Parnaso español 251
Ya los pícaros saben en Castilla
cuál mujer es pesada y cuál liviana,
y los bergantes sirven de romana
al cuerpo que con más diamantes brilla.
Ya llegó a tabernáculo la silla,
y, cristalina, el hábito profana
de la custodia, y temo que mañana
añadirá a las hachas campanilla.
Al trono en correones, las banderas
ceden en hacer gente, pues que toda
la juventud ocupan en hileras.
Una silla es pobreza de una boda,
pues, empeñada en oro y vidrieras,
antes la honra que el chapín se enloda.