Parnaso español 159
Ya, Laura, que descansa tu ventana
en sueño que otra edad tuvo despierta,
y, atentos los umbrales de tu puerta,
ya no escuchan de amante queja insana;
pues cerca de la noche, a la mañana
de tu niñez sucede tarde yerta,
mustia la primavera, la luz muerta,
despoblada la voz, la frente cana:
cuelga el espejo a Venus, donde miras
y lloras la que fuiste en la que hoy eres;
pues, suspirada entonces, hoy suspiras.
Y ansí, lo que no quieren ni tú quieres
ver, no verán los ojos, ni tus iras,
cuando vives vejez y niñez mueres.