Parnaso español 232
Descansa en sueño, ¡oh tierno y dulce pecho!,
seguro(¡ay, cielo!) de mi enojo ardiente,
mostrándote dichoso y inocente,
pues duermes, y no velas, en tal lecho.
Bien has a tu cansancio satisfecho,
si menor sol, es más hermoso Oriente,
en tanto que mi espíritu doliente
de envidia de mirarte está deshecho.
Sueña que gozas del mayor consuelo
que la Fortuna pródiga derrama;
que el precio tocas que enriquece al suelo;
que habitas fénix más gloriosa llama;
que tú eres ángel, que tu cama es cielo,
y nada será sueño en esa cama.