Parnaso español 231
Bien pueden alargar la vida al día,
suplir el sol, sustituir la aurora,
disimular la noche a cualquier hora,
vuestros hermosos ojos, Lisa mía.
Son de fuego y de luz gran monarquía,
donde imperios confines atesora
el dios que, con la llama vengadora,
castiga, y no escarmienta, la osadía.
A verlos vuelvo, si posible ha sido
que truje alma de allá, donde quedaron,
o que pueda volver vivo un ausente.
Serame, por lo menos, concedido
que esto, si es algo, que de mí dejaron,
lo miren reducido a sombra ardiente.