Parnaso español 068
Oír, ver y callad remedio fuera
en tiempo que la vista y el oído
y la lengua pudiera ser sentido
y no delito que ofender pudiera.
Hoy, sordos, los remeros con la cera,
golfo navegaré que (encanecido
de huesos, no de espumas) con bramido
sepulta a quien oyó voz lisonjera.
Sin ser oído y sin oír, ociosos
ojos y orejas, viviré olvidado
del ceño de los hombres poderosos.
Si es delito saber quien ha pecado,
los vicios escudriñen los curiosos:
y viva yo ignorante y ignorado.