Parnaso español 195
No lo entendéis, mis ojos, que ese cebo
que os alimenta es muerte disfrazada
que, de la vista de Silena airada,
con sed enferma, porfiado, bebo.
Sólo de mí os quejad, que sólo os llevo
donde la alma dejáis aprisionada,
peregrinando, ciegos, la jornada,
con más peligro cada vez que os muevo.
Si premio pretendéis, sois atrevidos;
y si no lo esperáis, desesperados;
cautivos si miráis, si lloráis tristes.
Bien os podéis contar con los perdidos;
pero podéis perderos consolados,
si la causa advertís por que os perdistes.