Parnaso español 250

​La Plaza de Madrid, cuando nueva, envidia la ventura que cuando vieja había tenido

(Parnaso español)​
 de Francisco de Quevedo


Mientras que fui tabiques y desvanes,
desigual en cimiento y azotea,
tela fina en lacayos fue librea:
ya no me puedo hartar de tafetanes.


Hoy, hermosa, me faltan los galanes,
y el silbo bien bebido me torea;
yo tuve la ventura de la fea,
como la pronostican los refranes.


Tan sola siempre, tan a pie me hallo,
que, vueltos en andrajos los rejones,
tengo el fuego de Troya, no el caballo.


Los bravos son mis altos y escalones;
no los toros, pues tengo, y no los callo,
más hombres en terrados que en balcones.