Parnaso español 142
Diole el León de España su Cordero,
y, lobo, quiso ensangrentar sus galas;
el Aguila imperial le dio sus alas,
y con sus garras se le opuso fiero.
Más soberbio y aleve que guerrero,
al reino de Bohemia puso escalas;
la elección de su cetro dio a las balas
y esperó la corona del acero.
Cayó deshecho en átomos sangrientos
el duque de Frislant, por advertidas
manos en su castigo y sus intentos.
No se ve el hombre; vense las heridas;
del cuerpo muerto nacen escarmientos:
tú los quieres crecer si los olvidas.