Parnaso español 099
Si enriquecer pretendes con la usura,
Cristo promete, ¡oh pálido avariento!,
por uno que en el pobre le des, ciento:
¿dónde hallarás ganancia más segura?
La desdicha del pobre es tu ventura;
su hambre y su miseria, tu sustento;
su desnudez, tus galas y tu aumento,
si socorres su afán y pena dura.
Fías de la codicia del tratante
y de la tierra y en alado pino
los tesoros al mar siempre inconstante,
y sólo dudas del poder divino,
pues su misma promesa no es bastante
a persuadir tu ciego desatino.