Parnaso español 262
Quéjaste, Sara, de dolor de muelas,
porque juzguemos que las tienes, cuando
te duelen por ausentes, y, mamando,
bocados sorbes y los sorbos cuelas.
De las encías quiero que te duelas,
con que estás el jigote aporreando;
no lames sacamuelas: ve buscando,
si les puedes hallar, un sacaabuelas.
Tu risa es, más que alegre, delincuente;
tienes sin huesos pulpas las razones,
y el raigón del mascar, lugarteniente.
No es malo, en amorosas ocasiones,
el no poder jamás estar a diente,
aunque siempre te falten los varones.