluyo á V. S. la relacion de oficiales y tropa muertos, y heridos contusos, que han resultado en esta accion, cuya duracion fué de dos horas; y carezco de expresiones para hacer formar aun una pequeña idea del entusiasmo y valor de los invencible soldados y bravos oficiales en quienes hé notado una intrepidez síngular; siendo de mí mayor obligacion manifestar á V. S. el relevante merito de mi ayudante de campo D. Manuel Dorrego.
Este digno oficial despues de haber salido herido en el brazo derecho y c ontuso en un pié en la guerrilla que tuvimos en este punto el dia de nuestra llegada, de que dí cuenta á V. S. lleno de un entusiasmo exemplar y bizarría, fueron tantas las intaneias que me hizo para ir al ataque, exigiendo le volviese el puesto de comandante de las guerrillas, que me vi obligado á otorgarselo; y así fue que su resuelta bravura ha admírado á nuestras tropas y aterrado al enemigo, trasmitiendo su fama a la posteridad mas remota.
Dios guarde á V. S. muchos años. Nazareno 13 de enero de 1812 —Eustoquio Diaz Velez—Es copia—Pueyrredon. —Es copia— Ribadavia.
Muertos: 26 — Heridos: 107 — Contusos: 3 — Prisioneros: 1 — Total: 137