Parnaso español 140
El que vivo enseñó, difunto mueve,
y el silencio predica en el difunto:
en este polvo mira y llora junto
la vista cuando al púlpito le debe.
Sagrado y dulce, el coro de las nueve
enmudece en su voz el contrapunto:
faltó la admiración a todo asunto,
y el fénix que en su pluma se renueve.
Señas te dio del docto y admirable
Hortensio, tales, que callar pudiera
el nombre religioso y venerable.
La Muerte aventurara, si le oyera,
a perder el blasón de inexorable,
y si no fuera sorda le perdiera.