Parnaso español 222
Alimenté tu saña con la vida
que en eterno dolor calificaste,
¡oh Lisi!; tanto amé como olvidaste:
yo tu idolatra fui, tú mi homicida.
¿Cómo guarecerá fe tan perdida
y el corazón que, ardiente, despreciaste?
Siendo tu gloria tú, le condenaste,
y ni de ti blasfema ni se olvida.
Mas para ti fabricará un infierno
y pagarán tus ansias mis enojos,
pues negaste piedad al llanto tierno.
Arderán tu victoria y tus despojos;
y ansí, fuego el Amor nos dará eterno:
a ti en mi corazón, a mí en tus ojos.