Parnaso español 167
Ver relucir, en llamas encendido,
el muro que a Neptuno fue cuidado;
caliente y rojo con la sangre el prado,
y el monte resonar con el gemido;
a Xanto en cuerpos y armas impedido,
y en héroes, como en peñas, quebrantado;
a Héctor en las ruedas amarrado
y, en su desprecio, a Aquiles presumido;
los robos licenciosos, los tiranos,
la máquina de engaños y armas llena,
que escuadras duras y enemigos vierte,
no llorarán, Aminta, los troyanos,
si, en lugar de la griega hermosa Helena,
París te viera, causa de su muerte.