Parnaso español 091

Comprende la obediencia del mar, y la inobediencia del codicioso en sus afectos

(Parnaso español)

de Francisco de Quevedo


La voluntad de Dios por grillos tienes,
y ley de arena tu coraje humilla,
y, por besarla, llegas a la orilla,
mar obediente, a fuerza de vaivenes.


Con tu soberbia undosa te detienes
en la humildad, bastante a resistilla;
a tu saña tu cárcel maravilla,
rica, por nuestro mal, de nuestros bienes.


¿Quién dio al pobre y al l'haya atrevimiento
de nadar, selva errante deslizada,
y al lino de impedir el paso al viento?


Codicia, más que el Ponto desfrenada,
persuadió que, en el mar, el avariento
fuese inventor de muerte no esperada.