Parnaso español 065
Tuya es, Demetrio, voz tan animosa:
«Agravio a mi obediencia, Dios, hiciste,
cuando tu voluntad no me dijiste,
antes que la trajera hora forzosa.
»Diera lo que me llevas, pues no hay cosa
que me quites, si no es lo que me diste:
pudiste recibir, y más quisiste
ejecutar con mano rigurosa.
»Esto, que es obediencia, yo quisiera
que fuera ofrecimiento, la alma mía
y los hijos te doy del mismo modo.
»Cobra la hacienda que otro dueño espera;
no me agravie, Señor, tu cortesía;
y, pues todo lo das, cóbralo todo.»