Parnaso español 199

Padece ardiendo y llorando sin que le remedie la oposición de las contrarias calidades

(Parnaso español)

de Francisco de Quevedo


Los que ciego me ven de haber llorado
y las lágrimas saber que he vertido,
admiran de que, en fuentes dividido
o en lluvias, ya no corra derramado.


Pero mi corazón arde admirado
(porque en tus llamas, Lisi, está encendido)
de no verme en centellas repartido,
y en humo negro y llamas desatado.


En mí no vencen largos y altos ríos
a incendios, que animosos me maltratan,
ni el llanto se defiende de sus bríos.


La agua y el fuego en mí de paces tratan;
y amigos son, por ser contrarios míos;
y los dos, por matarme, no se matan.