Parnaso español 129
Siempre, Melchor, fue bienaventurada
tu vida en tantos trances en el suelo;
y es bienaventurada ya en el cielo,
en donde sólo pudo ser premiada.
Sin ti quedó la guerra desarmada
y el mérito agraviado sin consuelo,
la nobleza y valor en llanto y duelo.
y la satisfacción mal disfamada.
Cuanto no te premiaron, mereciste,
y el premio en tu valor acobardaste,
y el excederle fue lo que tuviste.
El cargo que en el mundo no alcanzaste,
es el que yace, el huérfano y el triste:
que tú de su desdén te coronaste.