Parnaso español 289

​Hermosa afeitada de demonio

(Parnaso español)​
 de Francisco de Quevedo


Si vieras que con yeso blanqueaban
las albas azucenas; y las rosas
vieras que, por hacerlas más hermosas,
con asquerosos pringues las untaban;


si vieras que al clavel le embadurnaban
con almagre y mixturas venenosas,
diligencias, sin duda, tan ociosas,
a indignación, dijeras, te obligaban.


Pues lo que tú, mirándolo, dijeras,
quiero, Belisa, que te digas cuando
jabelgas en tu rostro las esferas.


Tu mayo es bote, ungüentos chorreando;
y en esta tez, que brota primaveras,
al sol estás y al cielo estercolando.