Parnaso español 230
¡Qué perezosos pies, qué entretenidos
pasos lleva la muerte por mis daños!
El camino me largan los engaños
y en mí se escandalizan los perdidos.
Mis ojos no se dan por entendidos;
y por descaminar mis desengaños,
me disimulan la verdad los años
y les guardan el sueño a los sentidos.
Del vientre a la prisión vine en naciendo;
de la prisión iré al sepulcro amando,
y siempre en el sepulcro estaré ardiendo.
Cuantos plazos la muerte me va dando,
prolijidades son, que va creciendo,
porque no acabe de morir penando.